Philomena
Año:
2013
Fecha de estreno:
28 de Febrero de 2014
Duración:
98 min
País:
Reino Unido / Estados Unidos / Francia
Director:
Stephen Frears
Reparto:
Steve Coogan, Judi Dench, Anna Maxwell Martin, Sophie Kennedy Clark
Distribuidora:
Vértigo Films
En
su Reino Unido natal, Steve Coogan está catalogado como un actor
cómico. Parte de la culpa la tiene su personaje Alan Partridge, un
delirante reportero a quien lleva encarnando más de veinte años.
Pero, aunque en la comedia se desenvuelva como pez en el agua, Coogan
pretende quitarse el estigma de actor cómico con películas de corte
dramático como Philomena, eso
sí, sin perder nunca ese toque de sarcasmo tan característico de
sus personajes. Con Philomena, Coogan
se enfrasca en su proyecto más personal y ambicioso pues la
co-produce, co-guioniza y protagoniza. Además, ¿quién mejor que el
propio Coogan para probarse su eficiencia como actor dramático?
En
2009, al polifacético británico, se le ocurrió la idea de llevar a
la gran pantalla la historia de Philomena Lee cuando leyó el
artículo del diario The Guardian sobre
el caso de dicha mujer. Después,
contactó con el periodista Martin Sixsmith, quien noveló el tema en
el libro The lost child of Philomena Lee, el
cual es cogido como base para la película. Coogan estaba, en realidad,
interesado en centrarse en la relación de la anciana Philomena y el
periodista, en su odisea conjunta por descubrir la verdad.
La
película parte de la confesión a su hija de un secreto que
Philomena Lee ha mantenido oculto durante cincuenta años: tiene un
hijo llamado Anthony. Cuando era adolescente se quedó embarazada y
su familia, avergonzada por ello, la envió con las monjas. Cuando el
niño tenía tres años, las monjas lo vendieron a una familia
americana. Desde entonces, Philomena, embargada por la culpa de su
pecado sexual, mantuvo la pérdida de su hijo en secreto, en quien ha pensado día a día durante tantos años. Pero el cruel castigo
del paso del tiempo y el desconocimiento sobre el bienestar de
Anthony, le llevan a querer saber de él y romper su silencio. La
hija se pone en contacto con Martin Sixmith, un periodista político
en paro, venido a menos a causa de un escándalo, quien anda tras una
buena historia para recuperar su carrera. Ambos comenzarán una
búsqueda por saber qué paso con el hijo perdido de Philomena Lee y,
por el camino, aprenderán -sobre todo el cínico periodista- mucho
el uno del otro.
Philomena
está siendo la revelación de
la temporada de premios. De tapadillo, se ha colado entre las
nominadas al Óscar a mejor película, a mejor actriz principal,
mejor BSO y mejor guión adaptado. No nos sorprenden ninguna de las
nominaciones pues esas categorías son las platos fuertes de la
película. Por un lado, el guión modela una mixtura equilibrada de
géneros que despierta ternura, tristeza y simpatía a partes
iguales. Coogan, en colaboración con Jeff Pope, logra crear una
película sincera, que elude el maniqueísmo sentimental usando la
comedia para tratar el amargo tema del tráfico de niños de forma
más dulce.
Por
otro lado, tenemos a los dos intérpretes principales en unos roles
inmensos. Judi Dench es la perfecta Philomena. Sus ojos, su tono de
voz y sus gestos transmiten la inocencia e ingenuidad de la
verdadera Philomena Lee, quien quedó encantada con el retrato que
hace de ella la veterana actriz. Una mujer irlandesa católica, del montón,
apasionada de las novelas románticas y las películas tontas,
humilde, agradecida; un carácter muy distinto a su compañero de
viaje, el cínico, culto y ateo Sixsmith, personaje con el cual
Coogan demuestra su capacidad para el drama. El personaje del
periodista se muestra reacio a realizar una historia de interés
humano, como la de Philomena, pues considera este tipo de periodismo
el cáncer de la profesión por esa manera carroñera de explotar las
miserias de las personas. Sin embargo, en su viaje con la anciana
comprenderá que algunas historias deben ser contadas y, sobre todo,
aprenderá mucho a nivel personal del sencillo carácter de ella.
Gracias
al drama de Philomena, ha
salido a la luz el escándalo de la Iglesia católica irlandesa y el
robo de niños para ser vendidos a los Estados Unidos. Pero la
película no pretende ser una crítica como tal a la Iglesia, sino
una reflexión sobre los controvertidos sucesos de hace medio siglo, cuando tantas mujeres fueron cruelmente separadas de sus hijos.
Por encima de todos los temas tratados, Philomena es
una sensible -que no sensiblera- historia que nos enseña una lección
muy importante sobre el perdón y la humildad, sobre el triunfo de la
bondad sobre el mal.
7/10
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