Título original:
While we're young
Año:
2014
Fecha de estreno:
04 de septiembre de 2015
Duración:
97 min
País:
Estados Unidos
Director:
Noah Baumbach
Reparto:
Ben Stiller, Naomi Watts, Adam Driver, Amanda Seyfried, Charles Grodin, Adam Horovitz
Distribuidora:
Vértigo
Si algo caracteriza las películas de
Baumbach es su preocupación por unos personajes con algún tipo de
crisis personal dentro de su núcleo familiar mientras mantiene un
tono entre la comedia amarga y el drama. Nueva
York como escenario y unos personajes a los que psicoanalizar, lo
acercan al cine de Woody Allen -pero sin neurosis. Una
historia de Brooklyn presentaba
el divorcio de una pareja desde el prisma del hijo mayor. Margot
y la boda retrataba la tortuosa
relación de dos hermanas muy dispares entre sí. Frances Ha (su más celebrado trabajo)
seguía la vida de una cuasi treinteañera en su colapso personal y
laboral. Y la que nos ocupa, Mientras seamos jóvenes,
habla de la crisis de la
madurez.
La película se
abre con un diálogo silencioso que invita a dejar entrar lo nuevo en
tu vida ("Lo nuevo siempre es mejor", Barney Stinson dixit). Los dos protagonistas (Ben Stiller y Naomi Watts) son una
pareja de cuarentones que no pueden tener un hijo. Se sienten
estancados en su relación, sin espontaneidad. El paso del tiempo ha
hecho mella en ellos por eso se ven seducidos ante la posibilidad de
una amistad con una pareja de veinteañeros (Adam Driver y Amanda
Seyfried) a quienes conocen en una clase de las impartidas por
Stiller, un otrora director de documentales de cierta fama.
Baumbach nos
presenta a las dos parejas más allá de la típica división/conflicto
generacional. Son los cuarentones quienes viven absorbidos en las
nuevas tecnologías mientras que los veinteañeros han creado un
mundo retro, son amantes de lo "antiguo": vinilos, vhs...
La pasión de estos jóvenes por lo desfasado además de por su
actitud generosa y altruista, despierta la curiosidad de los dos
tardíos-adultos. El personaje de Stiller se enfrenta al de Driver en
el carácter pues éste último esconde una intención nada
solidaria: quiere ser documentalista de éxito a toda costa. Y así,
toda la película parece encaminarse a una posible resolución
sorpresa en torno al personaje de Adam Driver quien, por primera en
vez tras muchos roles cinematográficos -y en seriales de TV- pierde
su halo carismático característico.
Quizá esto se deba
a la desidia de Baumbach a la hora de profundizar en los personajes
y, en especial, en la pareja más joven. Por algún motivo
-imaginamos que enfatizante-, el guion del propio Baumbach hace una
presentación desorbitada de los elementos característicos de sus
personajes como unos hipsters pasados de rosca muy cercanos a unos
mocosos creídos a quienes odiar. El cómo hablan, cómo se visten,
cómo actúan -y sobreactúan- le otorga a la película un puntito
cercano a la pretenciosidad.
Los conceptos
pedantes amén de la actitud cultureta envuelven el último trabajo
de Baumbach -con permiso de Mistress America- en una crisálida
de falsa intelectualidad. Sin intensidad, sin profundidad ni
intención de calar en el público, el mensaje de cómo las
tecnologías asumen su rol de nueva realidad, la crisis de los
cuarenta y el aferrarte a otra pareja como una segunda juventud, como
un revulsivo, se desvanece ante cada nueva notificación de las redes
sociales. Como dicen en cierto momento de la película, "la
realidad estaba ahí antes que Facebook" y Baumbach exagera
tanto las emociones en todo momento, que hasta los emoticonos de
dicha red social parecen más auténticos como medio de expresión.
5,5/10
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