Título original:
Þrestir (Sparrows)
Año:
2015
Fecha de estreno:
09 de Septiembre de 2016
Duración:
99 min
País:
Islandia
Director:
Rúnar Rúnarsson
Reparto:
Atli Oskar Fjalarsson, Ingvar Eggert Sigurðsson, Kristbjörg Kjeld, Rade Serbedzija
Distribuidora:
Surtsey Films
Rúnar Rúnarsson es un
director islandés que se presentó al mundo con bastante éxito con
sus cortometrajes The last farm, Anna y Two birds,
que cosecharon grandes premios. Tras su debut en el largometraje con
Volcán, en la que en cierta manera seguía moralmente la
historia de su primer largometraje (por el que optó al Oscar), ahora
con Sparrows (Gorriones) coge su cortometraje Two birds,
para darle un contexto y una historia a la tan impactante historia
que allí ocurría.
No voy a contar qué
sucedía en Two birds, porque es exactamente el final de
Sparrows, por lo que para los
que no lo conozcan (que será supongo la mayoría), la sorpresa será
mayor. Realmente yo he visto el cortometraje después de ver la
película, para documentarme antes de hacer la crítica, y para lo
que me ha servido es para fundamentar y reafirmar mis primeras
impresiones tras ver este segundo trabajo en el largometraje de
Rúnarsson. La fuerza de la película precisamente radica en ese
final, que es como la eclosión de todo un prólogo un tanto
descafeinado, rudimentario y un tanto lento. Además, aquí el final,
al contrario que en el cortometraje, goza de un epílogo que quizás
corta las alas de un final abierto y libre de interpretaciones como
bien era en el caso de Two birds,
que, dicho sea de paso, era gran parte del atractivo de aquel
trabajo.
En
Sparrows tenemos a
Ari, un chaval de 16 años con padres divorciados y que tras vivir
una temporada con su madre, por causas del trabajo de ésta, es
enviado a vivir con su padre (con el que desde entonces no ha tenido
relación) a un pequeño pueblo de los fiordos occidentales. Y la
película se centra más en esta relación paternofilial, dejando
como subtrama la relación con su amiga de la infancia, Lara, que es
precisamente la que cobra fuerza en la recta final, y la única
historia del cortometraje del que nace la película. Es quizás la
introducción de la historia del padre y su protagonismo la que resta
motivación a la película, porque el padre de Ari no es un personaje
ni muy carismático (todo lo contrario más bien) ni muy bien
dibujado (goza de bastantes tópicos), lo que como espectador hace
que el devenir Ari y su readaptación a su pueblo de la infancia vaya
perdiendo fuerza a medida que la película evoluciona. Es entonces
que, cuando la escena clave, nos pilla a contrapié y poco
implicados, perdiendo fuerza aunque sin dejar de impactar, cosa que
no pasaba en el cortometraje de 15 minutos, con la historia más
centrada, yendo al grano y con la suficiente ambigüedad para llenar
nuestra cabeza de dudas y preguntas sobre los personajes y su futuro
devenir.
Como
curiosidad, el protagonista es en ambos casos el actor Atli Oskar
Fjalarsson, por lo que en la película está más crecidito que en el
cortometraje, factor que, por otro lado, hace menos impactante la
historia (esto se entenderá si se vio el cortometraje). Mi
conclusión es sencilla tras lo comentado, si bien Sparrows
no es una mala película, carece de la fuerza y emoción que sí sabe
transmitir la historia de 15 minutos de 2008 de donde deriva todo.
Como si supiera dónde debe finalizar y a partir de ahí elaboro un
relleno, y no un punto de partida de donde vayan fluyendo
sentimientos que eclosionen en dicho final, que es lo que hace surgir
las emociones (el camino). Recomendaría ver Two birds
y, únicamente si se tiene curiosidad tras ésto, ver Sparrows
por tener más contexto, pero realmente es innecesario.
5/10
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