lunes, 26 de octubre de 2015

El otro terror: 10 slashers a reivindicar



Se acerca Halloween y a muchos cinéfilos nos gusta sentarnos en la penumbra de nuestro salón a disfrutar de buen cine de terror. Muchos son los "subgéneros" adscritos a él -gore, posesiones, exorcismos, vampiros, etc.- y, puestos a elegir nuestro favorito, nos quedamos con el slasher, definido con la presencia de un asesino que, sin piedad y de manera violenta, se va cargado a los personajes -normalmente suelen ser (post)adolescentes. Varios estudiosos apuntan a La noche de Halloween (John Carpenter - 1978) como la precursora del subgénero, aunque también nombren Psicosis (Alfred Hitchcock - 1960) o El fotógrafo del pánico (Michael Powell -1960) como referentes. Lo cierto es que durante la década de los ochenta, el slasher vivió un momento de esplendor con Halloween, Viernes 13 (Sean S. Cunningham - 1980) y Pesadilla en Elm Street (Wes Craven – 1984) como los títulos más representativos que, además, dieron lugar a numerosas secuelas. A mediados de los noventa, el propio Wes Craven revitalizó el subgénero gracias a Scream (1996) con la autoreferencia como estandarte. A raíz de ello, surgieron franquicias como Sé lo que hicisteis el último verano (Jim Gillespie – 1997), Leyenda Urbana (Jamie Blanks – 1998) o Destino Final (James Wong – 2000).


El género ha ido evolucionando y algunos autores han redefinido las reglas del juego -sin ir más lejos, el asesino de Destino Final es un ente sin cuerpo- por lo que los límites del slasher, a veces, se difuminan y no podemos ceñirnos a una definición clásica per se. Todo este rollo introductorio sólo ha servido para mentar alguna de las películas más significativas del género. Pero, si sois amantes del cine de terror, damos por sentado que las más míticas ya las habéis visto y habéis venido buscando otros títulos con los que saciar vuestra enfermiza mente hambrienta de sangre, vísceras y asesinatos originales. Por eso, os vamos a recomendar diez películas que, a nuestro juicio, merecen ser reivindicadas por ser menos conocidas entre el gran público, aunque quizá tú, enfermo de lo sanguinoliento, ya las hayas visto todas. Estamos abiertos a sugerencias y reproches. Sin más, tras el salto, nuestras diez elegidas.


TÚ ERES EL SIGUIENTE (Adam Wingard – 2011)

Empezamos con la película más moderna que podréis encontraren nuestra lista. En la línea de The cabin in the woods o Tucker & Dale vs. Evil (ésta última un slasher subversivo muy, muy disfrutable), Tú eres el siguiente se viste de comedia gore con ese aporte fresco a los tópicos del subgénero de "invasiones caseras". Unos asesinos enmascarados atacan la casa donde una familia está celebrando una tranquila cena. Entonces, Erin se erige en la heroína, en esa chica final tan característica del slasher, haciendo frente a sus atacantes de mil maneras -y a cada cual más ingeniosa. Para pasar un momento sangriento, violento y divertido. Si quieres, puedes leer mi crítica en Filmaffinity.



COLD PREY (Roar Uthaug – 2006)

Desde la fría Noruega, nos llegaron Cold Prey y sus dos secuelas. Aunque no ofrece nada nuevo al género, con ella descubrimos el carácter más oscuro de nuestros colegas del norte. Un grupo de jóvenes se van a pasar unos días a las nevadas montañas. Un accidente, en el que uno de ellos se rompe una pierna y se la arreglan con superglue (true story), hace que se refugien en un caserón abandonado. Pronto serán el objeto de deseo de un psicópata con un hacha, un tipo con un pasado traumático que busca venganza. Y cómo no, en esta saga tenemos también una flamante heroína, la única capaz de plantar cara al asesino.


LA CASA DE CERA (Jaume Collet-Serra – 2005)

Abrimos spoiler mortal: Quizá lo mejor de La casa de cera sea la muerte de la insoportable Paris Hilton. La película empieza con lentitud pero, si tienes paciencia, te encontrarás un frenético ejercicio de survival movie protagonizado por unos guapos pre-adultos que acaban atrapados en una ciudad cuyo mayor atractivo es un museo de cera. No sólo la muerte de la Hilton impresiona, si no que la película consigue un interés creciente por ver cómo muere cada uno de los chicos, aderezado por una magistral puesta en escena y una tensión palpable que el propio Collet-Serra depuraría en la asombrosa La Huérfana.



