martes, 7 de julio de 2015

Atlántida Film Fest. Fish & Cat.


Título original:
Mahi va gorbeh (Fish & Cat)
Año:
2013
Atlántida Film Fest:
Sección oficial
Duración:
134 min
País:
Irán
Director:
Shahram Mokri
Reparto:
Abed Abest, Mona Ahmadi, Ainaz Azarhoush, Nazanin Babaei, Mohammad Berahmani, Siavash Cheraghipoor, Saeed Ebrahimifar,  Alireza Esapoor, Neda Jebraeili, Shadi Karamroudi, Babak Karimi, Mohammad Reza Maleki, Faraz Modiri

El director Shahram Mokri presenta una propuesta interesante para su segunda película: basándose en una historia real sobre un restaurante que a principios de los 90 se descubrió que servía carne humana en sus menús. Mokri utiliza este hecho para relatarnos la historia de un grupo de estudiantes universitarios que acampa cerca de un lago (a las cercanías del restaurante) para una competición de cometas. Además, se propone el reto de grabar la película (unos 140 min) en un único plano secuencia real, jugando además con flashbacks y diferentes puntos de vista de los distintos universitarios. Ante propuestas tan arriesgadas, el espectador puede decantarse ante la alabanza o echarse las manos a la cabeza. Los contrastes y extremos están a la orden del día en experimentos de este calibre. A mí me ha tocado sentarme con los del segundo grupo, por desgracia.

Lo primero que me chirría es, indudablemente, la elección de filmar en un sólo plano secuencia. ¿A qué responde esta decisión? ¿Meramente estética? Porque a mi parecer no favorece en absoluto al relato, es más, hace más confuso el espacio-tiempo del guión, alarga la película estirando planos que se cortarían en montaje con otro plan de rodaje y, a la larga, acaba pesando y haciendo aburrido el relato. Tampoco me convence el uso de la voz en off (no le queda otro remedio tras optar por el plano secuencia) y la música, que a veces intenta inquietar, otras enfatizar emociones, pero ninguna consigue plenamente el objetivo.



Esta fusión cutre y poco habilidosa de estilos entre Linklater y Carpenter hace aguas, pues no hace atractivos sus personajes (de hecho, son bastante anticarismáticos), enmaraña y despista al espectador, pero en cambio pretende que te preocupes por sus divagaciones y pasados, todo a base de monólogos voz en off que ponen a prueba tu paciencia. Y creo que no hay nada más patético que buscar un clima malsano mezlcado con estética indie y no funcionar en ninguno de los dos. Es el problema de enfocar tu dirección más en el impacto y los formalismos que por la trama, que si ésta no resulta, estás vendido.
Y es que cuando ya pensaba que había tocado fondo en el Atlántida con Violet, aparece Mokri para superar todas las pretensiones.

Bien es cierto que lo más interesante se lo guarda para el final, pero tras dos horas y quince minutos, quizás llega con bastante retraso como para recuperar el tiempo perdido. Luego, aparte, podríamos discutir bastante que en algunos sitios se la catalogue como un “slasher”... Me da que quienes lo usan poco o nada saben de este subgénero de terror. Yo lo único que puedo entender de por qué la catalogar como un slasher es porque, como espectador, según es la peli te van entrando cada vez más ganas de acuchillar a sus personajes. Una base tan, a priori, interesante como resultado fallido y enésima muestra de que la pedantería no tiene límites.

2/10 

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