Dallas Buyers Club
Año:
2013
Fecha de estreno:
14 de Marzo de 2014
Duración:
117 min
País:
Estados Unidos
Director:
Jean-Marc Vallée
Reparto:
Matthew McConaughey, Jared Leto, Jennifer Garner, Steve Zahn, Dallas Roberts, Denis O'Hare, Griffin Dunne, Kevin Rankin
Distribuidora:
Vértigo
En
la carrera por el Óscar parece que el de actor de reparto a Jared
Leto está más que adjudicado. Numerosas asociaciones de críticos
han premiado el excelente trabajo del actor en Dallas Buyers Club
– Globo de Oro incluido –
porque, efectivamente, Leto se encuentra ante el papel de su vida.
Una portentosa conversión a un transexual drogadicto enfermo de SIDA
en la cual el actor se mimetiza con el personaje, mediante un
impresionante cambio tanto físico como vocal. Pero si el vocalista
de 30 seconds to Mars brilla
inconmesurablemente en el papel de Rayon, Matthew McConaughey da el
golpe definitivo sobre la mesa como actor reconvertido. El tejano se
labró una fama de intérprete mediocre por culpa de las comedias
románticas durante los últimos años. Sin embargo, ha callado
muchas bocas con su metamorfosis hacia papeles más complejos, serios
y ricos en matices. Su nombre también suena con fuerza para los
Óscars. Y es que McConaughey ha trabajado duro para meterse en la
piel de Ron Woodrof, un vaquero mujeriego, prejuicioso y homófobo
diagnosticado con SIDA a mediados de los 80.
Tanto
Leto como McConaughey pasaron por una transformación física para
dar mayor credibilidad a sus papeles perdiendo mucho, muchísimo
peso. Los resultados, saltan a la vista. Leto ya ha demostrado en
varias ocasiones su compromiso con sus personajes poniendo en riesgo
su salud. Ahí quedan ejemplos como los de Prefontaine,
Réquiem por un sueño o Chapter
27, papel para el cual tuvo que
engordar 30 kilos. Por su parte, McConaughey está viviendo un
momento muy dulce derivado de una buena elección de personajes en
estos últimos dos-tres años. Desde el inadaptado de Mud,
al detective de la exitosa serie televisiva True Detective,
pasando por el regente de un
club de striptease en Magic Mike. En
Dallas Buyers Club
ambos actores demuestran que su capacidad interpretativa va más allá
de una cara bonita y que juntos en pantalla despiden mucha química.
Suerte ha tenido Vallée de
contar con los dos para su película pues Leto, por ejemplo, tan
enfrascado en su faceta de músico, no pensaba volver a actuar pero,
ante un papel como éste, ¿quién podía negarse?
Los
halagos hacia el reparto podrían ser infinitos. No nos cansaremos
nunca de alabar el resultado proveniente, entre otros cosas, de un
sólido y documentado guión, inspirado en hechos reales, que ha
tardado unos 20 años en ver la luz en forma de película. Craig
Borten conoció al auténtico Ron Woodrof, a través de un amigo, y
se interesó por su historia; la historia de un hombre cuyo ritmo de
vida despreocupado lleno de fiestas, mujeres y drogas se truncó
cuando contrajo el SIDA en 1985. En aquel momento, Estados Unidos
vivía el auge del virus, cuando se creía que era una enfermedad
casi exclusiva de los gays. Woodrof, mujeriego y homófobo
empedernido, se vio rechazado por sus amistades más cercanas y
condenado en vida. La película retrata la ardua lucha de Woodrof por
sobrevivir al virus en un punto crucial en la investigación contra
él, cuando aún se conocía muy poco sobre cómo combatirlo y muchos
medicamentos se encontraban en fase de prueba con lo cual sólo unos
pocos elegidos podían probarlos. El personaje interpretado por
McConaughey se ve obligado a importar los medicamentos desde México
y, para evitar problemas con el fisco, funda el Dallas Buyers Club.
Woodrof se convirtió en un abanderado de los derechos de los
seropositivos en el momento que decidió enfrentarse al gobierno por
vulnerar su libertad de decisión sobre su cuerpo.
La
película es un necesario y conmovedor alegato sobre el derecho a
vivir que narra el dramático viaje personal de Woodrof para liberar
al colectivo seropositivo del ostracismo a causa de la enfermedad.
Sus motivos activistas al inicio son puramente egoístas pero, en el
camino, obligado a tratar codo con codo con homosexuales, aprenderá
los valores de la justicia, la tolerancia, y, sobre todo, la
amistad. Su peculiar relación con el transexual Rayon evoluciona
desde el recelo inicial -al principio sólo iban a ser compañeros de
negocio – a una profunda amistad. Jean-Marc Vallée, como ya
hiciera en la multipremiada C.R.A.Z.Y., vuelve
a centrarse en la difícil vida de unos protagonistas disfuncionales
cuya mayor ambición es tirar para adelante y consigue capturar con
sensibilidad la esencia y ganas de vivir de sus personajes.
La
suma de una acertada dirección, un guión firme y unas
interpretaciones poderosas dan como resultado casi dos horas de
interesante metraje. La película se bifurca en varias historias –
la odisea personal más la relación de amistad – para conseguir
mantener el interés de un espectador que acabará embelesado ante la
fuerza de una historia complicada, emocionante y necesaria. Porque si
el SIDA sigue siendo a día de hoy una enfermedad sin cura, un tabú
social, hace treinta años era algo más que una cadena perpetua, una
condena a muerte inevitable. Gente como Woodrof contribuyó de manera
inestimable a la investigación y al desarrollo contra el virus. Y es
un placer disfrutar de la traslación cinematográfica de personajes
pioneros y luchadores. Más aún cuando los intérpretes no sólo
están a la altura si no que hacen que te olvides de que están actuando y hacen
suyos dichos personajes.
8/10
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