jueves, 26 de febrero de 2015

Fuerza mayor. Avalancha emocional

Título original:
Force Majeure
Año:
2014
Fecha de estreno:
27 de Febrero de 2015
Duración:
118 min
País:
Suecia, Francia, Dinamarca y Noruega
Director:
Ruben Östlund
Reparto:
Johannes Bah Kuhnke, Lisa Loven Kongsli, Clara Wettergren, Vincent Wettergren, Kristofer Hivju y Fanni Metelius.
Distribuidora:
Golem


Fueron varias las ausencias relevantes en las nominaciones de la recién acabada ceremonia de los Oscar, muchas fueron las voces que reclamaban más amor para películas como Selma, Perdida o Nightcrawler por parte de los académicos. Pues bien, ese sentimiento reivindicativo también se aplicó a la peculiar categoría de mejor película extranjera ya que sorprendió que entre las cinco finalistas no se encontrara la película sueca más aclamada del año, y es que Fuerza Mayor no solo figuraba en todas las quinielas como nominada, sino que muchos apostaban por ella como ganadora (premio que finalmente se alzó con total merecimiento la polaca Ida), y después de verla he de decir que merecía haber estado nominada…Pero obviando ese injusto olvido, la verdad es que la película ha tenido un recorrido envidiable desde que se presentó por primera vez en el pasado festival de Cannes en la sección Un Certain Regard, una sección paralela a la sección oficial del festival dedicada a las películas de corte más artístico y de temática más singular o arriesgada. Ya desde ese momento tanto crítica como público coincidieron en que estábamos ante una película especial. No solo Cannes supo premiar a la película, también el destacado festival de cine europeo de Sevilla la premió con el Giraldillo de Oro a la mejor película y al mejor guion, así como múltiples reconocimientos de la academia de cine sueca y de distintas organizaciones de críticos americanos.

Pero dejando al lado los premios, intentaré explicar sus valores cinematográficos que la convierten en una película de obligado visionado.
En primer lugar, la premisa de la historia es la de una familia que pasa las vacaciones de invierno en una lujosa estación de esquí en los Alpes franceses, nada parece ir mal, hasta que un día mientras almuerzan en un restaurante ven como un alud aparentemente controlado se acerca a ellos, y la reacción del patriarca familiar no es otra que huir cogiendo su iPhone de la mesa y dejando atrás a su mujer y sus dos hijos. Esta instintiva y cuestionable reacción será el punto de partida para diseccionar y cuestionar los valores y la felicidad de una familia socialmente establecida y diseñada para ser perfecta.


Su director y guionista, Ruben Östlund se vale de un estupendo e inteligente guion, que se nota que ha sido reescrito varias veces para darle la intensidad y el tono adecuado, para mostrarnos las decisiones y las reacciones de unos individuos que se encuentran ante una situación que escapa a su control, y que va creciendo a medida que avanza la película.

Mediante el uso de muchos planos fijos que ayudan a diseccionar de una manera más efectista a los personajes, y el contraste de los exteriores con los interiores apoyados por una repetitiva música angustiosa y repetitiva, su creador consigue que veamos y sintamos las contradictorias emociones de esta familia en un espacio que debería ser idílico pero que se convierte en pesadilla accidentalmente.

Tanto el papel del hombre como el de la mujer se cuestionan constantemente, es decir, esta película es una prueba de fuego a la masculinidad, y a esa presión sociable construida a lo largo de miles de años que tiene el miembro más destacado de una familia heteronormativa de demostrar siempre unas actitudes heroicas y aplaudibles ante las adversidades, y en caso contrario, la propia sociedad se encargará de expulsarle de la manada a la menor oportunidad.

¿Se puede juzgar toda una vida por una reacción? ¿Estamos capacitados como personas para juzgar comportamientos ajenos que no hemos vivido? ¿Qué hubiéramos hecho nosotros en esa situación? ¿Estamos preparados como sociedad para plantearnos estas preguntas?


Todas estas cuestiones se ponen sobre la mesa en la película, y debemos ser nosotros como espectadores quien debamos responderlas, o por lo menos intentarlo, ya que de lo contrario nos desmoronaremos como personas como ese alud que simplemente sirve de excusa para plantear respuestas que necesitan ser respondidas para que podamos seguir avanzando en la vida.

 8/10

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