Título original:
Calvary
Año:
2014
Fecha de estreno:
06 de Marzo de 2015
Duración:
106 min
País:
Irlanda
Director:
John Michael McDonagh
Reparto:
Brendan Gleeson, Kelly Reilly, Chris O'Dowd, Aidan Gillen, Domhnall Gleeson, David Wilmot, Dylan Moran, Marie-Josée Croze, Killian Scott, Isaach De Bankolé, M. Emmet Walsh
Distribuidora:
Fox
Desde luego, los hermanos
McDonagh han hecho gala de un humor ácido, negro y maravillosamente
malsano en las pocas películas que han hecho hasta el momento.
Martin nos trajo Escondidos en Brujas (de
la que hay un guiño en la película que nos ocupa) y Siete
psicópatas. John Michael McDonagh, por su parte, en 2011
dirigió El irlandés y ahora nos llega Calvary, quizás
la que más posea un toque reflexivo y serio, dentro del estilo
mencionado. Desde luego, hablamos de un humor tan característico que
podemos afirmar que no es para todos los gustos.
Este calvario que se
menciona en el título se refiere a nuestro protagonista, el padre
James, párroco de un pequeño pueblo en Easkey, en la costa
occidental de Irlanda. En un impactante preludio, el padre James
escucha atónico la confesión de uno de sus feligreses, que le
declara sus intenciones de matarlo dentro de siete días. Esto siete
días serán su particular Via crucis, donde deberá hacer las
paces consigo mismo, con sus vecinos y poner en orden sus asuntos.
Astutamente, en la película la voz confesora del principio no se
corresponde exactamente con la original del actor que ha sentenciado
a muerte a nuestro protagonista, sino que es otra persona imitando la
del ejecutor, abriendo así la posibilidad de un 'Cluedo' para el
espectador, que intente adivinar entre el reparto coral y
extravagante, quién es el que pretende atentar contra la vida del
buen sacerdote.
Pero la película no se
queda ahí, sino que va más allá. Mezclado con el distendido y
retorcido humor negro, se abre pie también a la reflexión moral que
asola al personaje de Brendan Gleeson.
En un pueblo donde cada
vecino está más alejado de la mano de Dios, el padre James
intentará lidiar con todos y cada uno de ellos para intentar
ayudarles. Desde luego, si la interpretación de Gleeson es lo más
destacado de la película, tampoco se puede desmerecer a todo el
elenco que conforman los habitantes del pueblo. Desde la mujer
promiscua, su amante, su marido, el millonario depresivo, el dueño
del bar en crisis, el doctor ateo, un asesino múltiple hasta su
propia hija, que se siente abandonada y acaba de intentar suicidarse
sin éxito. Cada uno tiene su momento de gloria dentro de la
película, y van formando los peldaños de esa escalera que desciende
hasta el final en la prometida playa que se menciona al principio.
Son personajes bien escogidos para representar distintos aspectos de
una sociedad tan actual como corrompida, donde el hombre bondadoso
(el cura) es una especie en extinción, arcaico y en desuso (como la
sotana que lleva) y a pesar de ello, deberá desde el pecado hasta la
virtud, es decir, El Perdón.
Quizás el conjunto no
fluya tan armonioso como nos gustase, pero sería injusto no verle las
virtudes a un relato tan pretencioso como agudo e ingenioso, apoyado,
por cierto, por una buena banda sonora de Patrick Cassidy y una
esplendorosa fotografía de Larry Smith (Sólo
Dios Perdona, Eyes Wide Shut), que aporta aire fresco
y novedoso a la cartelera. Como si cogiéramos Despertando a Ned,
le presentáramos a Yo, confieso vestido de Solo ante el
peligro y con el humor oscuro de Irvine Welsh, saldría algo
parecido a Calvary.
6,5/10
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