Me and Earl and the Dying Girl
Año:
2015
Fecha de estreno:
09 de octubre de 2015
Duración:
104 min
País:
Estados Unidos
Director:
Alfonso Gomez-Rejon
Reparto:
Thomas Mann, RJ Cyler, Olivia Cooke, Nick Offerman, Connie Britton, Molly Shannon, Jon Bernthal
Distribuidora:
Fox
Cuando una película consigue perdurar
en tu memoria mucho tiempo tras haberla visto. Cuando una película
consigue hacerte reír a carcajadas y emocionarte hasta la lágrima.
Cuando sientes reales los personajes de una película y te conmueven
sus historias. Cuando la banda sonora se repite una y otra vez en tu
cabeza. Cuando los planos y movimientos de cámara te transmiten
sentimientos. Cuando unos diálogos logran ser ingeniosos, divertidos
y tristes sin resultar impostados. Cuando sabes que la volverías a
ver mil veces y no perdería un ápice de frescura ni de calado
emocional. Cuando todo eso ocurre, sabes que estás ante una de las
elegidas. Una película que pasa de manera inmediata a tu lista de
favoritas, de imprescindibles. Yo, él y Raquel
tiene todas las papeletas para entrar en esa lista.
¿Por
qué? Porque a pesar de su apariencia de simple viaje iniciático
hacia la madurez -ese tema tan recurrente en el cine y en la
literatura-, Yo, él y Raquel
(una fea aunque entendible traducción del título original Me
and Earl and The Dying Girl, con tal de mantener la rima) argumenta su discurso y su envoltorio con rasgos distintivos. Como
ocurriera en Las ventajas de ser un marginado
o en Bajo la misma estrella,
basa su fuerza en la construcción de unos personajes atrayentes,
cautivantes. Mordaz, con un humor negruzco, ingenioso, honesto y muy
inteligente -rasgos similares al Gus de Ansel Elgort-, Greg es el
protagonista de esta historia. La historia de su último año en el
instituto y cómo dejó de ser invisible para pasar el peor año de
su vida. Toda una declaración de intenciones por parte del personaje
que se presenta a sí mismo como un automarginado, alérgico a la
palabra amigo, alguien
que quiere pasar desapercbibido en el instituto sin pertenecer a
ningún grupo, y tratando de llevarse bien con todos. Sólo tiene a
Earl, a quien él llama compañero de trabajo porque se dedican a
reinventar películas famosas. Está escribiendo su historia, la
historia de ese último año y cómo entabló amistad, una amistad
condenada, con Rachel, una chica diagnosticada con leucemia.
Aprovechando
esto, la película está estructurada en distintos capítulos de
títulos hilarantes. La comicidad de dichos títulos es sólo el
aperitivo antes de degustar una dramedia impregnada de frescura,
naturalidad y ligereza de la acción. La resolución de los diálogos,
ingeniosos y con chispa, balancean el tema hacia la comedia durante
su mayor parte del tiempo aunque el fantasma de la muerte planee
sobre la chica. Y esto no significa frivolizar la muerte, nos
encontramos ante una película de humor excéntrico -a lo The
Royal Tenenbaums- que mesura sus
elementos de drama, para tocar la fibra sensible cuando corresponda.
El
cuasi debutante Alfonso Gomez-Rejon dota de su personalidad a la
cinta que se ha convertido en la sensación indie del año desde que
en enero ganara los premios del público y del jurado en Sundance.
Gomez-Rejon no oculta sus pretensiones cools
en cuanto a la estética, los planos "imposibles" y los
graciles movimientos de cámara. Si a esto le unimos la excentricidad
y el patetismo de sus personajes, no resulta en vano la comparación
con Wes Anderson. Estos personajes viven gracias a las magistrales
interpretaciones de su joven reparto, encabezados por un adorable
Thomas Mann (Project X) como
Greg, un sorprendente RJ Cyler en su debut cinematográfico como Earl
y una dulce y frágil Olivia Cooke (Ouija)
como Rachel, the dying girl.
Abrazados
a la ternura despedida por Yo, él y Raquel,
acompañamos a Greg en su trayecto hacia el crecimiento personal
durante menos de un año. En este tiempo, se producirá en él un
cambio de actitud, aprendiendo de Rachel, asomando su cabeza a un
mundo hasta ahora autobloqueado para no acabar herido emocionalmente,
cuando sentía las ventajas de ser un marginado. Y en este viaje
agridulce, el espectador se queda con un poso final de conmoción.
Gomez-Rejon ha logrado una implicación espectador-personajes en su
reflejo de la adolescencia que también funciona como ejercicio
nostálgico para el público más adulto. Y cómo no mencionarlo, también es un
homenaje al cine de autor personificado en las descacharrantes e
inventivas parodias de Greg y Earl. Harán las delicias de los más
cinéfilos- nada más y nada menos que 42 títulos parodiados.
9/10
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