Título original:
Fatima
Año:
2015
Fecha de estreno:
3 de Junio de 2016
Duración:
79 min
País:
Francia
Director:
Philippe Faucon
Reparto:
Soria
Zeroual, Zita Hanrot, Mehdi Senoussi, Franck Andrieux, Yolanda Mpele
Distribuidora:Surtsey Films
Finalmente llega a la
cartelera la gran ganadora de la última edición de los Premios César, el más
importante galardón de la industria cinematográfica francesa, “Fátima” una
historia de una familia árabe de inmigrantes que intenta sobrevivir a los
avatares que le presenta una vida en el corazón de un país sumido en el miedo y
el odio, a causa de la histeria sobre el terrorismo. Es la segunda vez que el
director aborda el tema de la falta de integración de los inmigrantes árabes,
sólo que en 2011, con “La Desintegración”, se metía de lleno en el terrible
mundo del terrorismo, poniendo sobre la mesa verdades nada cómodas para el público
francés. Hoy en plena efervescencia de esa “cuestión musulmana”, tanto aquella
película como la sólida propuesta que analizamos hoy, se antojan muy importantes
para entender el complejo mundo en el que estamos viviendo, lejos de las
cruzadas occidentales contra el mal que nos venden día a día.
Fátima es una madre
que ha trabajado toda su vida para darle a sus hijas lo mejor, entendiendo por
mejor, ese futuro que promete la sociedad occidental para los que estudian y
los que trabajan, ese “futuro” como promesa de integración a la sociedad. En
cambio, ella siempre será una “paria”, aquella que se dedica a limpiar casas y
oficinas de gente más exitosa, aquella que tiene el camino hacia la felicidad
completamente cerrado (“aprenderé a gritar de felicidad viendo a mi hija”, dice
ella probando que ahora sólo vive para ellas). Sus hijas son muy diferentes
entre sí. La más grande es estudiante de medicina y muy decidida a corresponder
a todos los sacrificios de su madre, mientras que la más chica, ha conocido la
parte más caótica de la vida occidental y se niega a seguir el camino que el
esfuerzo de su madre le traza en busca de libertad que Fátima no logra
comprender.
La verdadera riqueza
de la película no es sólo lo bien plasmado que está esa sociedad francesa desintegrada
y llena de contradicciones, sino que también se da tiempo para delinear
personajes y situaciones llenas de claroscuros. No hay un planteo fácil de
buenos trabajadores árabes contra mala sociedad etnocentrista, sino que muestra
también esa tendencia de la comunidad árabe a cerrarse sobre sí misma, y a la
propia Fátima tratando de armonizar lo que aprende de este mundo nuevo y sus
ideales tradicionales, dos elementos que no podrían ser más contradictorios. El
rechazo que sufre la protagonista no sólo viene de parte de los franceses, sino
también de los propios que ven mal la libertad que les da a sus chicas para
volar libres en ese entorno desconocido y hostil. Pero tampoco Fátima es una
mártir, pues también tiene sus fobias y sus manías, que le hacen imposible
notar lo presionada que está su hija mayor ni lo compleja que puede ser la
psicología de su hija menor, la que continuamente acaba sufriendo la odiosa
comparación con su hermana.
La pega que puede
ponérsele a la cinta es que puede ser exageradamente insegura a la hora de
confiar en las situaciones que va presentando, filmadas con prodigiosa
naturalidad, y se siente obligada a usar el guión más de una vez como conductor
de las ideas que quedaban bastante clara. Así, puede caer en un guion demasiado
expositivo, que aun así guarda muchas ideas que se desprenden constantemente de
las actitudes de los personajes.
Fátima es una gran película
y una necesaria reflexión sobre “el otro” dentro de las sociedades occidentales.
El valioso aporte de un director cada vez más comprometido con estos temas y
del que no podemos dejar de esperar su próxima cinta.
6,5/10
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