LA CÁMARA SECRETA (MY LITTLE EYE) (Marc Evans – 2002)

Un Gran Hermano a lo bestia. Un grupo de jóvenes se presta voluntario para encerrarse en una casa durante unos meses. Sus movimientos están siendo filmados por más de mil cámaras que velan por su seguridad (ah, no, eso es otra película). Cuando empiezan a morir, sospechan sobre la verdadera razón por la que están enclaustrados. Aunque las muertes no sean muy originales y los personajes estén cortados con el patrón de los clichés adyacentes al género, lo cierto es que Marc Evans consiguió un ejercicio entretenido, cambiando la visión al hacer cómplice (y voyeur) al espectador. Antes de ser famosete, Bradley Cooper apareció en un minúsculo papel en esta cinta británica -y en un anuncio de Amena, ya que estamos.



DESMEMBRADOS (SEVERANCE) (Christopher Smith – 2006)

Otra producción británica al carro. Christopher Smith, autor de genialidades como Triangle o bodrietes como Creep, parió una brutal sátira de los empleaduchos de las multinacionales. Para ello, aderezó su Desmembrados con enormes dosis de mala leche, litros de hemogoblina y desmembramientos por doquier. La sinopsis trata de un grupo de trabajadores en un fin de semana de relax a cargo de la empresa. Sin embargo, el sueño se convertirá en pesadilla cuando empiecen a caer como moscas. Esta película es ideal para aquellos que os gusten las comedias con salpicaduras tintadas de rojo. Y para reírnos de esos peces gordos presuntuosos.



CAMPAMENTO SANGRIENTO (SLEEPAWAY CAMP) (Robert Hiltzik–1983)

La sombra de Jason Vorhees era alargada. La idea de unos adolescentes concentrados en un campamento de verano, sin salida, y a merced de un temerario asesino, era muy jugosa. Campamento sangriento (no debemos confundirla con el infame título de Ralph E. Portillo) es un slasher de manual, como tantos hechos en los ochenta. Lo que la diferencia es su hilarante final, cuando se descubre el auténtico asesino. No os puedo contar más. Vedla, porque tiene cojones la cosa.


INOCENTADA SANGRIENTA (Fred Walton – 1986)

Las bromas han dado mucha guerra en el género de terror. Desde el retorno vengativo de Slaughter High y Los inocentes, a bromas ingeniosamentes macabras, como la de Inocentada Sangrienta. Pero la broma de una ricachona sale pez, cuando unos asesinatos comienzan a rondar a todos los presentes. Vista hoy, se le nota pasada de moda, muy cutre técnicamente y con unos personajes hostiables y son estos motivos lo que le dan un toque de encanto. Eso, y el risible final, con vuelta de tuerca incluida.



GAME OVER: SE ACABÓ EL JUEGO (René Manzor – 1989)

A finales de los años ochenta, Francia se apuntó al carro de los slashers con esta producción a caballo entre el terror, la comedia y la acción. Un asesino disfrazado de Papá Noel entra en una casa donde un niño -John Hughes tuvo que verla cuando ideó Solo en casa- y su abuelo le plantan cara. Su humor gamberro, la exageración de las situaciones y un carismático niño Rambo, le han hecho merecedora de estar en este top.



NOCHE DE PAZ, NOCHE DE MUERTE (Charles E. Sellier Jr. - 1984)

Seguimos con los slashers navideños. Traumatizado por el asesinato de sus padres a manos de Papá Noel cuando era casi un niño de teta, Billy se difraza del gordito bonachón para ir matando a la gente. Os la podéis ahorrar y pasar directamente a su impagable secuela -el director, con toda su jeta, os hace un resumen de casi una hora de la primera parte-, protagonizada por el hermano menor de Billy. Os hablamos de ella en el especial "Películas que NO deberías ver en Navidad (al menos no sobrio)".


CLOWNHOUSE (Victor Salva – 1989)

Siendo sinceros, poco recuerdo del debut en el largo de Victor Salva -ideador también de la saga Jeepers Creepers-, más allá de sufrir un ataque de tensión, sufriendo por el destino de los tres chicos protagonistas. Los tres hermanos, uno de ellos con fobia a los payasos, se veían acosados por unos psicópatas disfrazados de payasos -los asesinos son muy dados a las performances-. Poca sangre, pocas muertes, Clownhouse se enfoca más a conseguir un ambiente de suspense. No es un slasher como tal, pero encontramos algunas muestras del subgénero -caserón en las afueras, asesinos rondando, chavalines tratando de sobrevivir-. Como dato curioso, el hermano mayor lo interpreta Sam Rockwell.



BONUS TRACK: HATCHET (Adam Green – 2006)

Amamos a Victor Crowley, ese ser deforme y hambriento de venganza. Amamos a Adam Green por habernos regalado este slasher cutrón, con sus situaciones absurdas, sus personajes arquetipo y, sobre todo, sus cafradas, géiseres sanguíneos y vísceras a cascoporro. Por el creciente sadismo de Crowley en cada una de las secuelas- a cada cual más gamberra, por haber cambiado a la prota por la scream queen Danielle Harris... La saga Hatchet se merecía un sitio especial en esta lista.

 

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