Se acerca Halloween y a muchos
cinéfilos nos gusta sentarnos en la penumbra de nuestro salón a
disfrutar de buen cine de terror. Muchos son los "subgéneros"
adscritos a él -gore, posesiones, exorcismos, vampiros, etc.- y,
puestos a elegir nuestro favorito, nos quedamos con el slasher,
definido con la presencia de un asesino que, sin piedad y de manera
violenta, se va cargado a los personajes -normalmente suelen ser
(post)adolescentes. Varios estudiosos apuntan a La noche de
Halloween (John Carpenter -
1978) como la precursora del subgénero, aunque también nombren Psicosis (Alfred Hitchcock - 1960) o El fotógrafo del pánico (Michael Powell -1960) como referentes. Lo cierto es que durante la
década de los ochenta, el slasher vivió un momento de esplendor con
Halloween, Viernes
13 (Sean S. Cunningham - 1980) y
Pesadilla en Elm Street
(Wes Craven – 1984) como los títulos más representativos que,
además, dieron lugar a numerosas secuelas. A mediados de los
noventa, el propio Wes Craven revitalizó el subgénero gracias a
Scream (1996) con la
autoreferencia como estandarte. A raíz de ello, surgieron
franquicias como Sé lo que hicisteis el último verano
(Jim Gillespie – 1997),
Leyenda Urbana (Jamie
Blanks – 1998) o
Destino Final (James
Wong – 2000).
El
género ha ido evolucionando y algunos autores han redefinido las
reglas del juego -sin ir más lejos, el asesino de Destino
Final es un ente sin cuerpo- por
lo que los límites del slasher, a veces, se difuminan y no podemos
ceñirnos a una definición clásica per se.
Todo este rollo introductorio sólo ha servido para mentar alguna de
las películas más significativas del género. Pero, si sois amantes
del cine de terror, damos por sentado que las más míticas ya las
habéis visto y habéis venido buscando otros títulos con los que
saciar vuestra enfermiza mente hambrienta de sangre, vísceras y
asesinatos originales. Por eso, os vamos a recomendar diez películas
que, a nuestro juicio, merecen ser reivindicadas por ser menos
conocidas entre el gran público, aunque quizá tú, enfermo de lo
sanguinoliento, ya las hayas visto todas. Estamos abiertos a
sugerencias y reproches. Sin más, tras el salto, nuestras diez
elegidas.
TÚ ERES EL
SIGUIENTE (Adam Wingard –
2011)
Empezamos con la película más moderna que podréis encontraren
nuestra lista. En la línea de The cabin in the woods o Tucker
& Dale vs. Evil (ésta última un slasher subversivo muy, muy
disfrutable), Tú eres el siguiente se viste de comedia gore
con ese aporte fresco a los tópicos del subgénero de "invasiones
caseras". Unos asesinos enmascarados atacan la casa donde una
familia está celebrando una tranquila cena. Entonces, Erin se erige
en la heroína, en esa chica final tan característica del slasher,
haciendo frente a sus atacantes de mil maneras -y a cada cual más
ingeniosa. Para pasar un momento sangriento, violento y divertido. Si
quieres, puedes leer
mi crítica en Filmaffinity.
COLD PREY (Roar
Uthaug – 2006)
Desde la fría Noruega, nos llegaron Cold Prey y sus dos
secuelas. Aunque no ofrece nada nuevo al género, con ella
descubrimos el carácter más oscuro de nuestros colegas del norte.
Un grupo de jóvenes se van a pasar unos días a las nevadas
montañas. Un accidente, en el que uno de ellos se rompe una pierna y
se la arreglan con superglue (true story), hace que se
refugien en un caserón abandonado. Pronto serán el objeto de deseo
de un psicópata con un hacha, un tipo con un pasado traumático que
busca venganza. Y cómo no, en esta saga tenemos también una
flamante heroína, la única capaz de plantar cara al asesino.
LA CASA DE CERA
(Jaume Collet-Serra –
2005)
Abrimos
spoiler mortal: Quizá lo mejor de La casa de cera
sea la muerte de la insoportable Paris Hilton. La película empieza
con lentitud pero, si tienes paciencia, te encontrarás un frenético
ejercicio de survival movie
protagonizado por unos guapos pre-adultos que acaban atrapados en una
ciudad cuyo mayor atractivo es un museo de cera. No sólo la muerte
de la Hilton impresiona, si no que la película consigue un interés creciente por
ver cómo muere cada uno de los chicos, aderezado por una magistral puesta
en escena y una tensión palpable que el propio Collet-Serra
depuraría en la asombrosa La Huérfana.
