jueves, 26 de febrero de 2015

Samba. Identidad perdida

Título original:
Samba
Año:
2014
Fecha de estreno:
27 de Febrero de 2015
Duración:
120 min
País:
Francia
Director:
Olivier Nakache y Eric Toledano
Reparto:
Omar Sy, Charlotte Gainsbourg, Tahar Rahim, Izïa Higelin, Liya Kebede, Youngar Fall
Distribuidora:
A Contracorriente Films



El hecho de atraer a millones de espectadores desgraciadamente no suele tener mucho que ver con la calidad del producto, eso lo podemos comprobar en el cine, en la televisión, en la literatura y en cualquier medio. Pero no siempre el público asiste a ciegas o por inercia al cine o al menos no siempre esa inercia tiende a las obras más intrascendentes, sino que de vez en cuando se promueve el éxito de películas que lo merecen desde el punto de vista artístico o incluso emocional. 

Hace alrededor de tres años ‘Intocable’ arrasaba por allá por donde pasaba, y la clave de su éxito era su capacidad de irradiar simpatía y humanidad abarcando a todo tipo de públicos y dando las dosis necesarias de drama y de comedia. Esa película es el ejemplo de aquello que triunfa merecidamente y que a día de hoy sigue teniendo presencia. En cambio, si miramos a la cartelera actual nos encontramos con títulos como ‘Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?’, comedia francesa totalmente innecesaria y repleta de clichés que, a pesar de todos sus defectos  –que no son pocos-, también ha logrado reunir  millones de espectadores en los cines.  Por lo que la duda que se plantea es ¿hay alguna fórmula para que el público muerda el cebo? Si tuviera esa fórmula ya se la estaría vendiendo a los grandes estudios de Hollywood y al parecer, Olivier Nakache y Eric Toledano tampoco la tienen, porque ‘Samba’, su siguiente trabajo tras ‘Intocable’, no tiene ni de lejos la esencia que hacía especial a su predecesora.


El tema de la inmigración es bastante peliagudo en la vida real, por lo que plasmarlo en el cine sin ser irrespetuoso es un reto complicado. En ‘Samba’ ese no es el problema, ya que la odisea del protagonista que da nombre a la película no resulta fantasiosa o demasiado edulcorada, sino que se refleja de manera relativamente creíble. Pero el contexto no hace a la película. Hay otros factores que provocan que el film vaya perdiendo efecto e interés. Los diálogos a veces eternos que no aportan nada se van sucediendo desde el comienzo, al igual que los intentos forzados de dibujar la sonrisa en la cara del espectador, principalmente por parte del protagonista. Todo eso es salvable en parte gracias al incomparable carisma de Omar Sy, que por cuarta vez colabora con Nakache y Toledano, y la cinta habría perdido todo su sentido sin un actor como él al frente. Sy trata de prolongar su papel en ‘Intocable’ siendo al mismo tiempo el epicentro del drama y de la comedia, no siempre logra salirse con la suya y ser tan natural como en aquella película, pero es cierto que el guion tampoco acompaña como para lograr algo tan atractivo como lo conseguido previamente.

Todos los esfuerzos de Sy y de su compañero –también bastante carismático- Tahar Rahim quedan inhibidos e inutilizados cuando el personaje de Charlotte Gainsbourg aparece en pantalla. Es un rol insulso y que no sirve ni como personaje en sí mismo ni para que los demás evolucionen de manera fluida. Además Gainsbourg, alguien a quien me cuesta ver tras ‘3 corazones’ y ‘Anticristo’, tampoco ayuda precisamente a que la situación mejore. En una mano tenemos a un actor que te roba cada plano y cada situación como ya ha demostrado en ‘La espuma de los días’ e ‘Intocable’ y en la otra hay un personaje que cada vez que aparece preferirías que se esfumara del fotograma. Obviamente la culpa no recae en la actriz que interpreta al personaje, sino que habría que dirigir la mirada a los guionistas, incapaces de dotar al resto de personajes principales de una personalidad equiparable a la del protagonista.


Esto no quita que haya momentos entrañables y divertidos, prácticamente siempre con Sy como protagonista, pero ‘Samba’ no asegura el entretenimiento durante las dos largas horas de metraje. Los altibajos en el ritmo y el ridículo desenlace minan la credibilidad de una película que trata de sobrevivir únicamente a través de un protagonista llamativo, que no está acompañado de una historia a su altura ni de otros personajes que le permitan compartir la carga del film.

5,5/10

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