Cuando
uno es ajeno al mundo de los comics, suele perder de vista el importante
movimiento de fans que determinados personajes con menos cartel arrastran, y el
caso de la agente Carter es un buen ejemplo de ello. El personaje es poco
conocido por el público no comiquero, pero ha aparecido en las dos cintas del
Capitán América e incluso ha tenido su propio cortometraje, sumado al hecho de
que también tendrá su aparición en la secuela de Los Vengadores. Todo esto ante
la algarabía de los fans que adoran al personaje, pese a que (todo hay que
decirlo) ninguna de esas apariciones ha sido particularmente memorable. Lo
cierto es que Peggy Carter es tan querida que Marvel se animó a darle su
propia miniserie de 8 episodios que vino a llenar el hueco que dejó el parón de
Agents of Shield en enero y febrero, y que ha vuelto a contar con el
beneplácito de la crítica y del fanático. ¿Pero valdrá realmente la pena
dedicarle tiempo? ¿Tiene elementos que la hagan resaltar de las otras series
del sub-género que ahora también ha invadido la televisión? En las próximas
líneas, encontrarás las respuestas, sin spoilers.
Los
comics en la tv no están corriendo la misma suerte que en el cine. En nuestros
tiempos en que los grandes trabajos televisivos acercan calidad cinematográfica
a la pantalla chica, ninguna serie de superhéroes ha estado a la altura, y si
bien algunas como Arrow y The Flash han consolidado una cantidad de público
decente, la mayoría naufragan un tiempo hasta estabilizarse (Agents of Shield)
o directamente desaparecen (Constantine). Todas sufren el problema de la escasa
planificación y de la espantosa improvisación sobre la marcha que les dan un
fuerte aroma a producto menor, lo cual espanta al espectador medio que tiene
miles de opciones de las cuales elegir. Agente Carter asoma tímidamente la
cabeza en este bulto por el hecho de que tiene muy claro qué problemas va a
tratar, quienes son sus personajes y hacia donde van, por lo que no esperamos
rebuscados golpes de efecto que mantengan la atención o que intenten alargar
una trama carente de vida. Aún así, nótese que digo “tímidamente”, ya que creo
que la serie tiene un par de defectos que pueden contrarrestar suficientemente
bien sus virtudes, no permitiendo que la Agente Carter vuele a mayor altura.
Quizá
su más sonado problema es que la serie ofrece pocos momentos memorables en
cuanto a su trama principal. En la medida de que pasa el tiempo tras haberla
visto, se hace más y más difícil recordar en detalle esa trama de espionaje que
la serie intentó vendernos durante 8 capítulos; no porque fuese mala sino más
bien porque a la larga, los guionista parecen tener más claro el fondo en que
se mueven los personajes que los propios movimientos de los personajes en él.
Dicho de forma más sencilla, la trama es más rutinaria de lo que debería ser y,
pese a contados momentos, uno acaba alabando más los detalles secundarios que
decoran la serie. Aún así, no es necesario ser muy apocalíptico: la trama tiene
momentos muy inspirados y destaca mucho todo el esfuerzo para emparejarla más a
las clásicas sagas de James Bond que al estándar súper heroico, lo cual se
agradece mucho.
Las asesinas rusas: uno de los momentos más inspirados de la serie |
El
nivel de la producción es sublime y la reconstrucción de la época no tiene nada
que envidiar a la película del Capitán América, ofreciendo esta vez un mundo
más palpable y vivo incluso. El trabajo en peluquería y maquillaje habla de que
esta no es una serie de producción barata, cosa que si pueden parecernos otras
series como la de Agents of Shield y sigue resaltando la valentía de Marvel por
invertir tanto en un producto que a priori no es tan atractivo. Estéticamente,
la serie tuvo un inicio turbulento con una fotografía espantosa que
afortunadamente se fue trabajando mejor en subsiguientes capítulos para llegar
a una paleta de colores más propia del cine negro. De todas formas la serie
pasa demasiado por alto cualquier atisbo de personalidad estética y desperdicia
todo el nivel de la producción. En ese sentido, Agente Carter no se despega de
la falta de ambición en este rubro que desprende todo producto de Marvel,
característica común que, afortunadamente, la más reciente producción de la marca
(Daredevil) ha venido a destruir.
Posiblemente
el gran acierto de la serie esté en algo que veníamos anticipando: el fondo.
