jueves, 29 de octubre de 2015

El último cazador de brujas. Las prisas no son buenas.


Título original:
The last witch hunter
Año:
2015
Fecha de estreno:
30 de Octubre de 2015 
Duración:
106 min
País:
Estados Unidos
Director:
Breck Eisner
Reparto:
Vin Diesel, Rose Leslie, Elijah Wood, Michael Caine, Ólafur Darri Ólafsson, Joseph Gilgun, Julie Engelbrecht, Rena Owen, Lotte Verbeek
Distribuidora:
eOne


La faceta de tipo duro de Vin Diesel la conocemos ya bastante bien. Desde la saga Fast & Furious, Riddick o XXX han dado buena rienda de sus dotes para las películas de acción. Lo que quizás no conocíamos tanto es su lado más “friki”, menos convencional. Y es que ahí donde lo ven, el señor Mark Sinclair Vincent (como figura en la partida de nacimiento) es un asiduo jugador del Dugeons & dragons. Más de veinte años donde le ha dado tiempo hasta de hacerse un tatutaje con su nombre de jugador (Melkor). Hasta tiene una compañía de videojuegos: Tigon Studios. Y digo esto porque esta afición ha sido la causante de que se involucre en El último cazador de brujas, para vivir más de cerca eso de “cazar brujas”.


Puede parecer sorprendente en los tiempos que corren, pero la película NO está basada en un libro, cómic ni nada parecido, surge enteramente de la mente de Cory Goodman (guionista de El sicario de Dios). Esto, independiente de los resultados, ya es de aplaudir. El intento de crear mundos nuevos y no tirar de los ya creados merece su reconocimiento. Ahora, parece que había cierta prisa por contar las cosas, como si el espectador fuera a aburrirse si no se metía pronto la trama en la acción, y queda la sensación de que se pasa por ese universo bastante superficialmente, sin indagar lo necesario para encandilar. No interesan los detalles, no se busca dar vida a los personajes... se tira de estereotipos para así ir más rápido a la carnaza, al espectáculo. Y claro, así nos queda una película vacua y estruendosa, de pocos matices.

La trama nos cuenta la historia de Kaulder (Vin Diesel), un cazador de brujas que, justo cuando consigue dar muerte a la Reina Bruja que ha desatado la Peste Negra, ésta le maldice con la vida eterna, para que nunca tenga descanso y no se reencuentre con mujer e hija fallecidas. 800 años después, ya en la supuesta actualidad, el mundo los humanos conviven con las brujas, que se mantienen en secreto en un pacto tácito de convivencia. Pero no tardará en surgir un hechicero poderoso que pretende revivir a la Reina Bruja...


Y repito, es una pena, porque se nota que en el guión debe haber más historia (lo que huele a segunda parte), pero también es el riesgo que se corre al elegir a un director con una filmografía tan mediocre como la de Breck Eisner (Sahara y el remake de The crazies). O quizás los problemas vengan de producción, que se insta a realizar un producto de fácil digestión. El caso es que sí, entretener entretiene, pero lo mismo que dura en la mente. A duras penas. Y ni el carisma de Diesel o la presencia de Michael Caine aka hago de nuevo de Alfred, el mayordomo de Batman, pero cambio de nombre. Y, por raro que parezca esta dupla, los dos actores mantienen una buena amistad fuera de las cámaras, ya que ambos son “de la calle” como se dice. Ninguno estudió en una academia de cine o similares.

Brujas malvadas, otras buenas, conjuros, peleas, parafernalia, Isaac de Bankolé por ahí en medio, Elijah Wood parece que se perdió buscando La comarca... Visualmente no luce mal, pero la historia, al menos lo que se nos muestra, suena a déjà vu (y con giro final de traca). La típica que elegirás para matar la tarde del domingo, para desconectar de tus problemas, y el lunes no te acordarás ni cómo se llamaba el protagonista. Se puede decir, pues, que, aunque raspadito, cumple su función. Eso sí, en cuanto empiecen los créditos finales salgan corriendo, o tendrán que escuchar la horrorosa versión de 'Paint it black' de Ciara.

6/10

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