Kad svane dan (When Day Breaks)
Año:
2012
Fecha de estreno:
21 de Febrero de 2014
Duración:
90 min
País:
Serbia
Director:
Goran Paskaljevic
Reparto:
Mustafa Nadarevic, Mira Banjac, Zafir Hadzimanov, Predrag Ejdus, Meto Jovanovski, Toma Jovanovic, Rade Kojadinovic
Distribuidora:
Wanda Visión
Mischa Brankov, ex profesor de música, se enfrenta a su reciente jubilación con optimismo. Al poco tiempo, recibe una carta con una información importante sobre su pasado. Debe ponerse en contacto con el Museo Judío de Belgrado, lugar donde le entregarán una caja de metal encontrada tras unas excavaciones en un sitio que antaño fue un campo de concentración para judíos y gitanos. La caja pertenecía a su verdadero padre y en ella se conserva una fotografía y una partitura inacabada cuyo título reza 'Al nacer el día'. Todos estos nuevos datos trastornarán su apacible vida y le harán cuestionarse cuál es su verdadera identidad. Goran Paskaljevic se enfrenta con Al nacer el día a un turbio pasado serbio y pone en primera plana la triste realidad de mantener los ojos cerrados ante las atrocidades del nazismo.
Porque el lugar donde desentierran la susodicha caja de metal no es ni más ni menos que el Judenlager Semlin (campamento Semlin para judíos), ubicado en el centro del actual Belgrado. Definido por los historiadores como el germen del holocausto, fue el primer campamento europeo donde tuvieron lugar las primeras matanzas masivas de judíos. Sin embargo, el Semlin apenas tiene trascendencia a nivel histórico a causa de su ubicación y otros factores sociales -de hecho, una pequeña placa conmemorativa a los pies de la vetusta torre central es lo único que recuerda tal masacre. En 2012, año de producción de la película, el campamento cumplía 70 años. Paskaljevic ha considerado esta efeméride como una manera de señalar en rojo en el calendario la importancia de dicho lugar, ahora que los nacionalismos siguen presentes en un país de historia convulsa. No se asusten los apolíticos, el director serbio se ha centrado más en el componente humano que en el político para componer su particular homenaje. Se trata de una historia sobre el descubrimiento de uno mismo, sobre el doloroso aceptar de una identidad lejana, sobre la conmoción de labrarse una nueva vida y completar tu pasado.
Precisamente, sobre la base de “completarse a uno mismo” nace la trama central de la película. A Brankov, nuestro protagonista, encarnado de forma magistral por el actor bosnio Mustafa Nadarevic, le entregan una pieza musical sin terminar, compuesta por su padre. La melodía le persigue, se convierte en una obsesión para él. Es el único nexo que ahora tiene con sus padres, a quienes apenas conoció pues se vieron obligados a entregar a su hijo a otra familia para protegerlo cuando aún era un bebé. Murieron gaseados en un camión en el campo de concentración de Semlin. Brankov terminará de escribir la partitura e intentará por todos los medios que sea interpretada para rendir tributo a sus orígenes, a los judíos y a sus padres, para estar en paz consigo mismo.
Centrándonos en otros aspectos más allá de la historia o del mensaje transmitido, la última película de Paskaljevic adolece de ritmo lento, lastrado con los fundidos en negro para las transiciones entre escenas. Este “defecto” ya lo pudimos observar en la otra película que, hasta ahora, hemos visto de Paskaljevic, Sueño de una noche de invierno. Aunque bastante menos críptica que la mencionada -la cual contenía una metáfora crítica hacia una sociedad serbia a la deriva, en la que sobrevuelan los fantasmas del pasado-, Al nacer el día se nutre también del pasado reciente serbio sólo que, en vez de tan sólo denunciar la ceguera de un país retrasado, se opta por homenajear a las víctimas del holocausto para que su drama no caiga en el olvido. Un film que pretende ser emocional y emocionante, en el cual destacan los intensos primeros planos de su actor protagonista cuando revive (o más bien reinventa) recuerdos así como su aspecto de erial paisajístico, pero falla en su pesada narración.
Precisamente, sobre la base de “completarse a uno mismo” nace la trama central de la película. A Brankov, nuestro protagonista, encarnado de forma magistral por el actor bosnio Mustafa Nadarevic, le entregan una pieza musical sin terminar, compuesta por su padre. La melodía le persigue, se convierte en una obsesión para él. Es el único nexo que ahora tiene con sus padres, a quienes apenas conoció pues se vieron obligados a entregar a su hijo a otra familia para protegerlo cuando aún era un bebé. Murieron gaseados en un camión en el campo de concentración de Semlin. Brankov terminará de escribir la partitura e intentará por todos los medios que sea interpretada para rendir tributo a sus orígenes, a los judíos y a sus padres, para estar en paz consigo mismo.
Centrándonos en otros aspectos más allá de la historia o del mensaje transmitido, la última película de Paskaljevic adolece de ritmo lento, lastrado con los fundidos en negro para las transiciones entre escenas. Este “defecto” ya lo pudimos observar en la otra película que, hasta ahora, hemos visto de Paskaljevic, Sueño de una noche de invierno. Aunque bastante menos críptica que la mencionada -la cual contenía una metáfora crítica hacia una sociedad serbia a la deriva, en la que sobrevuelan los fantasmas del pasado-, Al nacer el día se nutre también del pasado reciente serbio sólo que, en vez de tan sólo denunciar la ceguera de un país retrasado, se opta por homenajear a las víctimas del holocausto para que su drama no caiga en el olvido. Un film que pretende ser emocional y emocionante, en el cual destacan los intensos primeros planos de su actor protagonista cuando revive (o más bien reinventa) recuerdos así como su aspecto de erial paisajístico, pero falla en su pesada narración.
6/10
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