LA CÁMARA SECRETA
(MY LITTLE EYE) (Marc
Evans – 2002)
Un
Gran Hermano a lo
bestia. Un grupo de jóvenes se presta voluntario para encerrarse en
una casa durante unos meses. Sus movimientos están siendo filmados
por más de mil cámaras que velan por su seguridad (ah, no, eso es
otra película). Cuando empiezan a morir, sospechan sobre la
verdadera razón por la que están enclaustrados. Aunque las muertes
no sean muy originales y los personajes estén cortados con el patrón
de los clichés adyacentes al género, lo cierto es que Marc Evans
consiguió un ejercicio entretenido, cambiando la visión al hacer
cómplice (y voyeur)
al espectador. Antes de ser famosete, Bradley Cooper apareció en un
minúsculo papel en esta cinta británica -y en un anuncio de Amena,
ya que estamos.
DESMEMBRADOS
(SEVERANCE) (Christopher
Smith – 2006)
Otra
producción británica al carro. Christopher Smith, autor de
genialidades como Triangle
o bodrietes como Creep,
parió una brutal sátira de los empleaduchos de las multinacionales.
Para ello, aderezó su Desmembrados
con enormes dosis de mala leche, litros de hemogoblina y
desmembramientos por doquier. La sinopsis trata de un grupo de
trabajadores en un fin de semana de relax a cargo de la empresa. Sin
embargo, el sueño se convertirá en pesadilla cuando empiecen a caer
como moscas. Esta película es ideal para aquellos que os gusten las
comedias con salpicaduras tintadas de rojo. Y para reírnos de esos
peces gordos presuntuosos.
CAMPAMENTO
SANGRIENTO (SLEEPAWAY CAMP) (Robert
Hiltzik–1983)
La
sombra de Jason Vorhees era alargada. La idea de unos adolescentes
concentrados en un campamento de verano, sin salida, y a merced de un
temerario asesino, era muy jugosa. Campamento sangriento
(no debemos confundirla con el
infame título de Ralph E. Portillo) es un slasher de manual, como
tantos hechos en los ochenta. Lo que la diferencia es su hilarante
final, cuando se descubre el auténtico asesino. No os puedo contar
más. Vedla, porque tiene cojones la cosa.
INOCENTADA
SANGRIENTA (Fred Walton –
1986)
Las
bromas han dado mucha guerra en el género de terror. Desde el
retorno vengativo de Slaughter High
y Los inocentes, a
bromas ingeniosamentes macabras, como la de Inocentada
Sangrienta. Pero la broma de una
ricachona sale pez, cuando unos asesinatos comienzan a rondar a todos
los presentes. Vista hoy, se le nota pasada de moda, muy cutre
técnicamente y con unos personajes hostiables y son estos motivos lo
que le dan un toque de encanto. Eso, y el risible final, con vuelta
de tuerca incluida.
GAME OVER: SE ACABÓ
EL JUEGO (René Manzor –
1989)
A
finales de los años ochenta, Francia se apuntó al carro de los
slashers con esta producción a caballo entre el terror, la comedia y
la acción. Un asesino disfrazado de Papá Noel entra en una casa
donde un niño -John Hughes tuvo que verla cuando ideó Solo
en casa- y su abuelo le plantan
cara. Su humor gamberro, la exageración de las situaciones y un
carismático niño Rambo, le han hecho merecedora de estar en este
top.
NOCHE DE PAZ, NOCHE
DE MUERTE (Charles E.
Sellier Jr. - 1984)
Seguimos
con los slashers navideños. Traumatizado por el asesinato de sus
padres a manos de Papá Noel cuando era casi un niño de teta, Billy
se difraza del gordito bonachón para ir matando a la gente. Os la
podéis ahorrar y pasar directamente a su impagable secuela -el
director, con toda su jeta, os hace un resumen de casi una hora de la
primera parte-, protagonizada por el hermano menor de Billy. Os
hablamos de ella en el especial "Películas
que NO deberías ver en Navidad (al menos no sobrio)".
CLOWNHOUSE (Victor
Salva – 1989)
Siendo sinceros, poco recuerdo del debut en el largo de Victor Salva
-ideador también de la saga Jeepers Creepers-, más allá de
sufrir un ataque de tensión, sufriendo por el destino de los tres
chicos protagonistas. Los tres hermanos, uno de ellos con fobia a los
payasos, se veían acosados por unos psicópatas disfrazados de
payasos -los asesinos son muy dados a las performances-. Poca
sangre, pocas muertes, Clownhouse se enfoca más a conseguir
un ambiente de suspense. No es un slasher como tal, pero encontramos
algunas muestras del subgénero -caserón en las afueras, asesinos
rondando, chavalines tratando de sobrevivir-. Como dato curioso, el
hermano mayor lo interpreta Sam Rockwell.
BONUS
TRACK: HATCHET (Adam Green – 2006)
Amamos a Victor Crowley, ese ser deforme y hambriento de venganza.
Amamos a Adam Green por habernos regalado este slasher cutrón, con
sus situaciones absurdas, sus personajes arquetipo y, sobre todo, sus
cafradas, géiseres sanguíneos y vísceras a cascoporro. Por el
creciente sadismo de Crowley en cada una de las secuelas- a cada cual
más gamberra, por haber cambiado a la prota por la scream queen
Danielle Harris... La saga Hatchet se merecía un sitio especial
en esta lista.
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