miércoles, 29 de abril de 2015

Mandarinas. Curando heridas del pasado

Título original:
Mandariinid (Tangerines)
Año:
2013
Fecha de estreno:
30 de Abril de 2015 
Duración:
87 min
País:
Estonia / Georgia
Director:
Zaza Urushadze
Reparto:
Lembit Ulfsak, Elmo Nüganen, Grigori Nakashidze, Misha Meskhi
Distribuidora:
Karma Films




Pocos son los temas que quedan sin una representación que recuerde sucesos que marcaron una etapa clave en la historia de la humanidad. Durante el año 1992 una provincia georgiana entra en guerra por querer independizarse de su país y ser así un estado independiente de la antigua URSS. 
Este conflicto armado que se desarrolló en el oeste de Georgia marca la ambientación de la película de Zaza Urushadze Mandarinas.



La película narra la historia de Ivo, un ciudadano de procedencia Estona que, lejos de emigrar de nuevo a su país, decide quedarse en el que había sido su hogar durante muchos años a pesar de la amenaza de una posible batalla a los pies de su casa. Ayuda a su vecino y amigo Magnus con la recolecta de Mandarinas de su huerto, por las que saca beneficio para poder sobrevivir y las cuales, en tiempos de guerra, son uno de los pocos sustentos que tienen.
La realidad de la guerra se vuelve más palpable para el protagonista cuando tras un accidente ocurrido cerca de su hogar, decide traer a su casa a dos heridos para cuidarlos, ignorando por completo que se trata de individuos de diferente bando.


Lejos de intentar abordar este conflicto bélico a modo de película de acción donde podamos apreciar de manera más clara y superficial qué efectos tiene una guerra para los países involucrados en ella –gesto que se llega a agradecer debido a la cantidad de películas bélicas que existen- el director da más protagonismo a la guerra interna de los personajes cuando tienen que vivir en un tiempo de caos, violencia y destrucción.
Es muy fácil sucumbir a la violencia. Es muy fácil no preguntarse si el odio hacia el otro bando es realmente propio o está completamente influenciado por factores externos. Tomando la casa de Ivo, el protagonista, como tierra neutral éste no lo tendrá fácil para frenar una batalla en el propio salón de su casa en el momento en el que se descubren las dos identidades de los heridos.

No hace falta ponerle un título concreto, o situarla en un tiempo y espacio exacto para darnos cuenta de que nos encontramos aquí temas universales donde los haya y que, gracias a la singularidad se puede representar una y otra vez, sin caer en la simplicidad. Prejuicios de cualquier índole que, tras conocer realmente aquello que odias te hace plantearte realmente si la diferencia es tan abismal como para no tener remordimientos a la hora de, en este caso en la película Mandarinas, matar al que había sido vecino tuyo durante toda la historia.


Diálogos sencillos, muchas veces banales, que nos recuerda qué es ser humano en tiempos donde la humanidad se pierde. Las mandarinas, aun pareciendo que no tienen el protagonismo que promete el título, no es más que un elemento simbólico para cada uno de los personajes. Mandarinas es humanidad, es libertad, es tradición. Renunciar a ellas sería renunciar a las creencias.

Con menos de hora y media de duración- aunque no es cuestión de cantidad sino de calidad, esta candidata tanto para el Oscar como para los Globos de Oro, llega  a los cines españoles el 30 de Abril

8/10

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