Después de una semana sin capítulo de la serie Modern Family (a saber por qué), la comedia reaparece en las pantallas de los hogares de los States por todo lo alto con un episodio cargado de envidias, amores perrunos y frases lapidarias de Haley. Que a mí me gustan. No olvides leer el recap del capítulo anterior. ¡Alerta spoiler!
La relación entre Haley y Andy parecía que iba genial, luego no y luego nada. Ahora el joven está entusiasmado con la idea de tener como mentor en aquello de vender casas al mismísimo señor Dunphy. Como dos niños grandes que son, Phil y Andy se complementan a la perfección. Son como el jabón y la espuma, Esperanza Aguirre y los titulares, Chabelita y Sema.
El problemas es que hay un tercero en discordia, al que los celos parece corroer por dentro, Luke. El pequeño de la familia -cada vez menos pequeño- ve como su figura de colega de aventuras se ve eclipsada a ojos de su padre. Y todo por que dijo que "no" a ir al centro comercial a probar los sillones de relax hasta que les echaran. Phil concluye que su hijo necesita más espacio, pero Luke es tajante: "Yo me tengo que separar de ti, no al contrario". Por suerte, todo se arregla con un abrazo. Su padre estaría dispuesto a ir con él a la universidad y todo.
En la misma casa, otras con una estrecha y tirante relación a plazos son las dos hermanas, Haley y Alex. La mayor tiene que llevar a su hermana a una entrevista, pues Alex apunta alto y quiere entrar a Princeton. Al llegar, la joven increpa a Haley que esté contando por teléfono una y otra vez la misma historia de sus juergas mientras ella trata de mentalizarse para uno de los momentos más importantes de su vida. La entrevistadora luce un modelo que Haley reconoce, así que recomienda a Alex que lo alabe, sin embargo, la joven cree que ya va suficientemente preparada con sus clases de violonchelo y su pertenencia al club de debate.
Todo lo contrario, antes de llegar escucha como la entrevistadora echa por los suelos a los candidatos anteriores: "Todos son iguales, pensé que una era un robot". Así que Alex cambia de táctica y no duda no solo en hacer referencia al vestido de la chica, sino que además le cuenta como propia la historia de la noche anterior. Al final las hermanas no son tan distintas. Bueno sí, pero en el fondo no dejan de ser Dunphy.
La protagonistas del capítulo, sin embargo, no es ninguno de los mencionados. Ni siquiera es humano. Se trata de Stella, el perro de Jay. Joe, su hijo pequeño, parece ser alérgico a algo y Gloria ha llegado a la conclusión de que se trata de Stella. Jay tiene una relación muy especial con el perro, y la solución de dejarla en casa de Cam para descubrir si es la causa del problema no le gusta nada. Su yerno, claramente, se encariña en seguida de Stella, a la que no duda en vestir y arreglar ante la negativa de Jay.
En apariencia sí, Joe es alérgico y el perro tendrá que permanecer en casa de Cam. Le asegura su suegro que tal vez deba de hablarlo antes con Mitchell, pero él accederá, ya se encargaría de ello. La alegría a Cam le dura bien poco, porque resulta que Joe vuelve con los síntomas ya que en realidad es alérgico a la crema facial de Gloria (aunque en un principio no lo quiera reconocer). Stella vuelve a casa. En este episodio podemos ver lo parecidos, en el fondo, que son Cam y Jay, en contraposición a la personalidad de Mitch, que resulta igual que su madre.
¿Pero y Mitch? Decide dejar por un tiempo el bufete de abogados en el que trabaja. Cam asegura que, con lo puntilloso que es con sus compañeros, le dieron esos días libres encantados. Ahora está en la empresa de su padre trabajando para Claire, que no duda en hacerle el chiste de los armarios. Claro, menos mal que la serie no se basa en ellos, esto no es Gym Tony. Mitchell decide tomarse el tiempo allí de otra manera, siendo más permisivo con sus colegas y haciendo amigos. Claire asegura que esa es la relación que tiene ella, de "amijefa".
Pero es todo lo contrario. "¿Qué fiesta?" Mitch asegura que son las dos palabras más tristes. Ahora que él es tan amigable y permisivo con el resto ("es genial que a la gente le gustes por quien estás pretendiendo ser"), le invitan a todo y ella se siente desplazada. Todo por culpa del trabajo que le hace hacer Jay: regañar a la gente constantemente. Al final, como ayuda, Mitch decide ser él mismo y se encarga se tomarla con cada uno de sus compañeros, recordando lo mucho que le gusta que las cosas se hagan bien.
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