Drone
Año:
2014
Atlántida Film Fest:
Sección Política
Duración:
78 min
País:
Noruega
Director:
Tonje Hessen Schei
Reparto:
Documental
Con el paso de las décadas y los siglos, los conflictos bélicos han acabado distanciando a los soldados del frente de batalla. Actualmente, las manos de los fieles o adoctrinados combatientes no cargan con bayonetas o sables, sino que se han amoldado a la comodidad de una oscura sala en la que tienen acceso a bombardear cualquier punto cubierto por un satélite. Drone explora ese turbio terreno en el que se mueven los aparatos voladores que dan nombre al documental. Los vacíos legales que permiten al gobierno estadounidense acabar con la vida de miles de civiles y algún supuesto terrorista por el camino. Claramente posicionada en el ámbito de la crítica a las cobardes políticas exteriores del músculo americano, la película dirigida por Tonje Hessen Schei nos revela de forma efectiva esa actividad de la que ya hablaba con su potente lírica Matt Bellamy en el último disco de Muse. Los drones que nos sobrevuelan y que han dado lugar a una nueva forma de hacer guerra. De forma aparentemente impune.
Los testimonios de dos operadores de drones, procedentes del mismo ejército estadounidense, sirven para dar credibilidad a la narrativa que se establece en Pakistán, uno de los focos del terror de este tipo de ataques. Víctimas y ejecutores. Aunque desgraciadamente se sea algo complaciente con esos verdugos que se escudan en una inmadurez que no es excusa para los actos que se están relatando. Pero la experiencia de Brandon Bryant, atreviéndose a adentrarse en la jungla mediática, con su cubicular experiencia bélica como machete, y a declarar en la ONU sobre el control de este tipo de conflicto, es la que permite estructurar la cinta, que logra dejar atrás el panfleto político con seriedad y veracidad. Aunque cada vez sea más complicado definir la verdad en estos campos.
La alternancia entre los relatos de los bombardeados y esos aficionados a los videojuegos de guerra que piensan estar ayudando a su país, define el complejo escenario en el que no nos fijamos realmente, aunque haya cambiado a todas luces la forma de comprender las invasiones y los asesinatos en masa. Si Drone se hubiera estrenado hace tres años, podríamos verla como excesivamente dramática o innecesariamente apocalíptica, a pesar de su templada exposición de los hechos, causas y consecuencias, pero viéndola en el contexto actual, nos permite conocer la nueva careta de egocentrismo e interés volátil con las que se enmascaran los países poderosos para sacar provecho de quienes no tienen nada que ver con ellos. De aquellos niños que tiran piedras a los drenes para derribarlos. Hoy en día no hay mensaje más necesario de comprender que el odio no es unilateral, cuando una sociedad lo inocula en otra, el mundo queda infectado.
7/10
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