lunes, 19 de mayo de 2014

Welcome to New York. Sin-vergüenza.

Título original:
Welcome to New York
Año:
2014
Fecha de estreno:
17 de mayo de 2014 (VOD)
Duración:
124 min
País:
Estados Unidos
Director:
Abel Ferrara
Reparto:
Gérard Depardieu, Jacqueline Bisset, Eddy Challita, John Patrick Barry, Drena De Niro, Amy Ferguson, Paul Calderon
Distribuidora:
Vértigo

Abel Ferrara siente pasión por los personajes sumidos en un festival de autodestrucción. Ésa ha sido una constante en su cinematografía plagada de adictos en todas sus vertientes. Welcome to New York, su último trabajo hasta la fecha, se basa en los hechos de escándalo sexual protagonizados por el ex presidente del FMI Dominique Strauss Kahn. Para la película se ha optado por nombrar al personaje de otra manera pero cualquiera que haya seguido el caso comprobará la horrible fidelidad a dichos hechos excepto -para hacer la historia más atractiva, si cabe- a la acusación de violación en sí. Porque Strauss Kahn quedó libre, según la versión oficial, por incongruencias en la acusación. En la realidad, quizá nunca sepamos si llegó a abusar de la empleada del hotel, en cambio, en la película, Ferrara no se corta en mostrarnos esos abusos.


Al director estadounidense le interesa presentar a su personaje, aquí llamado Deveraux y encarnado por un inmenso -literalmente- Gérard Depardieu, como un depravado sexual. La escena de intento de violación es sólo un granito de arena más en la enfermedad de Deveraux. Un hombre adicto al sexo. Como el Fassbender de Shame pero sin avergonzarse de esa condición. Desde el minuto uno, se nos introduce en el mundo descontrolado de Deveraux, un millonario y poderoso hombre que intenta sobornar a los demás a base de mujeres despampanantes. Su vida se resume en juergas y orgías, prostitutas mediante. Ferrara incide en ese ambiente sórdido de pulsiones sexuales, sin ambages, con escenas violentas de sexo explícito. Así ocurre durante los primeros instantes del filme, hasta que Deveraux en una habitación de hotel obliga a una asistenta a mamársela.

La trabajadora del hotel puso una denuncia enseguida contra el magnate francés que, por encontrarse en suelo americano, no pudo aprovecharse de la condición de “inmunidad diplomática”. Éste asunto legal le da la excusa perfecta a Ferrara para adentrarse en la psicología de un hombre influyente, que se creía inmune al mundo aunque no fuera capaz de mantener el pajarito encerrado. Deveraux vive muy a gusto inmenso en su propio infierno. No quiere salir de ese entorno marcado por el desenfreno, las bacanales y las mujeres desnudas. Adicto a este estilo de vida, cuando debe enfrentarse al juicio, todo comienza a desmoronarse. Es entonces cuando aparece en pantalla, para apoyarle, su mujer interpretada por Jacqueline Bisset. Depardieu y Bisset se marcan un duelo interpretativo de altura cuando ambos comparten escenas, convirtiendo estas partes en lo mejor de la película. Magnífica reflexión sobre qué conlleva compartir tu vida con un irredento perenne.


Welcome to New York no está impregnada de ese aura de decadencia tan adscrita a la filmografía de Ferrara. No al menos en su estilo visual. Aquí no nos encontramos una fotografía sucia ni una ambientación lúgubre para remarcar la degradación del personaje principal, no. En esta película el atormentado protagonista es el motor desencadenante de una turbulenta historia. Un Depardieu sin complejos se hace dueño y señor de la función mientras vamos conociendo de forma paulatina la “enfermedad” de un personaje difícil, incómodo e impuro -y sin ganas de purificarse. Un ejercicio cinematográfico interesante que te revuelve las tripas sobre todo porque sabes que su truculencia se inspira en un hecho real pero que carece de otros estímulos más allá del morbo. De hecho, Strauss Kahn pretende demandar a Ferrara por difamación; suponemos que fundamentándose, en especial, en la dichosa escena del hotel. 

6/10 

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