Título original:
The last witch hunter
Año:
2015
Fecha de estreno:
30 de Octubre de 2015
Duración:
106 min
País:
Estados Unidos
Director:
Breck Eisner
Reparto:
Vin Diesel, Rose Leslie, Elijah Wood, Michael Caine, Ólafur Darri Ólafsson, Joseph Gilgun, Julie Engelbrecht, Rena Owen, Lotte Verbeek
Distribuidora:
eOne
La
faceta de tipo duro de Vin Diesel la conocemos ya bastante bien.
Desde la saga Fast & Furious,
Riddick o
XXX han
dado buena rienda de sus dotes para las películas de acción. Lo que
quizás no conocíamos tanto es su lado más “friki”, menos
convencional. Y es que ahí donde lo ven, el señor Mark Sinclair
Vincent (como figura en la partida de nacimiento) es un asiduo
jugador del Dugeons & dragons.
Más de veinte años donde le ha dado tiempo hasta de hacerse un
tatutaje con su nombre de jugador (Melkor). Hasta tiene una compañía
de videojuegos: Tigon Studios. Y digo esto porque esta afición ha
sido la causante de que se involucre en El
último cazador de brujas, para vivir
más de cerca eso de “cazar brujas”.
Puede
parecer sorprendente en los tiempos que corren, pero la película NO
está basada en un libro, cómic ni nada parecido, surge enteramente
de la mente de Cory Goodman (guionista de El
sicario de Dios). Esto, independiente
de los resultados, ya es de aplaudir. El intento de crear mundos
nuevos y no tirar de los ya creados merece su reconocimiento. Ahora,
parece que había cierta prisa por contar las cosas, como si el
espectador fuera a aburrirse si no se metía pronto la trama en la
acción, y queda la sensación de que se pasa por ese universo
bastante superficialmente, sin indagar lo necesario para encandilar.
No interesan los detalles, no se busca dar vida a los personajes...
se tira de estereotipos para así ir más rápido a la carnaza, al
espectáculo. Y claro, así nos queda una película vacua y
estruendosa, de pocos matices.
La trama nos cuenta la historia de Kaulder (Vin Diesel), un cazador de brujas que, justo cuando consigue dar muerte a la Reina Bruja que ha desatado la Peste Negra, ésta le maldice con la vida eterna, para que nunca tenga descanso y no se reencuentre con mujer e hija fallecidas. 800 años después, ya en la supuesta actualidad, el mundo los humanos conviven con las brujas, que se mantienen en secreto en un pacto tácito de convivencia. Pero no tardará en surgir un hechicero poderoso que pretende revivir a la Reina Bruja...
Y
repito, es una pena, porque se nota que en el guión debe haber más
historia (lo que huele a segunda parte), pero también es el riesgo
que se corre al elegir a un director con una filmografía tan
mediocre como la de Breck Eisner (Sahara
y el remake de The crazies).
O quizás los problemas vengan de producción, que se insta a
realizar un producto de fácil digestión. El caso es que sí,
entretener entretiene, pero lo mismo que dura en la mente. A duras
penas. Y ni el carisma de Diesel o la presencia de Michael Caine aka
hago de nuevo de Alfred, el mayordomo de Batman, pero cambio de
nombre. Y, por raro que parezca esta dupla, los dos actores mantienen
una buena amistad fuera de las cámaras, ya que ambos son “de la
calle” como se dice. Ninguno estudió en una academia de cine o
similares.
Brujas
malvadas, otras buenas, conjuros, peleas, parafernalia, Isaac de
Bankolé por ahí en medio, Elijah Wood parece que se perdió buscando La comarca... Visualmente no luce mal, pero la
historia, al menos lo que se nos muestra, suena a déjà vu (y con giro final de traca). La
típica que elegirás para matar la tarde del domingo, para
desconectar de tus problemas, y el lunes no te acordarás ni cómo se
llamaba el protagonista. Se puede decir, pues, que, aunque raspadito, cumple su función. Eso sí, en cuanto empiecen los créditos finales salgan corriendo, o tendrán que escuchar la horrorosa versión de 'Paint it black' de Ciara.
6/10
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