Sleeping with other people
Año:
2015
Fecha de estreno:
4 de noviembre de 2016
Duración:
95 min
País:
Estados Unidos
Director:
Leslye Headland
Reparto:
Jason Sudeikis, Alison Brie, Adam Scott, Amanda Peet, Jason Mantzoukas, Natasha Lyonne, Marc Blucas, Daniella Pineda, Andrea Savage
Distribuidora:
Selecta Visión
Lo políticamente incorrecto en
comedias irreverentes está a la orden del día en los últimos
tiempos. Resacón en Las Vegas
y su particular visión de una borrachera descontrolada, abrió la
oportunidad a otros cineastas posteriores hacia un género con
grandes posibilidades en cuanto a la comedia más alocada y
escatológica. El mayor ejemplo lo tenemos en la aún en cartelera La
fiesta de las salchichas, una
excusa animada para dar rienda suelta a toda clase de chistes y
bromas de índole sexual olvidándose por completo de la trama.
Aunque la pinten, muy muy en lo subrepticio, de romance.
Para la joven directora Leslye Headland, Resacón en Las
Vegas ha sido, sin dudarlo,
fuente de inspiración. Antes de esta Nunca entre amigos
que nos ocupa, la californiana
nos trajo Despedida de soltera, la
versión femenina de la de Todd Philips. Y ahora, con Nunca
entre amigos la adicción al
sexo y los esquemas de la comedia romántica se entremezclan para
crear una película fallida.
Nunca entre amigos
camina en el fino alambre que separa la despreocupación total de
títulos más cómicos como Virgen a los 40, la
propia Resacón... y
las comedias románticas
que-quieren-pero-no-pueden-llegar-a-gamberras como Con
derecho a roce. Desde el
comienzo, Headland parece imponer sus reglas en cuanto a personajes
alocados y sexys. Dos jóvenes (Jason Sudeikis y Alison Brie) se
conocen por casualidad en la universidad y pierden la virginidad
juntos. Doce años después, se reencuentran en una reunión de
adictos al sexo -nada que ver con la simpática Amor sincontrol- y, dado su carácter
infiel por naturaleza, se comprometen a ser sólo amigos en una
relación platónica que se pone a prueba debido a la atracción
entre ellos.
Los dos personajes se destapan como dos
tipos sin pelos en la lengua. Se trata, pues, de una película basada
en el chiste verbal sexual con los personajes hablando constantemente
en una metralleta dialéctica de depravación tan picantona como
inane porque los diálogos se sienten prefabricados, estudiados, sin
la frescura y naturalidad necesarias para dotar de vida propia a la
historia. Gran parte de la culpa, aparte de un guion mediocre y una
dirección del montón, la tiene la poca química entre los
protagonistas. Ni Sudeikis ni Brie conectan como para que el
espectador se crea esa amistad pseudo romántica y profunda. Los
secundarios aportan el mismo punto que los principales. Parece que
los temas estrella entre los treinteañeros americanos sea el sexo,
el sexo y el sexo. No hablan de otra cosa: nada de trabajo, nada de
familia, nada de amigos, nada de hobbies... Mención aparte para la
sobreactuada y perdidísima Amanda Peet.
La mejor palabra definitoria de la
película es irritante. No por la irreverencia de sus bromas
sexuales, no por la insana relación de amistad de los protagonistas
si no, más bien, por el empeño constante de orbitar la trama
entorno al sexo intentando diferenciarte de las comedias románticas
típicas y acabar sucumbiendo a ellas. Headland tiene dos motivos
para haber escrito este guion. Por un lado, busca la incomodidad del
espectador para hacerle reír -sin conseguirlo- y, por otro, trata de normalizar un tema social tabú. Su
defecto es haber escogido la comedia romántica por bandera en un
quiero y no puedo constante por alejarse del esquema clásico donde
las únicas notas distintivas son la predisposición de los
personajes a hablar del sexo – Don Jon resulta
más compacta, en ese aspecto. Con ese esfuerzo inagotable por el
diálogo/chiste sexual -presente en os personajes principales y en
los secundarios, Headland se olvida de darle empaque a la historia
principal entre los protagonistas, de desarrollarla y de hacerla
creíble.
4/10
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