Nerve
Año:
2016
Fecha de estreno:
12 de agosto de 2016
Duración:
96 min
País:
Estados Unidos
Director:
Henry Joost, Ariel Schulman
Reparto:
Emma Roberts, Dave Franco, Juliette Lewis, Samira Wiley, Emily Meade, Marc John Jefferies, Jonny Beauchamp, Miles Heizer
Distribuidora:
eOne
Henry
Joost y Ariel Schulman se dieron a conocer con el documental Catfish,
un proyecto donde ya exponían
alguno de los peligros de Internet. Especialista en el ámbito
cibernético y sus consecuencias, ahora se han enfrascado en la
adaptación cinematográfica de la novela juvenil Nerve de
Jeanne Ryan. Un producto destinado a un público objetivo juvenil con
trasfondo crítico detrás con la cultura tecnológica y el control
que Internet ejerce sobre nuestras vidas sin apenas darnos cuenta. La
historia se centra en los adolescentes, quienes suponen el estrato
social más vulnerable (junto a los niños) a las amenazas de
Internet. En este caso, un juego online llamado Nerve está causando
furor entre los más jóvenes. Algunos se registran como jugadores
para ganar dinero y fama mientras aceptan los retos de los
observadores, quienes pagan y deciden qué deben hacer. La
protagonista es Vee (Emma Roberts), una pre-universitaria tímida,
estudiante aplicada y algo asocial que se mete en el juego como un
modo de demostrar que también puede ser guay y saltarse las normas
establecidas.
El
nivel de riesgo de las pruebas va subiendo hasta niveles realmente
peligrosos, desembocando en un final extravagante, salido de un mundo
distópico más propio de producciones de ciencia ficción (broma
incluida con el universo apocalíptico de Mad Max).
Y todo esto grabado en directo a través de los smartphones
de participantes y observadores, amantes de las emociones fuertes e
invocadores del fantasma de la muerte. Nerve
trata de poner el dedo en la llaga en cómo utilizar un medio con
tantas posibilidades como Internet. El uso, en este caso, filtrea con
la legalidad gracias al anonimato de la red para los observdarores,
como si eso les otorgara la protección suficiente para desfasar,
como si el anonimato les eximiera de la culpa. Nerve
plantea hasta dónde uno es
responsable de sus acciones y dónde pone sus límites cada uno.
No se trata de un Gran Hermano
descomunal. Nerve incorpora
elementos complejos comprensibles dentro de la mentalidad de la
sociedad contemporánea donde el morbo, la fama, la adrenalina y el
ansia de reconocimiento se establecen como complementos de la vida
diaria. Las redes sociales, o más bien el uso descontrolado de las
mismas, se ha convertido en una herramienta peligrosa por todo lo que
implica su alcance global y la posibilidad de compartir tu
privacidad, a priori, voluntariamente. Porque exponer tus datos
privados en Internet permite que tu vida sea conocida con cierto
descontrol. Como pasa en Nerve, el
servidor del juego recoge todo lo relacionado con el jugador para
usarlo a favor/ en contra de él mientras una red de depravados
voyeurs controlan el juego y pagan por verlos sufrir. Para qué
engañarnos, el componente de visión y, en este caso participación,
exterior casi siempre implica dificultades añadidas para el
observado. Los observadores complican, putean y establecen unas
circunstancias cuasi insalvables para los participantes en aras de la
diversión.
Todo
ese dominio se critica en Nerve
como un manejo negativo de Internet al caer en manos malévolas y
aprovecharse de las ganas de dinero y notoriedad de la gente joven
(véase Instagram). Son los adolescentes principalmente el mundo
retratado en esta película, el estracto social con más tendencia a
dejarse influir por su entorno y las modas. Todo el rollo juvenil
influye el estilo visual moderno y frenéitco que Joost y Schulman
confieren a su película. Un ritmo enérgico basado en un montaje
dinámico con una estructura sencilla pero efectiva cuyo aspecto
visual destaca entre tantas luces de neón y colores chillones en el
ámbito urbano de Nueva York que se erige como escenario de lujo para
el juego. El punto de vista cobra gran importancia, apostando por la
visceralidad de los vídeos DIY, esto es, como si los estuviera
grabando el personaje mismo, con esa sensación de planos aberrantes,
cercanos y claustrofóbicos.
Sus
protagonistas, Dave Franco y Emma Roberts transmiten una fuerte
química cuando comparten escenas (que no son pocas) y él incluso
hereda -o clona- el carisma de su hermano. Eso sí, la película
resbala con el trasfondo dramático impostado para los personajes,
ejemplificado en la figura del hermano fallecido de Vee o en el
pasado desconocido de Ian (Franco). En su conjunto, Nerve
resulta muy entretenida y
divertida durante su metraje, con los vertigionosos retos, sobre todo
si dejamos de lado las consideraciones morales implícitas. Está
claro que a pesar de su carácter evasivo contiene un mensaje potente
criticando el poder de los dispositivos conectados a la red; algo más
patente en el tramo final de la película, cuando ésta se vuelve más
convencional y concluye con un remate decepcionante e inverosímil
aunque coherente con su crítica.
7/10
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