jueves, 10 de noviembre de 2016

No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas. Asumir los defectos.

Título original:
No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas
Año:
2016
Fecha de estreno:
11 de Noviembre de 2016 
Duración:
98 min
País:
España
Director:
María Ripoll
Reparto:
Verónica Echegui, Álex García, David Verdaguer, Alba Galocha, Jordi Sánchez, Cecilia Freire
Distribuidora:
Sony Pictures


Es complicado reírse de algo sin entenderlo. Lo mismo sucede con las personas. Es imposible reírse de uno mismo si no se asimilan los propios defectos y particularidades. Ahí radica el buen hacer de María Ripoll en la adaptación de la exitosa novela No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas, cuyo explícito título presenta a la perfección a la protagonista de este relato. Se nos vende comedia sin complejos y eso es lo que recibimos básicamente, con sus momentos de genuino entretenimiento compartidos con los de convencionalismos del género romántico, que aparentemente se quieren evitar, pero en los que se cae por la fuerza de la gravedad. Tras la fallida Ahora o nunca, Ripoll no ha tardado en regresar y mejora el resultado de aquella, valiéndose de un valioso trío protagonista y de un desarrollo que late gracias a las desventuras emocionales que se asimilan sin demasiado esfuerzo y con unas cuantas carcajadas.


La joven encarnada por Verónica Echegui destaca por sus inseguridades y sus ilusiones prematuras, por dejar volar su imaginación amorosa más de lo debido. Este personaje cuenta con todo el protagonismo, cediéndole apartes y tratando de profundizar en el interior de su mente, ya que es su comportamiento errático el que atrae al público con facilidad. Frente a ella se encuentran su novio a distancia y un antiguo amor del instituto que nunca se llegó a consumar, y que ahora regresa en forma de potencial cuñado. El primero de ellos es David Verdaguer, que entre este personaje y el de 10.000 km se está especializando en el sexo a través de Skype, y el otro es Álex García, a cuyos músculos se trata de añadir algo de sensibilidad e inteligencia. La indecisión entre ambas posibilidades mueve a una protagonista hundida en el patetismo humano, y el objetivo es despojarse de ese ridículo.

Ese ridículo está correctamente retratado en pantalla, sacando partido del absurdo, que es la esencia de la comedia en sí. La película funciona de manera previsible, pero lo importante es eso, que el segundero pasa y no te das cuenta. No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas no se acompleja y saca partido de ello, con personajes que no innovan en originalidad, pero que conducen un producto entretenido, que desemboca en un final muy happy, más propio de un videoclip de Coldplay.

6/10

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