Welcome to New York
Año:
2014
Fecha de estreno:
17 de mayo de 2014 (VOD)
Duración:
124 min
País:
Estados Unidos
Director:
Abel Ferrara
Reparto:
Gérard Depardieu, Jacqueline Bisset, Eddy Challita, John Patrick Barry, Drena De Niro, Amy Ferguson, Paul Calderon
Distribuidora:
Vértigo
Abel Ferrara siente pasión por los
personajes sumidos en un festival de autodestrucción. Ésa ha sido
una constante en su cinematografía plagada de adictos en todas sus
vertientes. Welcome to New York, su
último trabajo hasta la fecha, se basa en los hechos de escándalo
sexual protagonizados por el ex presidente del FMI Dominique Strauss
Kahn. Para la película se ha optado por nombrar al personaje de otra
manera pero cualquiera que haya seguido el caso comprobará la
horrible fidelidad a dichos hechos excepto -para hacer la historia
más atractiva, si cabe- a la acusación de violación en sí. Porque
Strauss Kahn quedó libre, según la versión oficial, por
incongruencias en la acusación. En la realidad, quizá nunca sepamos
si llegó a abusar de la empleada del hotel, en cambio, en la
película, Ferrara no se corta en mostrarnos esos abusos.
Al
director estadounidense le interesa presentar a su personaje, aquí
llamado Deveraux y encarnado por un inmenso -literalmente- Gérard
Depardieu, como un depravado sexual. La escena de intento de
violación es sólo un granito de arena más en la enfermedad de
Deveraux. Un hombre adicto al sexo. Como el Fassbender de Shame
pero sin avergonzarse de esa condición. Desde el minuto uno, se nos
introduce en el mundo descontrolado de Deveraux, un millonario y
poderoso hombre que intenta sobornar a los demás a base de mujeres
despampanantes. Su vida se resume en juergas y orgías, prostitutas
mediante. Ferrara incide en ese ambiente sórdido de pulsiones
sexuales, sin ambages, con escenas violentas de sexo explícito. Así
ocurre durante los primeros instantes del filme, hasta que Deveraux
en una habitación de hotel obliga a una asistenta a mamársela.
La
trabajadora del hotel puso una denuncia enseguida contra el magnate
francés que, por encontrarse en suelo americano, no pudo
aprovecharse de la condición de “inmunidad diplomática”. Éste
asunto legal le da la excusa perfecta a Ferrara para adentrarse en la
psicología de un hombre influyente, que se creía inmune al mundo
aunque no fuera capaz de mantener el pajarito encerrado. Deveraux
vive muy a gusto inmenso en su propio infierno. No quiere salir de
ese entorno marcado por el desenfreno, las bacanales y las mujeres
desnudas. Adicto a este estilo de vida, cuando debe enfrentarse al
juicio, todo comienza a desmoronarse. Es entonces cuando aparece en
pantalla, para apoyarle, su mujer interpretada por Jacqueline Bisset.
Depardieu y Bisset se marcan un duelo interpretativo de altura cuando
ambos comparten escenas, convirtiendo estas partes en lo mejor de la película. Magnífica reflexión sobre qué conlleva
compartir tu vida con un irredento perenne.
Welcome to New York
no está impregnada de ese aura de decadencia tan adscrita a la
filmografía de Ferrara. No al menos en su estilo visual. Aquí no
nos encontramos una fotografía sucia ni una ambientación lúgubre
para remarcar la degradación del personaje principal, no. En esta
película el atormentado protagonista es el motor desencadenante de
una turbulenta historia. Un Depardieu sin complejos se hace dueño y
señor de la función mientras vamos conociendo de forma paulatina la
“enfermedad” de un personaje difícil, incómodo e impuro -y sin
ganas de purificarse. Un ejercicio cinematográfico interesante que
te revuelve las tripas sobre todo porque sabes que su truculencia se
inspira en un hecho real pero que carece de otros estímulos más
allá del morbo. De hecho, Strauss Kahn pretende demandar a Ferrara
por difamación; suponemos que fundamentándose, en especial, en la
dichosa escena del hotel.
6/10
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