lunes, 10 de agosto de 2015

Mala Sangre. El amor en los tiempos del miedo


Título original:
Mauvais Sang
Año:
1986
Fecha de re-estreno:
14 de Agosto de 2015  
Duración:
119 min
País:
Francia
Director:
Leos Carax
Reparto:
Denis LavantMichel PiccoliJuliette BinocheJulie DelpyHans MeyerHugo Pratt,Serge ReggianiCarroll Brooks
Distribuidora:
Avalon




Mala Sangre rompe con los esquemas hasta tal punto, que intentar resumir de que va podría entenderse como un vano esfuerzo por bajarla a tierra; la segunda película del afamado niño terrible Leos Carax, vuela libre de los límites de la simplificación que implica ese vicio clásico de la significación, pues es una cinta concebida para morar allá donde lo que reina es el sentimiento y la visceralidad. Carax es así, siempre lo ha sido, escapa de las reglas, se niega a hacer mandados: es como el personaje de Denis Lavant, un eterno joven soñador, creador e inquieto, encarnación perfecta de un cine francés que se niega completamentamente a morir.

Podría parecer una clásica película de atracos si uno se fija en su planteo inicial: el joven Alex (impecable Denis Lavant) busca escapar de su pasado y encuentra una oportunidad cuando es contratado por un grupo de delincuentes que está lejos de su mejor momento. Debido a la habilidad con las manos de Alex, su función será robar de un laboratorio la fórmula que, dicen, es la cura para una enfermedad que aqueja al mundo y que ataca a quienes practican el amor sin amor (parecido al sida y seguro que no por mera casualidad); los delincuentes planean vender dicha fórmula y saldar así una deuda con "La Americana" que puede costarles la vida. Esto suena clásico y sencillo, pero bastará con ver 15 minutos para convencerse que de clásico tiene poco y quienes hayan visto la película completa saben que presentar la obra de esta forma es trampa. Mala Sangre es mucho más y uma simple sinopsis no te prepara para ello.


La trama que en principio se asemeja a una película de cine negro, y mediante el cual Carax logra homenajear de manera brillante a la película ícono de la Nouvelle Vague, "Al Final de la Escapada" y algunas otras de su mentor Godard,  apenas oficia de excusa para desarrolllar lo que de verdad es Mala Sangre y será retomada en el tramo final despues de ocupar escasos minutos en la totalidad de la obra. Mala Sangre es una película de personajes y sus relaciones; personajes complejos, contradictorios, autodestructivos, que viven, aman y sueñan al abrigo del miedo. El mundo de la película es una Francia futurista con una ambientación apocalíptica minimalista, basada en el miedo de los personajes a la muerte, a una enfermedad que puede contagiarse con una simple caricia, al paso de un cometa que altera el clima, etc. No debe extrañar que la verdadera chicha de la cinta aparezca cuando Anna (el personaje de una bellísima Juliette Binoche) y Alex se quedan sólos tras la crisis de Hans (el líder de la operación criminal) e interactúan en charlas que demuestran esos bríos juveniles que tan bien supieron retratar los directores franceses en los 60. Es aquí donde Carax se permite más aún sus jugueteos con la cámara, con los encuadres, la referencia cinéfilas y literarias, etc.


En la película reina la experimentación, la búsqueda y la inquietud. A Carax no le interesa caer bien, no le interesa siquiera parecer descuidado. Si cae en un callejón sin salida frente a nuestros ojos no se asusta, al fin y al cabo son los efectos colaterales de una búsqueda osada. Si en algún momento se llega a notar el artificio o el capricho del director, es poco precio a pagar para disfrutar de algunas de las escenas más inolvidables del cine de los 80. El travelling de Alex por las calles al ritmo de David Bowie o la adorable escena de Alex intentando animar a Anna son impresiones a fuego que deberían ser obligatorias para las retinas de cualquier cinéfilo que se precie.

El re-estreno es la oportunidad única para presenciar en la gran pantalla una de las experiencias sensoriales más maravillosas del cine contemporáneo. Si hace unos años estuviste entre los deslumbrados por esa maravilla moderna que es Holy Motors entonces no hay excusa, la cita con Carax es ineludible.

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