No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas
Año:
2016
Fecha de estreno:
11 de Noviembre de 2016
Duración:
98 min
País:
España
Director:
María Ripoll
Reparto:
Verónica Echegui, Álex García, David Verdaguer, Alba Galocha, Jordi Sánchez, Cecilia Freire
Distribuidora:
Sony Pictures
Es complicado reírse de algo sin
entenderlo. Lo mismo sucede con las personas. Es imposible reírse de uno mismo
si no se asimilan los propios defectos y particularidades. Ahí radica el buen
hacer de María Ripoll en la adaptación de la exitosa novela No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas,
cuyo explícito título presenta a la perfección a la protagonista de este
relato. Se nos vende comedia sin complejos y eso es lo que recibimos
básicamente, con sus momentos de genuino entretenimiento compartidos con los de
convencionalismos del género romántico, que aparentemente se quieren evitar,
pero en los que se cae por la fuerza de la gravedad. Tras la fallida Ahora o nunca, Ripoll no ha tardado en
regresar y mejora el resultado de aquella, valiéndose de un valioso trío
protagonista y de un desarrollo que late gracias a las desventuras emocionales
que se asimilan sin demasiado esfuerzo y con unas cuantas carcajadas.
La joven encarnada por Verónica
Echegui destaca por sus inseguridades y sus ilusiones prematuras, por dejar
volar su imaginación amorosa más de lo debido. Este personaje cuenta con todo
el protagonismo, cediéndole apartes y tratando de profundizar en el interior de
su mente, ya que es su comportamiento errático el que atrae al público con
facilidad. Frente a ella se encuentran su novio a distancia y un antiguo amor
del instituto que nunca se llegó a consumar, y que ahora regresa en forma de
potencial cuñado. El primero de ellos es David Verdaguer, que entre este personaje
y el de 10.000 km se está especializando
en el sexo a través de Skype, y el otro es Álex García, a cuyos músculos se
trata de añadir algo de sensibilidad e inteligencia. La indecisión entre ambas
posibilidades mueve a una protagonista hundida en el patetismo humano, y el
objetivo es despojarse de ese ridículo.
Ese ridículo está correctamente
retratado en pantalla, sacando partido del absurdo, que es la esencia de la
comedia en sí. La película funciona de manera previsible, pero lo importante es
eso, que el segundero pasa y no te das cuenta. No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas no se acompleja
y saca partido de ello, con personajes que no innovan en originalidad, pero que
conducen un producto entretenido, que desemboca en un final muy happy, más propio de un videoclip de
Coldplay.
6/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario