Jack Reacher 2: Never Go Back
Año:
2016
Fecha de estreno:
11 de Noviembre de 2016
Duración:
118 min
País:
Estados Unidos
Director:
Edward Zwick
Reparto:
Tom Cruise, Cobie Smulders, Danika Yarosh, Aldis Hodge, Robert Knepper
Distribuidora:
Paramount
Lo mínimo que se le debe exigir a
una secuela es que se respete al personaje protagonista. El Jack Reacher
llevado a la gran pantalla por Christopher McQuarrie en 2012 era indestructible
e independiente. Mientras que el Reacher de Edward Zwick de este año es un
hombre falto de cariño y del que se explota más su pasado que su presente. Tom
Cruise vuelve a interpretar al personaje titular, y el resto del potente
reparto de la cinta original se desvanece para dejar paso a un elenco más
asequible para las carteras de los productores. Lo cual provoca que se despoje
a la película de la presencia de actores de la talla de Rosamund Pike o Robert
Duvall, para dar paso a un equipo más televisivo. Lo mismo se puede decir de la
sucesión en el cargo de director, ya que la labor de Zwick es mucho más
convencional y menos sorprendente que la de un McQuarrie que tenía y tiene
mejores cosas que hacer que esta secuela.
En esta ocasión Reacher vuelve a
verse envuelto en una conspiración, aún más enrevesada que la anterior, y se
intuye una mayor dependencia por el sexo opuesto, ya sea en forma de su
compañera de aventuras, interpretada por Cobie Smulders, o por la adolescente
que podría ser su hija. La introducción de dos personajes femeninos en la
órbita más cercana a Reacher sería una buena noticia de no ser porque, a pesar
de que se las presente como luchadoras, acaben dependiendo de su héroe. Por lo
tanto, no se rompe el techo de cristal, sino que el protagonista sigue
correteando encima de él, dejándonos claro quién manda en esta historia. Pero
lo que más distancia al espectador de la cinta no es ese descarado desprecio,
sino lo obvio que es el desarrollo y los elementos que se quieren denunciar.
Por ejemplo, las conversaciones sobre homosexualidad y discriminación en el
ejército resultan tan evidentes que denotan la falta de esfuerzo por llevar a
un terreno subyacente las críticas, sacándolas a relucir con orgullo y
perdiendo el brillo instantáneamente.
Pero no dejamos de estar frente a
una película de acción, que suelen compensar sus carencias narrativas con
hipnóticas persecuciones o combates. En este campo, Zwick no alcanza el nivel
de composición de McQuarrie, pero al menos se defiende. Así que dependiendo del
espectador que se enfrente a esta producción, la acción podrá ahogar en mayor o
menor medida el soporífero sin sentido conspiranoide que va creciendo dentro de ella. Su
mayor pecado es perder la esencia de un personaje franquicia que tenía cierto
atractivo como Reacher, pero no es la primera vez ni será la última que veremos
este tipo de sacrilegios promovidos por el interés de explotación de algo que
no se ha sabido prolongar.
3/10
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