Título original:
The D Train
Año:
2015
Fecha de estreno:
25 de Octubre de 2015
Duración:
98 min
País:
Estados Unidos
Director:
Jarrad Paul, Andrew Mogel
Reparto:
Jack Black, James Marsden, Kathryn Hahn, Jeffrey Tambor, Mike White, Kyle Bornheimer, Russell Posner, Henry Zebrowski
Distribuidora:
Sony
Creo
que habría que empezar diciendo que, pese a lo que se puede deducir
del cartel español, The D Train dista un poco de las comedias
más livianas y alocadas a las que nos tiene acostumbrado Jack Black.
Para hacerse una idea, es más una comedia dramática, alejada de
títulos como Año uno, Los viajes de Gulliver o El
gran año. Lo que aquí encontramos es un viaje nostálgico sobre
la personalidad, la popularidad o la insatisfacción personal que
abunda en las generaciones adultas. Esto aderezado con un 'bromance'
tan particular entre Jack Black y James Marsden, con una química
entre ellos que es lo que verdaderamente mantiene la película a
flote.
The
D Train no pasa de personajes estereotipados y tampoco tiene
especial interés en salir de los cánones establecidos por otras
películas anteriormente, sino que más bien utiliza dichos patrones
tan conocidos para jugar con ellos en una vuelta de tuerca y dar una
punzada, leve pero lo suficientemente ácida como para salirse de la
comedia fácil y ofrecer cierta crítica sobre el ser humano, sus
motivaciones, aspiraciones personales e inseguridades. La
extravagancia del personaje de Jack Black, un hombre cuarentón,
casado y con dos hijos, frustrado en su trabajo y poco querido
socialmente, que decide buscar al que fuera el 'guay' de su clase,
para llevarlo a la reunión de antiguos alumnos y cambiar así la
visión que se tiene de él; llega a ser creíble, sabe mantener el
límite para resultar verosímil a la par que graciosa en ciertos
aspectos. James Marsden, por su lado, aporta ese toque 'cool' de
revista a su personaje que, en el fondo, está tan vacío por dentro
como su ex compañero de instituto. Además, se convertirá en el
catalizador para que Dan, el personaje de Jack Black, saque todo
aquello reprimido en sus adentros.
La
relación entre ambos podría recordar a la simpática Supersalidos,
solo que con dos personajes más creciditos (lo de "maduros" podría
ser cuestionable) y las situaciones que les acontecen juntos son lo
más gracioso de la película. Aunque, insisto, hablamos de un humor
ácido, donde lo más destacado sería que utilice los tópicos y
convencionalismos de la sociedad para, en cierta manera,
ridiculizarlos. Es por eso que, en este caso, que el patrón de la
película sea tan convencional y manido no llega a molestarme del
todo, pues son utilizados para con un fin y no al revés.
Evidentemente,
una historia así en manos de un director más incisivo como podría
serlo Alexander Payne, por ejemplo, hablaríamos ya de un guión más
notable, pero Jarrad Paul y Andrew Mogel, película con la que debutan
en la dirección, no están interesados tanto en sentar cátedra.
Prefieren sacrificar ese aspecto en pos de un producto más accesible
y enfocado a cierto lucimiento de sus dos estrellas protagónicas.
Así, para bien o para mal, queda una película medianamente
intrascendente, divertida con moderación, simpática y con cierta
mala leche interior que se deja ver, siempre y cuando no busques la
otra vertiente de Jack Black o una película de mayor calado.
6/10
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