Título original:
Minuscule: La vallée des fourmis perdues (Minuscule: Valley of the Lost Ants)
Año:
2013
Fecha de estreno:
08 de Mayo de 2015
Duración:
89 min
País:
Francia
Director:
Thomas Szabo, Hélène Giraud
Reparto:
Animación
Distribuidora:
Festival Films
La
naturaleza es un lugar muy hermoso, y, si nos adentramos de lleno en
ella, también podremos observar infinidad de aventuras en su
interior. Esto lo saben muy bien Thomas Szabo y Hélène Giraud,
quienes con su serie Mínúsculos cosecharon un gran éxito,
tanto entre peques y mayores, sabiendo capurar la esencia del mundo
de los insectos con humor y sabiduría.
Ahora
se lanzan al largometraje con una impresionante aventura con El valle
de las hormigas perdidas, donde las hormigas negras y rojas lucharán
por unos terrones de azúcar, y una intrépida mariquita se verá
envuelva en medio de la trifulca. Y lo de impresionante va tanto al
resultado como al proyecto en sí, filmado en 3D con localizaciones
reales haciendo que su belleza sea tanto visual como por la calidad
de su contenido.
Para
quien cono conozca la serie de Minúsculos (la echan en
nuestro país en Clan y TV3), la serie consta de 78 episodios, de
unos 4-5 min. cada uno, que vienen a ser pequeñas fábulas
protagonizadas por insectos, con toques de humor y sin diálogos,
solo hay sonidos imitando conversaciones ininteligibles. Con
escenarios y sonidos reales de la naturaleza, el diseño de los
insectos es bastante fiel a la realidad, pero con ojos animados pero
sin comportamientos antropomórficos, caracterizándose por un gran
respeto por la naturaleza y los seres vivos, pero de forma que
cualquier adulto puede disfrutar de estos episodios y pasárselo
bien. Es una serie realizada con mucho cariño y que goza de gran
reputación, sobre todo en Francia, de donde es originaria y El
valle de las hormigas perdidas, que iba a ser un episodio más de
la serie, acabó, por su ambición, convirtiéndose en la primera
película ambientada en este mundo de Minúsculos, suponiendo un
gran reto para sus creadores. Ganadora del César y nominada en los
Annecy (Los Oscars de la animación,para que nos entendamos), al fin
se estrena en nuestro país esta simpática película que recupera a
los personajes emblemáticos de la serie pero que crea una aventura
igualmente disfrutable para cualquier no iniciado.
Como
una película de aventuras en el sentido clásico de la palabra y del
género cinematográfico, pronto nos veremos inmersos en la odisea
que les espera a las intrépidas hormigas negras, lideradas por
Mandíbulas, para llenar unos terrores de azúcar de un picnic
extraviado hacia su colonia. En su camino, se tomarán tanto con
amigos, como la mariquita, y enemigos, como las despiadadas hormigas
rojas, lo que hará de su viaje toda una aventura que culminará en
una batalla al más puro estilo El señor de los anillos
(salvando las distancias) del mundo de los himenópteros.
Otro
de los detalles que eleva esta película es su uso de espacios y
objetos reales con personajes animados. Nuestras hormigas se pasearán
por los parques naturales del sur de Francia como si fuera una selva
peligrosa y no dudarán en utilizar objetos diversos típicos del ser
humano para lograr sus objetivos. Esto muchas veces ocasionará dosis
de humor, como la escena, no exenta de cierta ironía, donde unas
hormigas usan un insecticida para atacar al otro clan de hormigas.
Además, el diseño de los personajes, muy fiel al ejemplo real, aporta un toque muy cuco con esos ojillos saltones, y la relación de Mandíbulas con la mariquita derrocha complicidad y buenrollismo.
Visualmente
es un gran espectáculo, pero es que se ha logrado, además, un gran
ritmo, y aunque el concepto de fábulas de los episodios de la serie
aquí deja lugar más a la aventura propiamente, se ha conseguido que
no se resienta el pasar de una idea original para unos 4-5 min a los
90 que dura la película, sin perder frescura ni sonar repetitiva. El
acompañamiento musical también ayuda mucho en este sentido, con una
gran banda sonora de Hervé Lavandier que, aparte del tema de la
serie, incluye otros tantos propios para cada personaje y que apoyan
la acción de la película. Esto es importante porque, al carecer de
diálogos como todo el universo de Minúsculos, la banda sonora y los
sonidos reales de la naturaleza será el único acompañante auditivo
que tengamos durante la película.
Una
película con vocaciones pequeñas como sus personajes, pero que
acaba alcanzando grandes cotas, gracias a su simpatía y humor muy
digerible para todo tipo de público, mezcla de lo clásico con un
aspecto visual muy moderno y con el espíritu de esos proyectos que
hacen poco ruido pero que, a aquellos que nos paramos a escucharlos,
nos conquistan fácilmente. Una delicia.
7,5/10
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