Título original:
At any price
Año:
2012
Duración:
105 min
País:
Estados Unidos
Director:
Ramin Bahrani
Reparto:
Zac Efron, Dennis Quaid, Heather Graham, Clancy Brown, Kim Dickens
Distribuidora:
Flins y piniculas
Expandirse
o morir. Esa fue la expresión clave para Ramin Bahrani y su
co-guionista Hallie Elizabeth
Newton al desarrollar la historia de A
cualquier precio, su
primera película con actores profesionales.
Bahrani
estaba impresionado con los multimillonarios negocios de la
agricultura y cómo ha evolucionado la manera de gestionarlos gracias
a la avanzada tecnología pero, sobre todo, por la agresividad
inherente a ellos, al deseo de crecer y crecer aún a costa de los
demás. En el medio oeste americano muchas familias viven del sector
agrícola y hay muchos tiburones al acecho en el mercado. El director
quería investigar cómo sería la vida de un hombre con altas
ambiciones cuyo negocio estuviera por encima de todo, incluida su
propia familia, para abordar un drama con el tema central de la
ruptura del núcleo familiar. Sin embargo, el resultado final dista
mucho de ser satisfactorio por culpa de un enmarañado guión con
personajes deslavazados y torpemente perfilados.
Henry
Whipple (Dennis Quaid) posee un imperio granjero en Iowa heredado de
sus antepasados. Su meta es expandirse y ser el número uno en la
mayor cantidad de condados posibles además de que sus hijos
continúen con el negocio familiar. Pero su hijo mayor ha dejado la
granja para ver mundo y Dean, el pequeño (Zac Efron) tendrá que ser
ahora el perpetuador del negocio. Pero él tiene otros planes; sueña
con ser piloto de NASCAR dado a sus buenas cualidades en el mundo del
motor. El conflicto naciente entre ambos se complicará cuando unos
investigadores inspeccionen si Henry ha estado reutilizando de forma
ilegal semillas genéticamente modificadas y cuando padre e hijo
tengan que afrontar una tragedia.
A
ojos del resto de habitantes del pueblo, los Whipple son la perfecta
familia americana: felices, con un negocio próspero y dos hijos
estupendos. Bahrani pretende desmontar esa superficialidad mostrando
los conflictos internos de los Whipple. Desde la hipocresía y la
falsa sonrisa de Henry, cuya actitud con sus vástagos deriva de la
constricción a la cual le somete su anciano padre, a un hijo menor
de carácter delincuente. Nos ofrece una visión amarga de unas
personas más complejas y llenas de problemas de lo que en un
principio pudiera parecer. Pero la forma de retratar la complejidad
de sus personajes es tan débil, tan sustentada en reacciones poco
creíbles que la película resulta un fallido ejercicio donde lo
único destacable es la fotografía de los campos de maíz.
Y
es que el guión perfila a sus antipáticos personajes como gente
problemática porque sí. Son ellos solos quienes se ven abocados a
un destino a causa de decisiones erróneas y estúpidas, por lo cual
el espectador es incapaz de empatizar con sus situaciones. Empezando
con Dean y la forma de echar por tierra el sueño de su vida o, de
repente, cambiar su actitud respecto al negocio agrícola; siguiendo por el padre con su verborrea
y su carácter sucio, de ser el mejor. La peor parte se la llevan los
personajes femeninos, impostados en una trama en la cual apenas
tienen relevancia. La madre es una mujer pasiva a quien no le importa
ser una cornuda si su familia así permanece unida. Meredith (Heather
Graham) es una mujer madura cuya única función en la historia es
hacer el amor con Henry y con su hijo pero esta subtrama no se
aprovecha. La novia de Dean es la que más peso tiene pues sirve de
apoyo para Henry. Por mucho que los actores intenten remontar el
vuelo, poco tienen que hacer ante tal percal. La sobreactuación de
un bastante desmejorado Quaid en algunos momentos resulta simpática
y poco más.
Cuando
ya la película entra en su recta final y uno se pregunta cómo los
guionistas resolverán la trama, ocurre un giro dramático que
aprovechan para sacarse personajes de la manga (como ya ocurriera con
el abuelo Whipple, por ejemplo) o reutilizar otros con poco peso
hasta ahora. Por mucho que este giro final pretenda poner a prueba la
moralidad y cohesión de la familia para hacernos reflexionar, ya
nada tiene sentido para un espectador atónito ante una historia tan
confusa.
4/10
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