Título original:
Paraíso
Año:
2013
Fecha de estreno:
10 de Julio de 2015
Duración:
105 min
País:
México
Director:
Mariana Chenillo
Reparto:
Andrés Almeida, Daniela Rincón, Luis Gerardo Méndez, Anabel Ferreira, Camila Selser, Beatriz Moreno, José Sefami, Paloma Woolrich
Distribuidora:
Abordar
Si
bien hace no mucho proclamaba el
buen estado de forma del cine mexicano, desde luego hay
excepciones, como Paraíso. Si bien la combinación de los factores
“comedia” más “personajes protagónico con sobrepeso”
parecía augurar la típica comedia facilona, habría que dar gracias
porque Mariana Chenillo haya intentado escapar a rasgos generales de
estos tópicos. Pero eso no significa que no haya caído en otros y
que el resultado general sea poco satisfactorio.
Hablamos de una comedia que deriva en drama sentimental, bastante poco original y simplona, que intenta dejar impacto emocional en el espectador, pero que esto se me antoja complicado si no eres igual de emocionalmente egoísta que la protagonista. Vayamos primeros con la sinopsis de la película:
“Carmen
y Alfredo forman una feliz pareja, son novios desde la infancia y
llevan una vida tranquila rodeados de familia y amigos. Alfredo es
ascendido en su trabajo y debe mudarse a México D.F., una ciudad en
la que pronto sentirán la presión y burlas por padecer sobrepeso.
Carmen convence a su pareja para empezar una dieta juntos, al mismo
tiempo que descubre que lo que realmente le hace feliz son sus nuevas
clases de cocina.”
Lo mejor es que ambos actores parecen encontrarse a gusto con sus papeles y se les nota complicidad entre ellos. Lo malo, aparte del poco atrevimiento argumental y narrativo, es el personaje de Carmen, en quien recae el mayor protagonismo de la historia y con quien en teoría el espectador debe sentir apego y empatía. De hecho, desde la sinopsis oficial de la película, acaban con esta frase: “Paraíso es una comedia conmovedora sobre el redescubrimiento de uno mismo y como darse cuenta de que la verdadera belleza se encuentra en el interior de las personas.” Pues ni conmueve lo más mínimo una historia mil veces vista y, sobre todo, no puedo ver la belleza interior de las personas cuando me encuentro con alguien bipolar y egoísta como Carmen. ¿Y por qué me parece así? Pues bien, si tú sugieres a tu pareja (por lo visto, por enésima vez deja caer Alfredo, su marido) hacer una dieta, de la que luego tú te cansas pero tu marido sigue y adelgaza como era tu pretensión, no puedes moralmente juzgarle por ello. Pero aquí no acaba la cosa. Engaña a su marido haciéndole creer que también está perdiendo peso, le engaña creyendo que va a clases de yoga (va a clases de cocina gallega), se pone celosa cuando su marido no le ha sido infiel, pero ella no tiene muchos reparos en serlo después. Y, el mejor dato, únicamente cuando ella tiene un cierto éxito o logro en su vida, es cuando recurre de nuevo y busca a su marido, el pobre encima es calzonazos y deja trabajo próspero, posible noviazgo y las críticas de su mujer cuando nunca le ha dejado de achuchar y querer y el daba importancia 0 desde el principio al peso.
Para
que me funcionase el mensaje, el protagonista debería ser Alfredo,
no Carmen, o sino que Carmen tuviera la personalidad de Alfredo, no
al revés. Tal como está ahora, mi percepción hacia Carmen es poco
amigable, sinceramente, pues me parece que se preocupa más por sí
misma que por su relación.
A
este grave fallo de concepción, le sumas la poca chicha argumental y
la poca novedad que supone al tema y te queda una producción
prescindible y con poca personalidad. El caso es que (decían) con
Cinco
días sin Nora,
su debut, la directora prometía; pero este Paraíso
poco
arbusto rescatamos.
4/10
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