martes, 10 de marzo de 2015

Mis hijos. Crisis de identidad.


Título original:
Dancing Arabs
Año:
2014
Fecha de estreno:
13 de Marzo de 2015 
Duración:
103 min
País:
Israel
Director:
Eran Riklis
Reparto:
Tawfeek Barhom, Yael Abecassis, Michael Moshonov, Danielle Kitzis, Ali Suliman, Laetitia Eido, Marlene Bajali, Razi Gabareen, Norman Issa
Distribuidora:
Karma Films


Quizás, una de las caras menos conocidas, o a las que menos importancia se dan en un principio, de los conflictos entre potencias y su imperial e incesable lucha por la hegemonía sean los daños colaterales hacia sus conciudadanos. Éstos, ajenos a debates del parlamento, disputas políticas o guerras armadas, acaban sufriendo las consecuencias muchas veces, ya sea directa o indirectamente.
Enmarcados en esta ocasión en el conflicto árabe-israelí, Mis hijos nos cuenta la compleja convivencia del pueblo árabe y el judío en el Israel previo a los 90. En concreto, centra su mirada en un joven palestino-israelí llamado Eyad, que vive en la ciudad de Tira. De gran inteligencia, el joven es admitido en la mejor escuela de Jerusalén, en territorio judío. Esto le hará plantearse muchas cuestiones a Eyad, sobre todo de identidad.


Uno de los puntos fuertes de la película de Eran Riklis (Los limoneros, El viaje del director de Recursos Humanos) es reducir un conflicto tan complicado a algo más sencillo: un contraste cultural. No se posiciona, pero se muestra implacable ante la injusticia que rodea a nuestro protagonista. Se agradece también ciertos toques de humor (muy fellinianos, por cierto) para quitar hierro al asunto, y la introducción de un tema secundario como sería la parálisis de Yonathan.
Dancing Arabs es la novela autobiográfica de Sayed Kashua en la que se basa la película, y también es el título original de la película, con muy poco parecido al título traducido en España y que poco sentido le veo (supongo que va en referencia al personaje de Edna, pero al no ser ella la protagonista, queda un tanto ambiguo y contradictorio). La película empieza ligera, con esos toques de humor que comentaba, y poco a como se va volviendo más seria según va entrando en materia. Para que esta transición surta efecto tenemos a Tawfeek Barhom, actor que encarna a Eyad, el protagonista, que consigue internacionalizar el drama para que el espectador neutro al conflicto pueda asociarse de alguna manera con la historia. El conflicto de identidad de Eyad es fácilmente extrapolable y su relación con Naomi (interpretada por la hermosa Danielle Kitzis) y con Yonathan abren las puertas a entender la historia desde varias perspectivas, sobre todo esta última historia y la relación con Edna, la madre de Yonathan.

Al final, árabe, judío, oriental u occidental, Eyad acaba teniendo los mismos problemas que cualquier persona en cualquier rincón del mundo y a los que se enfrenta llegado a cierta edad, cuestionándose su propia identidad y cómo encajar en el mundo con el que le ha tocado lidiar. Su relación con Naomi (judía) está mal vista, y sus rasgos árabes le harán blanco fácil para el acoso escolar, pero más allá de todo ello, Eyad deberá tener claro qué camino quiere seguir en la vida y aprender a renunciar a ciertas cosas por ello.
Una película atractiva y recomendable, tanto por lo que cuenta por cómo lo cuenta, que aporta la mezcla justa entre comedia, drama, inteligencia y emotividad en un relato cercano y muy humano.

7/10

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