sábado, 15 de agosto de 2015

El Último Cazador. La caza furtiva de poesía


Título original:
The Hunter
Año:
2011
Fecha de estreno:
14 de Agosto de 2015  
Duración:
88 min
País:
Australia
Director:
Daniel Nettheim
Reparto:
Willem DafoeSam NeillFrances O'ConnorSullivan StapletonDan WyllieCallan MulveyJacek KomanMorgana Davies
Distribuidora:
La Aventura Audiovisual


Sumándose a la larga lista de películas que olvidaremos rápidamente, llega a cines la ópera prima de Daniel Nettheim, El Último Cazador, cinta australiana que intenta ser una especie de cántico de amor a la naturaleza y al mundo selvático de Tasmania con el empaque de un desconcertante (en el peor de los sentidos) thriller, y con Willem Dafoe como protagonista y principal reclamo comercial.
La película ilusiona con su arranque: nos muestra un imponente Dafoe en el papel de un cazador hosco y solitario que está a punto de meterse en la complicada misión de capturar vivo al último ejemplar del Tigre de Tasmania, especie que llegó a creerse extinta, y que es ambicionado por más de una gran corporación. El halo místico que envuelve cada momento de la búsqueda, con ese paraje casi mágico (maravillosamente aprovechado por una gran fotografía) y la presencia fantasmal de un animal prácticamente legendario es de lejos lo mejor que puede ofrecer la cinta; sin dudas el único elemento que sale bien parado. Porque después del buen inicio, el director demuestra no tener mucha confianza en el concepto por sí solo, y comienza a decorar el tema central con dos tramas que además de estar muy vistas, están ejecutadas de pésima manera.


El personaje de Dafoe actúa en el anonimato y se hace pasar por uno de los tantos activistas pro-naturaleza que están parando en el pueblo. Debe parar en una casa donde habita una familia desintegrada por la reciente desaparición (y más que probable muerte) del padre de familia, un naturalista que se había hecho de muchos enemigos en un pueblo que debe su existencia a la tala indiscriminada de árboles. En este punto, la película se hunde durante un largo rato en un drama familiar demasiado visto y repleto de golpes bajos, donde una mujer deprimida (Frances O'Connor) y dos niños perspicaces traban una tensa pero dulce relación con el protagonista, que humaniza al cazador y le provoca la necesidad de cuestionar sus principios. Todo digno de un mal telefilm y con escenas bastante sosas que van en esa dirección. 


Cuando nuestros peores temores acerca de adonde nos lleva esto se empiezan a materializar, la película se saca de la manga una loca sub-trama sobre una red de maldad por debajo de la cotidianeidad del pueblo que llega más lejos de lo que podemos imaginar. El giro que tomarán los hechos en este punto es en exceso absurdo y nos lleva por el camino de una rocambolesca conspiración que apenas se sostiene lógicamente. ¿Y toda esta locura se relaciona con el Tigre y la cacería? Ciertamente sí, aunque a la larga no ha sido sino maquillaje para estirar una cinta que no daba para tanto. El mensaje obvio emerge en un final demasiado ceremonioso aunque correctamente filmado que sirve como redención para ambos personajes (el cazador y el tigre) pero no para una película que ha dado demasiadas vueltas para llegar a ese punto. El final demuestra que quizá con mejor planeación y menos concesiones, se podría haber conseguido una película más sencilla y sincera.


Los amantes de la naturaleza pueden encontrar en El Último Cazador una cinta interesante y con valores importantes, sin embargo quienes busquen una experiencia cinematográfica decente, me temo que ésta no es su película. La búsqueda desesperada de poesía, de un paralelismo forzado entre el cazador y el cazado, se mezcla mal con una trama efectista y por momentos ilógica, y el resultado de este combo es el de una cinta imcapaz de grabarse en nuestras memorias.

4/10

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