Título original:
Blair Witch
Año:
2016
Fecha de estreno:
4 de Noviembre de 2016
Duración:
89 min
País:
Estados Unidos
Director:
Adam Wingard
Reparto:
James Allen McCune, Callie Hernandez, Corbin Reid, Brandon Scott, Wes Robinson
Distribuidora:
eOne
En algún momento de la historia
del cine el found footage pudo ser
una idea fresca e innovadora, pero después de emplearlo hasta la saciedad en el
cine de terror rara es la película que le saca partido realmente. El proyecto de la bruja de Blair fue una
de las principales culpables de que este tramposo recurso se pusiera de moda,
haciéndole un favor a los productores de cine de todo el mundo que se han refugiado
en él para reducir gastos, y suponiendo una poco elaborada aportación para el
cine. Si precisamente ha sido el terror el género en el que más influencia ha
tenido es por su naturaleza de manipulación más evidente, que impacta en los
espectadores más sensibles y avergüenza a los que no nos estremecemos con un
par de efectos de sonido y sustos baratos. Retomando el ambiente creado en el
título citado previamente, Adam Wingard da forma -o deforma- Blair Witch, una secuela innecesaria en
todos los sentidos.
La cinta original tampoco era un
grito a la originalidad si se fijaba uno en el contenido y no se sometía a la
hipnosis de la forma, pero al menos tenía cierto poso artístico y rompedor. En
cambio, Blair Witch nos muestra una
historia tan insustancial como su predecesora, pero de una forma mucho menos
efectiva y sin sobresaltos. Wingard añade personajes a la fórmula, ampliando el
numeroso repertorio de estúpidos individuos que caracteriza al terror barato.
Totalmente planos y con motivaciones dignas de sus fatídicos destinos. En las
primeras escenas se nos presenta un punto de partida tan poco convincente que
resulta mejor olvidarse de él durante la película: un hermano decide adentrarse
en un bosque para encontrar a su hermana, que se perdió en él hace dos décadas.
A esta desastrosa mezcla se suma también una tecnología que termina por
abrumar. Mientras que en la original todo quedaba registrado en tan solo dos
cámaras, en ésta se nos ofrece la imagen a través de una réflex, una videocámara,
un dron y múltiples cámaras en los oídos de los personajes. Lo cual lleva a uno
a cuestionarse cómo ese ente que ha montado las imágenes que estamos viendo se
encontró cada uno de los numerosos dispositivos en un bosque embrujado.
Pero una vez más, cuando empiezas
a cuestionar el sentido de la película, estás perdido. Al ser esa inquietud
inevitable, la hora y media de metraje se convierte en un suplicio repleto de
comportamientos poco coherentes, con una debacle narrativa final -más propia de Scooby-Doo- que no hace
más que darnos a entender que estamos viendo una película hecha por
estudiantes. Si fuera así se podrían perdonar algunos defectos, pero al haber
sido concebida por un equipo profesional, abusando del found footage sin
respetar su esencia, no se puede dejar pasar el insulto al público. Blair Witch es un remake encubierto de
secuela que debería tomarse como ejemplo de todo aquello que mina la
credibilidad del cine de terror más bochornoso.
2/10
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