Llegamos a la última de
las crónicas de nuestro paso por el 18º Festival de Cine Alemán
de Madrid.
Tras la inauguración con
Fukushima,
mon amour y los repasos al 2º,
3º
y 4º
día, hoy nos toca volver la vista a Herbert, el
documental B-Movie: Lust & Sound in West-Berlin 1979-1989
la proyección especial de la versión restaurada de Las tres
luces con música en directo.
Herbert,
de Thomas Stuber, cuenta el ocaso de un ex-campeón de boxeo de la
Alemania de Este, que al retirarse se ve forzado a trabajar cobrando
deudas y haciendo otros trapicheos diversos. Pero todo esto cambiará
cuando se le diagnostique una esclerosis
lateral amiotrófica (ELA), enfermedad terminal que le va degenerando
sus motoneuronas, provocando parálisis muscular progresiva.
Aquí, el boxeador se tomará la lucha contra la enfermedad como otro
combate más, mientras que intenta en cierta medida recuperar el
tiempo perdido con su hija y su nieta.
Es
verdad que justamente esto último ya era tratado de mejor manera en
El
luchador
de Aronofsky, pero ahí está el buen hacer de Peter Kurth para
sacarse un protagonista muy veraz y convincente. En cuanto al drama
de su enfermedad, no aporta gran cosa que la diferencie de otras
películas de enfermedades terminales, pero sí impone un poco ver a
un personaje de tan corpulento cuerpo ir perdiendo progresivamente el
control del mismo. Para mi gusto lo mejor logrado son las relaciones
personales con los pocos amigos que tiene Herbet, el tatuador y esa
persona especial que no llega a ser novia pero hace las veces de.
B-Movie:
Lujuria y música en Berlín Occidental 1979-1989 (Lust & Sound
in West-Berlin 1979-1989) es
un documental muy ameno y único para acercarse a esa movida
berlinesa a la que el Festival alemán dedicó una sección.
Lamentablemente este es el único film al que hemos podido asistir de
dicho ciclo, pero ha sido suficiente para empaparnos de su música
punk y ese clima de “noche que no acaba” bastante marcado. En
todo momento estamos conducidos por Mark Reeder, un músico de
Manchester que se traslada a Berlín, precisamente atraído por su
música y movimientos socioculturales. No faltan a la cita grandes
del momento como David Bowie, Christina F. Nick Cave o una joven
Tilda Swinton que aparece de forma anecdótica. Es curioso como se
juega con el título en el cartel, el Lust & Sound (lujuria y
música) pasan con un simple cambio de letras por el Lost & Found
(perdido y encontrado), que podría ser perfectamente el recorrido
emocional del propio Reeder durante el documental y todo ese mundo
aparentemente caótico que se acabó convirtiendo para él en uno de
esos grandes momentos que no olvidaría y le formarían como persona.
Una buena recomendación para interesados en el tema.
Y
para finalizar por nuestra parte, nada mejor que cerrar con esa joya
que pudimos ver, en nuestro caso por primera vez y encima en pantalla
grande, del gran Fritz Lang, una versión restaurada de Las
tres luces (Der müde tod),
recuperando el color original, eliminando imperfecciones de la imagen
y con la música en directo de DJ francés Raphael
Marionnaud.
Fiel reflejo del expresionismo alemán, la romántica visión de la
muerte y el amor se conjugan en la película de Lang con una
fotografía sublime. ¿La premisa? Una muchacha retará ala mismísima
muerte para recuperar a su amado, recién arrebatado. La muerte le
enseña la sala de las velas, las vidas de todas las personas que,
cuando se apagan, van al mundo de los muertos; y la reta a salvar una
de las tres vidas que están a punto de apagarse. Su gana a la
muerte, entonces ésta le devolverá la vida de su amado.
Cada
una de estas tres velas se corresponde a un lugar y época distinto,
cambiando la película a conveniencia la tipografía de los rótulos
según si la historia transcurre en Oriente, en la Italia
Renacentista o en la China imperial (todo un detalle), lo que da una
buena pista de hasta qué punto está trabajado cada detalle en Las
tres luces.
Incluso hay lugar para el humor, pues la historia que se desarrolla
en el imperio asiático está tratada con bastante comicidad, para
quitar solemnidad a tanta historia funesta. Además, hay que decir
que la música de Raphael Marionnaud estuvo muy trabajada y cuidada
para que funcionase al dedillo en cada escena, un gran
acompañamiento. Es todo un lujo poder descubrir estas joyas del cine
de esta manera.
No
queremos terminar sin antes dejar nuestro TOP particular de
recomendaciones:
- Las tres luces
- Fukushima, mon amour
- En la casa de las telarañas
- Ha vuelto
- B-Movie: Lujuria y música en Berlín Occidental 1979-1989
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