Título original:
Comoara
Año:
2015
Fecha de estreno:
16 de Diciembre de 2016
Duración:
85 min
País:
Rumania
Director:
Cornelio Porumboiu
Reparto:
Toma Cuzin, Adrian Purcarescu, Corneliu Cozmei, Cristina Cuzina Toma, Nicodim Toma, Dan Chiriac, Iulia Ciochina
Distribuidora:
Surtsey Films
La aventura minimalista del
aclamado director Porumboiu, es un extraña revisita a clásicos como El Tesoro
de Sierra Madre con uno de esos finales que te hacen sentir bien, más allá de
que un halo de tristeza ocupa muchas veces la pantalla durante el visionado de
esta comedia. La historia de dos hombres que emprenden la tarea de encontrar un
inverosímil tesoro como última esperanza a su situación económica actual, está
cargado de elementos humanos así como políticos y sociales de la Rumania
actual, todos colocados allí con maestría para lograr una de las más
destacables cintas que han pasado por cartelera este año.
La primera referencia es El
Tesoro de Sierra Madre, puesto que el mismo director la acepta como inspiración;
pero el corazón del film se sostiene en una de sus principales diferencias: No
existe ni en Rumania, ni en el mundo occidental, una tierra salvaje y sin
reclamar donde un par de pobres diablos puedan apropiarse de algo de valor y
así reconducir sus vidas; todo tiene dueño. En otras palabras, sólo la
extrañísima circunstancia de la cinta, es decir la existencia de ese tesoro
enterrado, puede permitir que alguien tenga esperanza de salir de una crisis
económica como la rumana; los demás estarían condenados. Y dado que hasta lo
enterrado y olvidado tiene dueño, no es casual que uno de los elementos más
recurrentes al inicio de film sea la historia de Robin Hood, pues nuestros
protagonistas son ladrones para la sociedad y encontrarán una nueva forma de
referenciar al héroe legendario sobre el final de la cinta.
Si este film se sostiene sobre
tres patas, la primera de ellas sería el humor. La apuesta del autor por sacar
comicidad a escenas completamente absurdas puede desesperar a muchos, aunque es
según mi criterio la mejor forma de aliviar un camino que escapa totalmente a
las convenciones del cine aventurero. Hay una extraña y lograda alquimia entre
un género tan mainstream como el de Aventuras y el más puro cine de autor,
aunque siempre es mejor avisar que los grandes obstáculos a los que se
enfrentará esta aventura será cómo encontrar y utilizar un detector de metales,
así como los obstáculos que las propias personalidades de los protagonistas se
autoimpongan.
Y sí, ya que lo mencionamos, la
segunda pata sobre la que todo este edificio se eleva son los personajes y su
humanidad: La búsqueda de un tesoro no sólo alimenta la esperanza de salir de
la crisis, puede alimentar el lado más violento que la desesperación saca a la
luz. Uno de los protagonistas, el más complicado económicamente, es desconfiado
y preferiría no dar parte a las autoridades de lo que se encuentre. El otro, la
brújula moral, hace todo lo posible por mantenerlo dentro de los límites de la
cordura, aun cuando tiene que soportar las pataletas de su compañero. Mucha de
esta contradicción se aborda con el mismo humor del que ya hablamos antes, pues
si bien todo en la película es serio y oculta cierta oscuridad, nunca se
abandona lo humorístico como la forma de contarlo.
Quizá la lectura más oculta que
tiene una película como “El Tesoro”, es el lado político y social, directamente relacionado con la
evolución histórica rumana. Lo más específico se nos escapará, puesto que no estamos
en el tema, sin embargo hay cosas más universales que traspasan la pantalla:
los diálogos de los personajes permiten intuir a nuestros protagonistas como
miembros de una clase social plagada de resentimientos acumulados y, sin
embargo, alimentando mitos del sistema como la demonización del comunismo
(interesante la velada lectura que se hace al respecto a través de los simples
hechos que aparecen en el filme). Detrás de la liviandad de la película están
las heridas históricas de un país y lo que Porumboiu nos cuenta con esta
extraña y divertida historia, es una especie de retrato sobre los restos del
naufragio, una historia a la que se anima a darle un final feliz quizá por mero
capricho, por simple voluntad humanitaria.
7/10