lunes, 19 de octubre de 2015

Beasts of No Nation. Lástima como limosna



Título original:
Beasts of No Nation
Año:
2015
Fecha de estreno:
20 de Octubre de 2015
Duración:
137 min
País:
Estados Unidos
Director:
Cary Joji Fukunaga
Reparto:
Abraham AttahIdris ElbaRichard PeppleOpeyemi FagbohungbeAma K. AbebreseGrace NorteyDavid Dontoh





El servicio de streamming más importante del planeta, Netflix, da un paso más hacia la conquista del reino audiovisual. Si ya con sus series se había colocado en el mapa y a nivel de producción se la equiparaba a una nueva HBO, el momento temido en que la plataforma empezaría a producir películas, conjuntamente con la polémica de cómo y dónde se estrenarían, finalmente llegó y Beasts of No Nation es un hito fundamental. La película a cargo de Cary Joji Fukunaga, con un peso pesado en el elenco como Idris Elba, venía decidida a romper records y alzar premios y, si bien esto lo ha hecho con creces, la cinta no deja de ser una decepcionante entrada de Netflix en el terreno, una entrada que no ha sabido aportar frescura a la amalgama de aparatosos proyectos que año tras año se lanzan a la carrera del Oscar.

La historia de Agu tiene mucho de telefilm de sobremesa: su existencia es idílica; es un niño normal y feliz abrigado por una familia ejemplar que se dedica a ayudar a los refugiados por la guerra cediendo tierras sobrantes de su propiedad para que puedan subsistir. Todo se precipitará al abismo cuando le toque a su aldea ser asaltada por el Ejército en sus operaciones de rapiña y deba huir a la selva, donde será salvado por el ‘Comandante’ (Idris Elba), terrible y paternalista líder de una guerrilla formada por niños, que lo convertirá en un soldado y lo sumergirá en un mar de sangre y resentimiento que acabará con su inocencia para siempre. Sí, el libro en que se basa esta película no podía ser más correcto, como si un encargo de la ONU se tratara, y cuanto más intenta su mirada ser cercana e íntima, más lejana y extranjera nos parece. La novela de Uzodinma Iweala no deja de ser otro best-seller vendedor de miserias y la película de Fukunaga queda necesariamente atrapada en esa estética de la lástima, la lástima como limosna occidental de una situación en la cual no queremos admitir responsabilidades. La historia de Agu, decía, tiene mucho de telefilm pero afortunadamente, y sin dejar de ser una película decepcionante, Beasts of No Nation encuentra en el trabajo del celebrado director de True Detective, una pequeña cuota de diferencia.


Fukunaga no escapa del espíritu del libro, pero sí logra dotar cada escena de sentimientos sinceros. El diálogo muchas veces es el justo (no siempre por el molesto recurso de la voz en off y la reflexión grandilocuente, típico de las reflexiones sobre la guerra), y esto lo comprobamos en la tierna amistad de Agu con su compañero de armas, Strika, que no dice una palabra. Fukunaga demuestra su gusto por el plano secuencia y su talento para dirigir y coreografiar escenas de mucho nervio; sin hacer asco a la cámara en mano ni al siempre problemático zoom, nos entrega una dirección elegante, con un estilo visual muy adecuado. El director también demuestra que la película ha sido hecha para cazar premios, por lo que tenemos las típicas escenas elaboradas exclusivamente para el lucimiento de sus actores y que nos muestran un Idris Elba en estado de gracia y a un no menos destacado Abraham Attah.

Se agradece a la cinta que no incurra en modelos fáciles todo el tiempo, pues si bien la familia modelo de la ONU que aparece al principio puede asustar al espectador, la película no es siempre tan obvia y el personaje de Elba llega a ser un personaje increíblemente complejo, casi un milagro para lo que es la cinta en general. Podemos decir, que aún con su mirada lejana, la película tiene muy claro que en el complejo entramado de relaciones que unen la política y las guerras civiles africanas, el bueno y el malo son conceptos que quedan obsoletos y que hay demasiados intereses que exceden al conocimiento del soldado y sobre todo al niño. Pero todo lo bueno acaba y si no te había quedado claro de que iba la cinta, Beasts of No Nation te tiene preparado un insoportable epílogo de veinte minutos en el cual se encargará de masticártelo todo, de dejar de lado cualquier subjetividad apelando a las más penosas obviedades.


La primera película de Netflix sufre el mal endémico que tienen las producciones hollywoodenses ‘importantes’: la corrección política, la caza descarada del premio, la búsqueda del impacto y el regodeo en la violencia (deja vu con ‘12 Años de Esclavitud’). Todo eso conspira contra la cinta de Fukunaga, aunque una crítica en extremo aplaudidora la ensalce y la película cuente con todo lo que el buen consumidor de ‘cine de oscars’ puede pedir. Su principal baza es la belleza visual que Fukunaga le imprime a la película, una característica que sólo puede disfrutarse al 100% en una pantalla de cine; y lamentablemente difícilmente lo haremos, gracias al bochornoso boicot que las cadenas (que al parecer tienen el derecho de decir lo que se puede ver o no en cines) le han hecho a Netflix y a sus futuras producciones. Un hecho lamentable que seguramente traerá cola en los próximos años.

5/10

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