miércoles, 22 de junio de 2016

Un hombre de altura. Debajo un botón tontón ♫♪♫

Título original:
Un homme à la hauteur
Año:
2016
Fecha de estreno:
22 de junio de 2016
Duración:
98 min
País:
Francia 
Director:
Laurent Tirard
Reparto:
Jean Dujardin, Virginie Efira, Cédric Kahn, César Domboy, François-Dominique Blin, Eléa Clair, Adonis Danieletto
Distribuidora:
A Contracorriente


Laurent Tirard se ha ganado cierta fama como cineasta en el terreno de la comedia pero, sobre todo, de las adaptaciones literarias. Suyas son las películas del Manolito Gafotas francés El pequeño Nicolás o una de las secuelas de los incombustibles personajes de Goscinny, Astérix y Obélix: Al servicio de su majestad. Siguiendo por el sendero de la comedia y de los romances -que ya poblaran sus inicios en el cine-, Tirard se lanza a adaptar un éxito de la cinematografía argentina reciente: Corazón de león de Marcos Carnavale, traducido en Un hombre de altura, manteniendo la misma naturaleza de una complicada relación entre una mujer abogada y guapa y un apuesto arquitecto... de tan sólo 1,35 metros.

Desde el embrión de la película, el director y su equipo tuvieron claro en quién recaería el papel masculino. Para el femenino, la escogida finalmente fue Virginie Efira, una presentadora de televisión reconvertida a actriz desconocida para el público español pero versada en comedias tanto en Francia como en su Bélgica natal. La elección de Dujardin se debe a su estatus de sex symbol francés, un tipo famoso y con carisma al que sorprende ver en un papel así que, además, se aleja del género de comedias estrambóticas donde suele participar (Brice de Nice, OSS 117). Que Un hombre de altura bien podía haber elegido la senda de lo políticamente incorrecto y hacer sangre (y humor negro) de un romance descompensado en centímetros, en cambio, la opción es muy francesa, apostando por la simpatía de los personajes y su relación agridulce y marcada por los complejos y la vergüenza.


En realidad, la comedia viene dada por los personajes secundarios, como la secretaria bocachancla o los padres de ella, dado lo chocante -en la sociedad de los prejuicios- de una relación entre un hombre diminuto y una mujer -de estatura estándar- hermosa. Así, se suceden los chistes tontainas o gags visuales referentes a su altura, construidos sobre una base de ranciedad y obviedad que le restan cualquier tipo de inteligencia. La esencia de la película se ha repetido en el universo cinematográfico hasta la saciedad: un amor entre dos personas muy diferentes pero abocadas a acabar juntas porque el amor es más fuerte que el orgullo, los complejos o las adversidades.

La película, más allá de su simpleza argumental y estructural de dramedia de manual, encierra una complejidad técnica debido a las características físicas de uno de los personajes principales. A veces, bien salvado pero, la tónica general cuando Dujardin y Efira comparten plano es disforme; las proporciones se notan falseadas, en especial, si fijamos la atención en el busto de él. Y es que, dado su tendencia a representar a galanes, resulta raro acostumbrarse a un Dujardin en miniatura.


Si nos quedamos en la superficie del mensaje, Un hombre de altura se permite, como tantas películas tontorronas del género en el cual se engloba, hacer moralejas. Su protagonista es un marginado social (por su físico porque se trata de un tipo rico y atractivo) cuyo amor enseña a una mujer a superar los juicios de terceras personas y dar rienda suelta a su pasión. Al fin y al cabo, Un hombre de altura acaba siendo una comedia romántica más, sin la profundidad de otras francesadas contemporáneas como No es mi tipo, con un resultado tan indoloro como olvidable.  

4/10 

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