Título original:
Atrapa la bandera
Año:
2015
Fecha de estreno:
28 de Agosto de 2015
Duración:
97 min
País:
España
Director:
Enrique Gato
Reparto:
Animación
Distribuidora:
Paramount
Bien
es cierto que el cine de animación en España es aún un mundo por
explorar, falta mucho terreno por recorrer, pero ya se han empezando
a hacer cosas curiosas en este campo.
Tenemos
películas de buena calidad artística como Nocturna, Arrugas
o Chico & Rita (esta última no muy de mi agrado pero que
goza de gran consideración), y luego productos más comerciales
destinados a expandir el mercado y crear cierta industria, como
serían el caso de Planet 51 y Tadeo Jones, ambas muy
rentables aunque de poco calado artístico.
Atrapa
la bandera entraría en esta segunda categoría, de hecho su
director no es otro que Enrique Gato, el mismo de Tadeo Jones (lo
cual se nota en la película, en cuanto a tono y demás), y esto
debería servirnos para hacernos buena idea de lo que esperar de
antemano sobre el film, para bien o para mal.
De
hecho, más de un padre despistado creerá que se trata de una
continuación de las aventuras del torpe arqueólogo (Tadeo Jones va
al espacio!?), pero nada que ver, al menos no argumentalmente. El
espíritu sí es similar, apoyado en un guión ingenuamente pobre y
bastante conservador (“La familia es lo primero”), con subrayados
emocionales bastante molestos para gente poco despierta, secundarios
de los tildados “graciosetes” que acaban cayendo un tanto gordos,
un malo malísimo hiperbolizado y todos estos tics o malos hábitos
comunes en los blockbusters “amenizados” por esos momentos
musicales (que ya existían en Tadeo Jones) para enfatizar aún más
el carácter comercial del producto (no olvidemos que es, ante todo
más producto que cine, entendido como arte). Desde luego, o no se
confía en él o directamente no interesa el espectador inteligente a
los productores de la película, pues por si estas fueran pocas
trabas, la película está plagada de numerosas incongruencias
argumentales, que aunque bien hablemos de un cine evasivo, nunca hay
que dejar de pedir un mínimo para que la película se sostenga. Aquí
de buenas a primeras nos encontramos con con la premisa inicial
absurda donde dos niños viajan al espacio (me gustaría saber la
opinión de la NASA al respeto) y, por supuesto, la NASA tiene trajes
a su medida (los niños viajan por pura travesura, es decir, no
estaba planeado, pero los trajes están ahí para ser usados...
Luego
hay detalles más chirriantes, como el traje espacial improvisado de
la iguana (parece que todo vale en el espacio) o ya, entrando en el
terreno maniqueísta, ese Helio 3 lunar (un producto altamente
cotizado y energético) que curiosamente sólo el malvado histriónico
desea poseer (la presidente de los USA lo conoce, pero no muestra
interés en querer usarlo... muy lógico, claro)
Evidentemente,
no falta el discurso final que salta todas nuestras alarmas, pues el
enfoque “pro USA” queda patente durante toda la película, pero
ya mediante dicho discurso queda muy patente que lo que interesa es
vender marketing al otro lado del charco. Que, bueno, si la menos
fuera entretenida, pues podríamos decir eso de “es que sus
aspiraciones no son artísticas, sino el cine puramente evasivo” y
tal, pero pretender entretener con una historia tan sumamente
previsible y trillada es tener bemoles, desde luego. No hay que ser
muy avispado para adivinar que esa estrategia “moneyball” que nos
presentan al principio, tan molonamente, tendrá su importancia en la
misión, usándose en los momentos de tensión final como han hecho
trillones de veces otras trillones de películas antes. También
queda bastante patente que la película apuesta por el mensaje de la
unión familiar por encima de todo de forma un tanto prehistórica y
prever que, pese a los innumerables esfuerzos por el montador de la
película de crear cierta tensión y una resolución en el último
momento de la escena; la misión acabará siendo un éxito tiene
menos mérito que adivinar el Oscar a la mejor película de animación
de este 2015. Y así, ni unos ni otros contentos, ni arte ni
espectáculo son válidos.
Y,
ojo, visualmente no está mal. Este es el campo donde mejor hemos
progresado, pero aún queda muchísimo para alcanzar las banderas
propuestas. Si Disney y Pixar se destacan en el campo de la animación
es porque saben aunar en sus proyectos calidad visual, argumental y
conquistar a padres y adultos. Aquí se ha tirado por un producto muy
convencional y trillado, de carácter comercial muy marcado y
obviando cualquier atisbo de arte en el medio. Pero, seamos sinceros,
estos astronautas tampoco son los Minions, así que no sé yo qué
salida comercial tendrá Atrapa la bandera, pero lo que queda claro es que
hablamos de un producto mediocre destinado a aspirar al éxito de, la ya de por sí mediocre, Tadeo Jones.
3/10
Querido critico, el día que aprendas a simplemente "relajarte y pasártelo bien" y no buscar "substancia" en una película, seras mas feliz y menos mediocre
ResponderEliminarEl día que el crítico deje de criticar puede que sea más feliz, pero dejará de ser crítico. Yo, como no lo soy, me puedo permitir afirmar que es una bosta infumable.
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