Las furias
Año:
2016
Fecha de estreno:
11 de Noviembre de 2016
Duración:
125 min
País:
España
Director:
Miguel del Arco
Reparto:
Gonzalo de Castro, Carmen Machi, Alberto San Juan, Bárbara Lennie, José Sacristán, Emma Suárez, Mercedes Sampietro, Pere Arquillué
Distribuidora:
Wanda Visión
Las reuniones familiares son el
petróleo emocional de los narradores. Muchos cineastas tratan de explotar esos pozos repletos de
rencores, heridas y disputas, siendo la brutal Celebración de Vinterberg una de las referencias inevitables en este sentido. A algunos les explota en la cara el intento y
otros extraen el oro líquido de múltiples relaciones que colisionan entre sí.
El dramaturgo Miguel del Arco también ha tratado de sacar provecho de este
turbulento entorno familiar, con una ambiciosa ópera prima. Ambiciosa en
términos de la complejidad de los personajes y del concepto que se quería
manifestar: cómo es la tercera generación la víctima de los conflictos entre
las dos generaciones anteriores. La herencia genética de las malas
paternidades. En todo momento es evidente que del Arco está curtido en las
tablas, aunque hay que reconocer que busca adentrarse en las posibilidades que
ofrece el cine, sin perder su esencia teatral, que imprime en unos personajes
con reacciones emocionales frecuentemente desbocadas.
Ese concepto mencionado
previamente está contenido en el personaje que se podría etiquetar de
protagonista, aunque nos encontremos ante una película totalmente coral, que es
la inestable adolescente interpretada por Macarena Sanz. Ella soporta todo el
rencor y las puñaladas que se profieren sus familiares. En primera instancia,
esta amalgama de personajes es presentada en diversos espacios, su trabajo, su
hogar… Y desvelando ciertos secretos que después irán emergiendo cuando todos
queden “encerrados” en la casa de la familia en Cantabria. Del Arco acierta al presentarles
en sus diferentes espacios, distanciados o unidos, para más adelante
conducirles al mismo lugar, donde sacar a relucir todo aquello que no dejan
salir de su cárcel emocional interna. Pero la principal barrera que se
interpone al espectador es la dificultad para sentirse cercano a unos
personajes cuyo comportamiento es intermitentemente natural, ya que sus
reacciones a veces entran en los parámetros de lo comprensible y otras se lleva
al terreno de lo desmedido. Un exceso que puede ser intencionado para potenciar
la locura generada en ese conflictivo entorno, pero que no siempre funciona y
termina ampliando la falla entre el público y los individuos que observa.
El realizador demuestra su
interés por las relaciones humanas, más o menos destructivas, ofreciendo planos
casi siempre compartidos. El espectador tiene que elegir a quién observa,
comparar miradas paralelas, buscar el conflicto en los expresivos ojos de unos
excelentes actores, lo cual resulta exigente a la par que fascinante cuando
está bien planteado. Ahí se encuentra el gran valor de esta película algo
irregular, su imponente elenco. Destacan sobre todo los tres hermanos: Gonzalo
de Castro, Carmen Machi y Alberto San Juan, siendo el primero de ellos el que
porta el drama y la comedia con mayor naturalidad. Junto a ellos, Bárbara
Lennie, un José Sacristán con una gran secuencia de apertura y un desubicado
desarrollo, Pere Arquillué, Emma Suárez y Mercedes Sampietro, dotan del don de
la vida a unos personajes con palabras que pueden sonar excesivamente
grandilocuentes, pero que en definitiva encierran las inquietudes de un creador
tan polifacético como del Arco, que se sumerge en un nuevo medio con
atrevimiento y mucho que aprender.
6/10
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