X-Men: Days of Future Past
Fecha de estreno:
06 de Junio de 2014
Duración:
130 min
País:
Estados Unidos
Director:
Bryan Singer
Reparto:
Hugh Jackman, James McAvoy, Michael Fassbender, Jennifer Lawrence, Nicholas Hoult, Peter Dinklage, Ian McKellen, Patrick Stewart, Ellen Page, Shawn Ashmore, Omar Sy, Evan Peters, Halle Berry
Distribuidora:
Fox
Vuelven
los mutantes a la carga. La esperada secuela (según los usuarios de
FilmAffinity, sólo superada por Sin City 2 e Interstellar)
de la exitosa X-Men: Primera generación no ha defraudado e
incluso me atrevería a decir que, pese a que el listón estaba alto,
es posible que incluso haya podido superarlo.
Sin
duda, la franquicia está de enhorabuena, y todo pinta a que los 55
millones de dólares con los que se coronó n1º su antecesora en su
primer fin de semana de la taquilla norteamericana, podrían ser
fácilmente superados. Aquí en España fue nº2 con algo más de
tres millones, superada por muy poco por la cuarta entrega de Piratas
del caribe, pero este año no hay otro estreno que pueda hacerle
mayor frente, puesto que Maléfica se estrena la semana
anterior, así que hasta aquí lo tiene todo a favor.
Pero
dejando de lado un poco las cifras, vayamos a lo que verdaderamente
nos interesa: su calidad como película por sí misma. ¿Merece la
pena esta nueva entrega de los X-Men? Absolutamente, sí.
Aunque Matthew Vaughn, director de Primera generación ya no
continúe, tenemos a Bryan Singer al mando, el cual se encargó de
las dos primeras de la saga. Y se nota a Singer muy implicado con los
personajes y la trama.
¿Y
qué tienen que contarnos de nuevo en esta nueva película? Pues
nuevamente se han basado en un cómic de Chris Claremont llamado Days
of future past (como es el título original de la película
también), pero cambiando levemente algunos detalles para que todo
encaje en la película y con las anteriores. Así se nos introduce,
con un majestuoso y tenebroso prólogo, en una sociedad futura, donde
nuestros mutantes y los humanos que los ayudaron en sus guerras
pasadas están siendo exterminados por los Centinelas, unos seres
creados expresamente para localizarlos y destruirlos. Aparentemente
indestructibles y con la capacidad de adaptarse al adversario,
obligan a Charles Xavier, Magneto, Lobezno y los pocos mutantes
supervivientes a refugiarse en la vieja escuela. Allí, sin otra
salida, deciden arriesgarse a enviar a Logan, el único capaz de
resistir tal viaje sin perecer en el intento, a 1970 (en un futuro
muy cercano de los hechos de Primera generación) para evitar
la creación de dichos Centinelas y así acabar con la guerra antes
incluso de que comience.
Para
los fans de la saga, esta posibilidad de ver futuro y pasado en una
misma película les da la oportunidad de ver unos cuantos guiños a
personajes y hechos pasados que, en realidad, aún no han ocurrido en
1970. Además, se juega con la Historia para adaptarla al mundo de
los X-Men, algo que siempre me ha parecido curioso en el cine.
Para
atar bien los cabos que suponen realizar una película en diferentes
lugares espacio-temporales, Bryan Singer consultó a James Cameron
(director de Terminator y Terminator 2 en las que ambas tienen cabida
viajes espacio-temporales) sobre las teorías de universos paralelos
y la teoría de cuerdas, con el fin de desarrollar de forma
satisfactoria la historia. De hecho, la teoría resultante en la que
finalmente se basó es la siguiente: "Hasta
que no se observa un objeto, éste en realidad no ha sucedido
todavía. El viajero en el tiempo cuya conciencia es realmente la que
viaja en el tiempo yo lo llamo El Observador, y hasta que dicho
observador pueda regresar desde donde viajó, los resultados no serán
visibles aún. Así que puede perder el tiempo en el pasado que,
hasta que vuelva de nuevo, este nuevo futuro no estará establecido.
Como resultado, tenemos una acción paralela, donde existe una
tensión subyacente, pues siempre hay algo que amenaza la conciencia
de Lobezno que podría podría devolverlo al futuro antes de tiempo y
dejar el mundo en un lugar aún más oscuro".
Así,
libre de tener que justificar dentro de la película hechos
metafísicos, se concentra en el montaje, principal impulsor de la
acción, y las historias de los personajes. El ritmo es frenético,
no hay respiro ni deseas que lo haya, pues deja tan absorto que no te
importaría que durase una hora más.
Hay
escenas para el recuerdo, cómo no, por ejemplo la que Quicksilver
(el chaval que se mueve 1500 veces más rápido de lo normal) libra
de una situación delicada a sus compañeros, pero cuanto menos
entremos en la trama para evitar spoilers y poder ir con cuanta menos
información, mejor. Siempre he defendido que al cine, cualquier
película, lo más virgen posible.
Un reparto entregado a personajes que, en su mayoría, ya ha trabajado en alguna de las otras entregas. Destacaremos pues, la novedad de Peter Dinklage, el ahora famoso Tyrion Lannister, aquí haciendo del villano de la función. Un científico con ideas hitlerianas, cambiando judíos por mutantes. Siempre es una gozada ver a Dinklage en la pantalla, su mera presencia llena la pantalla pese a su tamaño. Pero, ¿será el único villano? Dejemos el interrogante abierto.
Como
es de suponer, y como lo ha sido en toda la saga, hay siempre un
hueco para las consabidas reflexiones morales que traen consigo las
diferencias sociales. Además, ahora se le añade las del destino, la
posibilidad de poder cambiar el pasado y automarcarse el camino a
seguir. Esto siempre se puede utilizar como excusa para novias,
parientes o demás gente que quieras que te acompañe a verla pero
sea un tanto reticente a ver una película “basada en cómics” o
“de mutantes luchando y tal”. Pero, lo que de verdad nos importa
a los que la esperábamos, es que se nos entrega el espectáculo
prometido y de forma muy satisfactoria. No necesitas saber más.
8,5/10
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