Título original:
All is lost
Año:
2013
Fecha de estreno:
14 de Febrero de 2014
Duración:
106 min
País:
Estados Unidos
Director:
J.C. Chandor
Reparto:
Robert Redford
Distribuidora:
Universal
Más
de treinta años ha tardado un director descubierto en el Festival de
cine Independiente de Sundance en ofrecerle un papel al creador de
dicho festival. En 2011, Redford conoció a J.C. Chandor cuando éste
presentó su laureada opera prima Margin Call. Poco
tiempo después, Chandor se puso en contacto con el veterano actor
para presentarle un guión bastante parco en diálogos, cuasi mudo,
sobre un hombre maduro en una travesía solitaria en alta mar.
Redford enseguida se entusiasmó con la propuesta, tan distinta a los
proyectos que le suelen llegar, y se subió a bordo del Virginia Jean
en la arriesgada Cuando todo está perdido.
La
audacia de Cuando todo está perdido
reside en respaldar la historia con tan sólo un actor, en un único
escenario y con tan sólo dos líneas de diálogo. Así, la película
debe funcionar especialmente en el plano interpretativo y en la
transmisión de emociones, algo que consigue a medias. El
protagonista es un hombre anciano embarcado en un velero que un día
choca accidentalmente contra un contenedor, lo cual provoca un
boquete en la base de su embarcación. Sus sistemas de comunicación
fallan y pronto una tormenta le pondrá en serios apuros. No se dan
datos sobre las motivaciones del hombre ni sobre su pasado;
únicamente le vemos escribir una carta en la cual pide perdón a
alguien. Como no sabemos nada de él, ni siquiera su nombre, aquí lo
importante son las acciones del momento, preocuparnos por si saldrá
con vida en su lucha contra el inmenso océano. Estamos ante una
película de supervivencia, de un ser humano enfrentado a la
caprichosa naturaleza.
A
estas alturas ya nadie duda del carisma y la presencia -su nombre ya
le da un enorme caché al proyecto- de todo un curtido actor como Robert
Redford. Nuestro protagonista sufre accidentes, tormentas, hambre y,
sobre todo, soledad, condiciones muy fatigosas para cualquier
persona. A sus 77 años, Redford demuestra su eficiencia (y osadía)
en una película exigente a nivel interpretativo y físico pues
durante el rodaje no contó apenas con dobles para hacer las escenas
más duras. Pero ser tan metódico no es
suficiente para transmitir los sentimientos de su personaje. Quizá
sea el paso de los años o quizá las operaciones de estética; el
caso es que a Redford, aunque mantiene el tipo durante casi todo el
metraje, se le nota cansado y le falta más rabia, más garra, más
fuerza en algunas escenas de desesperación y soledad, esto es, en
los momentos más dramáticos del film.
A
pesar de la carencia de diálogos, la película es entretenida por
ver cómo un hombre es capaz de superarse a sí mismo en su afán por
sobrevivir, por cómo agudiza el ingenio cuando todo parece estar
perdido, por cómo lucen y dan juego en la pantalla grande las
inclemencias climatológicas. Eso sí, los expertos en navegación ya
andan poniendo el grito en el cielo por las incongruencias en la
actitud del protagonista: desde no llevar chaleco salvavidas hasta el
rápido aprendizaje de los sextantes navigatorios. La verdad es que,
aún no entendiendo nada de navegación, el espectador medio no podrá
evitar cuestionarse alguna de las acciones o decisiones del
personaje.
Aún
careciendo de toda la emoción que se le exige, Cuando todo está
perdido resulta una experiencia
medianamente satisfactoria. Se trata de una película poco
convencional, cuyo resultado podría haber sido muy aburrido con un
protagonista tan callado con el que cuesta empatizar. En cambio, sus
acciones mundanas derivadas del innato instinto de supervivencia del
ser humano, son las que engrandecen la película y mantienen el
interés del espectador.
6/10
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