El anterior episodio daba pie a
que la resolución del caso de Caspere se convirtiera en algo plausible, aunque
el gran problema de True Detective
está siendo su falta de cohesión, que está provocando que ese misterio pierda
interés por momentos. Y cuando en una serie de investigaciones –por muy
introspectiva y reflexiva que pretenda ser- el caso principal se envuelve en
una neblina que se trata de despejar a manotazos sin sentido en el último
momento, obviamente el resultado no es tan convincente como si toda la
temporada se entendiera como un producto indivisible y coherente.
En este séptimo capítulo la
principal novedad es que la colaboración entre los personajes se ha convertido
en algo cada vez más habitual, aunque sigan martirizándose internamente, Ani,
Woodrugh y Velcoro, al menos no siguen jugando en ligas diferentes. Los tres
siguen siendo personajes solitarios y con unos complejos emocionales que
probablemente no se han reflejado de la manera más recomendable, y que a estas siguen
definiendo a unos personajes encerrados en sí mismos. Sorprendentemente se
produce algo de contacto físico y psicológico entre los tres en este episodio,
aunque la tónica general siga siendo la de resolver los problemas de manera
individual, y que le digan a Woodrugh lo que sucede cuando te internas en la
boca del lobo sin apoyos.
Semyon es el más independiente de
la trama en este momento, aunque esté metido de lleno en el entramado de los
contratos y de la especulación. Probablemente este sea el capítulo más completo
de lo que llevamos de temporada, con un desarrollo equitativo para los cuatro
protagonistas, cuyos pasados amenazan a sus presentes. La resolución del caso
ya parece estar cada vez más cerca, pero ¿será eso suficiente para que los
nuevos episodios merezcan la pena? De las siete horas invertidas en la serie,
una cantidad de tiempo considerable ha ido a parar a un pozo sin fin que
empieza a rebosar de frases hechas y situaciones forzadas.
Que en rasgos generales el
resultado sea decepcionante no quita que el final de la temporada pueda
revitalizar la serie, sobre todo porque las piezas ya están colocadas en su
sitio, aunque el puzzle final parece no tener todavía una forma reconocible. El
impactante suceso mostrado al final del episodio, relacionado con Woodrugh,
recuerda a lo sucedido en el segundo episodio, cuando Velcoro sufría un daño
importante que se disolvió rápidamente. Si Pizzolatto vuelve a plantar otra
trampa vende-hype, la segunda temporada se mantendrá con un nivel mediocre,
pero la verdad es que al menos han tratado de permanecer fieles a un estilo.
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