miércoles, 4 de marzo de 2015

Perdiendo el norte. Si no llega a ser por Yon y Blanca...


Título original:
Perdiendo el norte
Año:
2015
Fecha de estreno:
6 de marzo de 2015
Duración:
96 min
País:
España
Director:
Nacho G. Velilla
Reparto:
Yon González, Blanca Suárez, Julián López, José Sacristán, Miki Esparbé, Úrsula Corberó, Malena Alterio, Javier Cámara, Carmen Machi
Distribuidora:
Warner


Con mayor o menor acierto, Nacho G. Velilla se ha movido como pez en el agua dentro del género cómico, como demuestran todos sus trabajos. Quizá muchos no lo sepáis, pero el fue el alma mater de la prolífica serie 7 vidas (y su spin-off, Aída). Desde entonces, Velilla suele contar en sus proyectos con el versátil Javier Cámara. El actor riojano protagonizó su debut cinematográfico Fuera de carta y también su segundo largometraje, Que se mueran los feos, ambas un éxito de público. En Perdiendo el norte, Velilla vuelve a contar con Cámara, esta vez en un pequeño papel donde el riojano no es capaz de brillar (¿quizá por esa caracterización viejales yel rol trillado que le ha tocado?). En cambio, el director sí le saca partido a la excelente química de sus dos jóvenes protagonistas, Yon González y Blanca Suárez.

Pero vayamos por partes. La historia nos es muy familiar. Dos chicos cerca de la treintena con carreras, másters y otros títulos, pertenecientes a la “generación más preparada de la historia” son incapaces de encontrar un trabajo cualificado en España. Tras ver por televisión un programa sobre españoles triunfadores en otros países, deciden emigrar a Alemania, un país que seguro necesita de ellos. La realidad, al llegar allí, les golpea como un martillo en la cabeza: sin conocer el idioma, es harto imposible colocarse. Así, acaban trabajando en un restaurante de comida rápida, aquello que tanto detestaban en España.


Yon González y Julián López dan vida a esos dos jóvenes con ganas de comerse el mundo pero que se ven engullidos por la precaria situación laboral. La película nos narra, en tono de comedia, cómo sobreviven en Alemania junto con otros españoles. Entre ellos, la co-propietaria del bar (Malena Alterio), sus compañeros de piso Carla (Blanca Suárez) y Rafa, el hermano colgado de ésta (Miki Esparbé) y un vecino anciano (José Sacristán) que observa con cínica amargura cómo la historia se repite cuarenta años después de que él también tuviera que emigrar a esa tierra.

Perdiendo el norte se centra en ese pequeño núcleo y en las relaciones humanas establecidas entre todos. Velilla, también guionista de la cinta, aprovecha la situación para comprometer a sus personajes y crear tensiones entre ellos, a parte de los evidentes chistes sobre los tópicos que los españoles tienen sobre los alemanes. La comedia, como ya ocurría en Fuera de carta, queda reducida a hiperbolizar situaciones “cotidianas” -y lo entrecomillamos porque, algunas, muy comunes tampoco son- de sus personajes. Uno mintiendo a sus padres (unos Carmen Machi y Javier Cámara pasados de rosca) sobre la buena posición laboral de la que goza a la vez que oculta a Carla su compromiso con una chica en España, hasta que deciden hacerle una visita. El otro haciendo lo posible por ganar dinero para pagarse las clases de alemán. Vamos, una comedia -romántica- de manual, con secundarios ridículos, cuya introducción, nudo y desenlace conocemos antes de entrar a la sala.


Como hemos apuntado en el primer párrafo, si algo salva de la quema a Perdiendo el norte es la asombrosa conexión entre sus dos jóvenes -y guapos- protagonistas. El progresivo enamoramiento de Yon y Blanca pasa por todas las fases tópicas en este género de películas desde el “te odio” a la reconciliación pero ambos interpretan con determinación y cierta gracia esos personajes arquetípicos con los que lidian. Consiguen transmitir simpatía y, teniendo en cuenta lo endeble del argumento, ya es algo.

4/10

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