viernes, 18 de septiembre de 2015

Heimat - La otra tierra. La otra Alemania.


Título original:
Die Andere Heimat - Chronik einer Sehnsucht 
Año:
2013
Fecha de estreno:
18 de Septiembre de 2015
Duración:
230 min
País:
Alemania
Director:
Edgar Reitz
Reparto:
Jan Dieter Schneider, Antonia Bill, Maximilian Scheidt, Marita Breuer, Rüdiger Kriese, Philine Lembeck, Mélanie Fouché
Distribuidora:
Surtsey Films



El año pasado, con el estreno de Oh boy, ya hablé un poco de ese movimiento llamado 'Nuevo cine alemán' que 26 directores firmaron un 28 de febrero de 1962 bajo el lema “Papas Kino ist tot”(El cine de Papá ha muerto), el manifiesto de Oberhausen, que recoge esta nueva tendencia artística en el cine alemán. Si bien Fassbinder sería el cineasta más icónico de dicho movimiento (y por ello su muerte significó también la muerte del movimiento), fueron Alexander Kluge y Edgar Reitz los grandes precursores. Sus nombres no han conseguido la fama de Fassbinder quizás, no al menos en España, pero sus obras hablan por ellos. Es curioso, pues Fassbinder murió en 1982 y Reitz no consiguió verdadera fama hasta 1984 con su serie de culto Heimat, aunque ambos pertenezcan al mismo movimiento.



Hoy Edgar Reitz tiene ya 82 años, pero eso no le ha impedido estrenar una precuela de su serie Heimat, reconocida mundialmente tanto por medios como la revista Empire, la BBC o Chanel 4 o directores tan prestigiosos como Kubrick o David Simon (The Wire). Hemiat- La otra tierra alude a aquella otra Alemania, la del siglo XIX, que lejos de ser la actual potencia rica que acoge innumerables inmigrantes, estaba bajo el Imperio Alemán, en lo que se denomina Prusia. Un lugar nada idílico para los habitantes del pueblo de Schabbach, lugar ficticio que utiliza el director para situarnos en las zonas rurales de las Hunsrück, dando protagonismo así a las familias humildes para contar sus vidas, lo que en definitiva forma parte de la historia pasada de Alemania.

Precisamente en los años previos a 1900, a muchos habitantes de las Hunsrück (de las que el director es originario) les rondaba por la cabeza el buscar mejor fortuna en Sudamérica, del que todo sonaba exótico y prometedor. La realidad era otra, pero eso los humildes aldeanos lo desconocían y cuando lo que te rodea no es más que hambruna, pobreza y despotismo, la mente busca inquietamente lugares en los que refugiarse. Así que Sudamérica representaba el paraíso para ellos. La película centra su mirada en la familia Simon (los que bien podrían ser los antepasados de la familia Simon de la serie), cobrando gran protagonismo el hijo menor, Jakob, de inquietudes más culturales y por las cuales suele estar en conflicto con su padre, herrero. La mayoría de actores provienen del teatro, incluso algunos no eran actores previamente, como es el caso de Jan Dieter Schneider (Jakob) que curiosamente tenía un brevísimo papel en la serie Heimat III, pero no llegó al montaje final. Por aquel entonces tenía 11 años. Quizás la más conocida sea Marita Breuer (Margarethe, la made de Jakob) quien hiciera de María Simon en la serie original de Heimat, uno de los personajes principales. Todos los personajes se sienten únicos y auténticos, integrados a la perfección con el ambiente y la historia a la que pertenecen.


'Heimat', que en alemán según el contexto puede significar patria, pero también casa u hogar; como título juega también con la ironía del género alemán conocido como los “heimatfilms”, películas populares en Alemania en los años 50 caracterizadas por sus entornos rurales, un tono romántico y una moralidad simplista, reivindicando las tradiciones y costumbres alemanas e ignorando así toda problemática actual de la sociedad, la amoralidad de la burguesía, el postnazismo o el devenir de la juventud desencantada. Películas justamente contra las que el nuevo cine alemán se posicionaba, en búsqueda de un cine más crítico a la par que artístico. Este nuevo Heimat de Edgar Ruitz sigue aquella herencia, levantándose colosalmente tras cuatro años de rodaje y recreación de un pueblo y entorno olvidado prácticamente. Un ejercicio que me recuerda a Qué difícil es ser un Dios de Aleksei German, ambas estrenadas en 2013 y curiosamente traídas a España durante este año. Les une la misma ambición, dos proyectos inmensos, solo que quizás este Heimat sea menos doloroso para el ojo y estómago del espectador que la obra rusa, pero ambas se encuentran cinceladas por la mano de un artista hasta el más mínimo detalle. Son proyectos como estos, a los que ya no estamos acostumbrados los que dan sentido al llamar al cine séptimo arte. Todo está milimetrado, todo encaja, todo brilla.

Es tan perfecta que incluso no requiere conocer previamente la serie para disfrutar la película, pero que seguro conduce a muchos espectadores a descubrirla. Al igual que en los distintos episodios que conforman la trilogía Heimat televisiva, también se ha optado por el inmaculado blanco y negro para la exquisita fotografía, coloreando tan sólo detalles, elementos destacados que aportan especial significado para los protagonistas. 

Su duración (230 min. partidos en dos partes con un descanso de 5 min. al modo clásico de las grandes superproducciones hollywoodienses) quizás sea el mayor lastre para el espectador actual, no acostumbrado a estar más de dos horas quieto y sin mirar el móvil, pero te sumerge tan de lleno en la historia y te transporta con tal atino a otra época que la experiencia merece ser vivida. Además, pese a tomarse su tiempo presentando personajes, no adolece de un ritmo particularmente lento o contemplativo, consigue el ritmo justo para recrearse sin que se note, para que interiorices y hagas tuyos las vivencias de Jakob y Jettchen. Porque sí, también podría decirse que Heimat – Al otro lado es en esencia la historia de amor de dos protagonistas, pero sería pecar de simplistas, es mucho más. Sabe conjugar lo mejor del cine de antaño, recordando la esencia de Lo que el viento se llevó o Novecento, pero sin, en realidad, parecerse a ellas. Sólo su esencia, lo que las hace grandiosas, que no es sólo su duración, sino lo majestuoso del proyecto y las grandes emociones que proporciona al espectador durante su visionado. Supongo que el estar rodada en Cinemascope ayuda a ese halo nostálgico cinéfilo de antaño. Artísticamente es una pasada, para estudiar la composición, la escenografía, los juegos de luces y sombras o incluso la banda sonora, ejemplo ideal de cómo debe integrarse en la narración sin sobreponerse a ella, sin “comérsela”. Pero es que, a su vez, puede servir perfectamente como lección histórica, por la fidelidad y estupenda recreación que hace de una aldea alemana de la época, sin olvidar ciertas perlitas entre sus diálogos, como Las religiones han sido inventadas por el diablo para sembrar la discordia entre los hombres.

Tan sólo puedo decirte que si tienes oportunidad, no la dejes escapar, que posiblemente no verás nada igual en cines este año. 

9/10 

2 comentarios:

  1. Estupenda crítica, he pensado en no perdérmela pero como se suele decir mi gozo en un pozo porque aquí no se ha estrenado.

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  2. Ya se puede encontrar en DVD. No es pantalla grande, pero menos da una piedra...

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