Agente Carter, para los distraídos, ocurre en los años 40 y trata sobre una
mujer espía, por lo cual es un terreno abonado para disparar ideas acerca de la
posición de la mujer en un mundo de hombres. Los guionistas tenían claro que de
la explotación de este punto central dependía el éxito y el rasgo distintivo de
la serie; lo que los más escépticos no
esperábamos era el tremendo talento con el que el equipo de producción trataría
el tema. Y es que ésta es la gran baza de la serie: un trabajo de guión, de
dirección, de montaje y de planificación verdaderamente fenomenal; una lluvia
de buenas ideas genialmente implementadas que buscaron que la serie nunca
esquive el bulto pero nunca se vuelva ni sentimental, ni moralista, ni
anacrónica.
El mundo de los hombres |
Otros
de los temas que se abordan con total inteligencia es el impacto del Capitán
América en la vida personal de la Agente y en el ámbito socio-cultural.
Nuevamente la serie no se anda con rodeos y deja sutilmente expresado el
carácter sexista de la construcción
mitológica del héroe americano, crítica que se hace necesariamente extensiva al
mundo del comic, al menos el de aquellos tiempos. Bien por ellos y demuestra
que Marvel da pequeños pasos arriesgados de vez en cuando, pese a que sus
productos a la larga acaban siendo siempre demasiado amables con el público.
Los
personajes de la serie llevan adelante sus papeles con esfuerzo y carisma,
aunque algunos de ellos parecen estar ahí más como guiño a los comics que otra
cosa. Tal es el caso del simpático James D’Arcy en el papel del Jarvis de carne
y hueso, mayordomo de Howard Stark (el padre del Iron Man que conocemos) que no
termina de sentirse realmente necesario en la historia y funciona, quizá, para
suplir al personaje de Howard Stark (genial Dominic Cooper) que aparece poco.
Aún así, la química de D’Arcy con nuestra proagonista nos deja los necesarios
momentos cómicos en este tipo de producciones. Hay también un conjunto de
esforzados secundarios que sirven para dar profundidad al mundo en que los
personajes están metidos y que funcionan siempre como decorado humano, ya que
la serie nunca logra profundizar en ellos con demasiado éxito. Aún así, si no
se hila demasiado fino, todo en la serie es funcional, incluso sus bondianos
enemigos y sus planes innecesariamente retorcidos tienen un encanto especial. Hay
que recordar que si algo ha caracterizado al estudio es abrazar su lado
comiquero sin mayores complejos y toda la serie respira el espíritu alegre y
relajado de las películas de Marvel, aunque el personaje de Carter sea un
personaje con muchos tintes trágicos.
El fan reconocerá a estos muchachos, el resto posiblemente no |
Y
hablando de Carter, no hay que olvidarse de ella. Hayley Atwell sabe llevar
adelante el personaje y soporta el protagonismo con mucho talento,
desparramando suficiente carisma como para encariñarte con ella. Como personaje
femenino fuerte me temo que no pasará a la historia, aunque alcanza a separarse
de las típicas “muñecas de acción” de Hollywood y logra ser un personaje
incómodo, no llega a ser verdaderamente rompedor, ya que ha faltado mucha
sensibilidad a la hora de construir el personaje. A la larga, Carter no será
más que un personaje mujer escrito como si fuera hombre y muy lejos quedará de
revolucionarios personajes femeninos de blockbuster como la Katniss Everdeen de
Los Juegos del Hambre. Si esto tiene que ver con el hecho de que ninguna mujer
escriba o dirija alguno de los capítulos, no lo sé; ahí lo dejo.
Se
puede concluir que Agente Carter es una serie que logra superar la baja vara
que dejaba Agents of Shield, y se incrusta con mayor dignidad en ese universo
que Marvel construye en cine y en tv. Si te gustan las películas de Marvel pero
no confías en sus series, puede garantizarte que disrutarás con este nuevo
producto. Es posible que si no te gustan las películas de Marvel, también
puedas disfrutarla dado que se aleja bastante de los cánones superheroicos y
tiene pergaminos extra para hacerte pasar un buen rato, aunque con cuidado ya
que esta serie sigue siendo 100% Marvel.
Ahora
parece que su éxito puede convertir esta miniserie en serie, lo cual no estoy
seguro de que sea una gran idea. De todas formas, la serie ha logrado depositar
en mí suficiente confianza como para darle una oportunidad a una hipotética
nueva temporada, aunque no queda muy claro qué es lo que tenga para contar.
Como
apunte final, el recuerdo de Capitán América por parte de Peggy Carter en esta
serie está tan conseguido que puede incluso hacer que el espectador casual
tenga deseos de ver esa película de la cual surge la relación. Si sirve de algo
mi opinión, creo que en dicha película (Capitán América, el primer vengador) la
relación no está muy bien trabajada y es posible que se lleve una buena
decepción. Esta serie supera mucho a la película de la cual sale en el aspecto
humano. Aún así, cada quien debe juzgar por sí mismo, pero avisado queda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario