sábado, 1 de febrero de 2014

A cualquier precio. Una no tan perfecta familia americana.



Título original:
At any price
Año:
2012
Duración:
105 min
País:
Estados Unidos
Director:
Ramin Bahrani
Reparto:
Zac Efron, Dennis Quaid, Heather Graham, Clancy Brown, Kim Dickens
Distribuidora:
Flins y piniculas




Expandirse o morir. Esa fue la expresión clave para Ramin Bahrani y su co-guionista Hallie Elizabeth Newton al desarrollar la historia de A cualquier precio, su primera película con actores profesionales. Bahrani estaba impresionado con los multimillonarios negocios de la agricultura y cómo ha evolucionado la manera de gestionarlos gracias a la avanzada tecnología pero, sobre todo, por la agresividad inherente a ellos, al deseo de crecer y crecer aún a costa de los demás. En el medio oeste americano muchas familias viven del sector agrícola y hay muchos tiburones al acecho en el mercado. El director quería investigar cómo sería la vida de un hombre con altas ambiciones cuyo negocio estuviera por encima de todo, incluida su propia familia, para abordar un drama con el tema central de la ruptura del núcleo familiar. Sin embargo, el resultado final dista mucho de ser satisfactorio por culpa de un enmarañado guión con personajes deslavazados y torpemente perfilados.

Henry Whipple (Dennis Quaid) posee un imperio granjero en Iowa heredado de sus antepasados. Su meta es expandirse y ser el número uno en la mayor cantidad de condados posibles además de que sus hijos continúen con el negocio familiar. Pero su hijo mayor ha dejado la granja para ver mundo y Dean, el pequeño (Zac Efron) tendrá que ser ahora el perpetuador del negocio. Pero él tiene otros planes; sueña con ser piloto de NASCAR dado a sus buenas cualidades en el mundo del motor. El conflicto naciente entre ambos se complicará cuando unos investigadores inspeccionen si Henry ha estado reutilizando de forma ilegal semillas genéticamente modificadas y cuando padre e hijo tengan que afrontar una tragedia.


A ojos del resto de habitantes del pueblo, los Whipple son la perfecta familia americana: felices, con un negocio próspero y dos hijos estupendos. Bahrani pretende desmontar esa superficialidad mostrando los conflictos internos de los Whipple. Desde la hipocresía y la falsa sonrisa de Henry, cuya actitud con sus vástagos deriva de la constricción a la cual le somete su anciano padre, a un hijo menor de carácter delincuente. Nos ofrece una visión amarga de unas personas más complejas y llenas de problemas de lo que en un principio pudiera parecer. Pero la forma de retratar la complejidad de sus personajes es tan débil, tan sustentada en reacciones poco creíbles que la película resulta un fallido ejercicio donde lo único destacable es la fotografía de los campos de maíz.

Y es que el guión perfila a sus antipáticos personajes como gente problemática porque sí. Son ellos solos quienes se ven abocados a un destino a causa de decisiones erróneas y estúpidas, por lo cual el espectador es incapaz de empatizar con sus situaciones. Empezando con Dean y la forma de echar por tierra el sueño de su vida o, de repente, cambiar su actitud respecto al negocio agrícola; siguiendo por el padre con su verborrea y su carácter sucio, de ser el mejor. La peor parte se la llevan los personajes femeninos, impostados en una trama en la cual apenas tienen relevancia. La madre es una mujer pasiva a quien no le importa ser una cornuda si su familia así permanece unida. Meredith (Heather Graham) es una mujer madura cuya única función en la historia es hacer el amor con Henry y con su hijo pero esta subtrama no se aprovecha. La novia de Dean es la que más peso tiene pues sirve de apoyo para Henry. Por mucho que los actores intenten remontar el vuelo, poco tienen que hacer ante tal percal. La sobreactuación de un bastante desmejorado Quaid en algunos momentos resulta simpática y poco más.


Cuando ya la película entra en su recta final y uno se pregunta cómo los guionistas resolverán la trama, ocurre un giro dramático que aprovechan para sacarse personajes de la manga (como ya ocurriera con el abuelo Whipple, por ejemplo) o reutilizar otros con poco peso hasta ahora. Por mucho que este giro final pretenda poner a prueba la moralidad y cohesión de la familia para hacernos reflexionar, ya nada tiene sentido para un espectador atónito ante una historia tan confusa.

4/10

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