domingo, 16 de agosto de 2015

El cartero de las noches blancas. Locus amoenus.


Título original:
Belye nochi pochtalona Alekseya Tryapitsyna
Año:
2014
Fecha de estreno:
14 de Agosto de 2015 
Duración:
100 min
País:
Rusia
Director:
Andrei Konchalovsky
Reparto:
Aleksey Tryapitsyn, Irina Ermolova, Valentina Ananina, Timur Bondarenko, Tatyana Silich, Lyubov Skorina
Distribuidora:
Film Buró


Andrei Konchalovsky es como la caja de bombones de la que hablaba Forrest Gump: nunca sabes qué te va a tocar. Lo mismo lleva a la pantalla una obra de Chéjov (1971) que vuelve a rodar una versión de La Odisea (1997) que se marca un Tango y Cash (1989). Esta vez tenemos ante nosotros una cinta que está clasificada como drama pero es a todas luces un documental. Basada en la vida real que transcurre en una región totalmente ajena al tiempo y a los cambios del resto del mundo, los habitantes del pueblo se interpretan a sí mismos en una oda al locus amoenus, a la introspección y a la búsqueda de la propia identidad.

El argumento es simple: la única conexión del pueblo con el mundo exterior es el cartero, que cruza el lago Kenozero en su lancha. Pero un buen día le roban el motor y, además, la mujer que ama se marcha a la ciudad, motivando así un intento por cambiar de vida que finalmente desembocará en lo que ya sabemos todos: que no hay nada como el hogar.


Se preguntarán ustedes entonces hasta qué punto merece la pena invertir una hora y media de su tiempo en esta película. No les voy a engañar: El cartero de las noches blancas no destaca por su argumento ni por sus interpretaciones, ni tampoco por el mensaje que pretende transmitir. La moraleja del filme de Konchalovsky es que la felicidad también se encuentra en lo bucólico, en lo sencillo, en una vida cuyos límites tienen la forma de la orilla de un lago. Que uno puede y debe conformarse con una vida rutinaria y el recogimiento. Que las respuestas no siempre están ahí fuera.


En definitiva, si son de los que gustan de ver una película por simple deleite estético, adelante. Sumérjanse en la belleza de las imágenes y el retrato de un pequeño oasis fuera de la civilización. Si no son amantes de la contemplación, quizá les convenga elegir otra sala del cine y quedarse con lo importante de esta cinta: ne te quaesiveris extra, es decir, no busques fuera de ti mismo.

6/10

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