lunes, 6 de julio de 2015

Atlántida Film Fest: Violet


Título original:
Violet
Año:
2013
Atlántida Film Fest:
Sección Oficial 
Duración:
82 min
País:
Bélgica
Director:
Bas Devos 
Reparto:
César De Sutter, Raf Walschaerts, Koen De Sutter, Mira Helmer



Buscábamos una especie de Paranoid Park cambiando los skaters por bikers. Violet tiene muchos puntos en común con la película de Van Sant pero diverge en, quizás, lo más importante: la construcción del guión. Mientras que el americano consigue darle empaque a su historia, el debut del belga Bas Devos peca de insustancial centrándose en las posibilidades ofrecidas por el  medio cinematográfico pero olvidándose por completo de contarnos algo y, sobre todo, de desarrollar el carácter de los personajes.

Violet se inicia con una sugerente escena donde, a través de una cámara de seguridad, sin sonido, un grupo de chavales deambula por un centro comercial. En cierto momento, uno de ellos asesina a otro. Al fondo, vemos cómo un chaval rubio, amigo del asesinado, permanece inmóvil mirando el crimen. No reacciona. Tras esto, su grupo de amigos le tacha de cobarde. Se supone que la película trata de mostrar el aislamiento interno del adolescente, la soledad al sentirse juzgado por los demás y, por ende, sus traumas adquiridos. Otra cosa es que lo consiga.


El director intenta transmitir estos sentimientos mediante el uso de planos fijos, muchos silencios en los diálogos y planos secuencia largos siguiendo a los personajes en su banalidad. Las semejanzas con la obra de Van Sant, en especial esa tetralogía compuesta por Gerry, Elephant, Last Days y Paranoid Park son evidentes. Devos cuasi copia esas secuencias elephantianas siguiendo las cogorotas de los personajes, como si quisiera meterse en sus pensamientos de desidia juvenil. También la escena de la ducha se asemeja a otra de Paranoid Park, para transmitir la limipieza de la culpa (del trauma en el caso de la película belga). Pero el continuo énfasis en este tipo de escenas consigue crear una sensación de superficialidad y de escenas sobrantes. 

Está claro que la propuesta es arriesgada en el aspecto formal poco convencional. Hay incluso interludios entre las escenas rodados con poca calidad de imagen, como si se tratara de un teléfono móvil, donde no hay nitidez -y que, sinceramente, no entendemos su significado. Devos experimenta con todo aquello que considera quedará cool en pantalla, aunque los planos -o las ideas formales- no estén justificadas en el desarrollo de la película. El resultado se siente disperso, manco de uniformidad, con un retrato sin evolución, banal e insustancial de su protagonista. El tedio se apodera de la narración. Rara vez ocurre algo. Devos moldea un continente sin contenido.

4/10

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