La Reconstrucción
Año:
2012
Fecha de estreno:
23 de Enero de 2015
Duración:
93 min
País:
Argentina
Director:
Juan Taratuto
Reparto:
Diego Peretti, Alfredo Casero, Claudia Fontán, Sandra Villani, Jorge Prado, Rafael Solano, Eugenia Aguilar
Distribuidora: 39 Escalones
Cuando uno habla de Juan Taratuto se arriesga a caer víctima
del error al que te pueden llevar las apariencias. El debut del director y
escritor nacido en Buenos Aires en 2004 con la comedia romántica “No sos vos
soy yo”, generó un boom tal que llegó incluso a que lo compararan con Woody
Allen, comparación no tan irrisoria como la de “Diablo” (Nicanor Loretti, 2011)
con Pulp Fiction, pero exagerada en toda regla.
Los siguientes proyectos de Taratuto apagaron la llama de la
euforia a su alrededor. En cuanto a crítica, el Woody Allen argentino fue
desapareciendo y convirtiéndose en el tipo que cada tanto aparecía con una
nueva película cuya fórmula similar a su primer éxito permitía asegurar una
buena audiencia y contar siempre con actores de renombre. Taratuto era mimado
por la industria porque daba réditos, pero sus películas perdían cierta calidad
al ser demasiado dependientes de la respuesta del público. La estética
demasiado cercana a los programas televisivos le daba un aura de familiaridad
con el público pero permitía que la crítica menospreciara lo que Taratuto
verdaderamente sabía hacer: la escritura. Y es que no costará encontrar pruebas
en su filmografía de lo bien que maneja Taratuto la comicidad en cada uno de sus diálogos.
Pero la idea de que Taratuto era mejor escritor que director
se vería seriamente cuestionada en 2012, cuando llegaba a los cines “La
Reconstrucción”, una de las sorpresas más agradables del año y no precisamente
porque resultara ser su mejor película sino porque era un golpe de timón absoluto
en la carrera del director, en la cual demostraba en un esforzado trabajo de
dirección que servía para mucho más que buenos chistes. En efecto, “La
Reconstrucción” no perdía un ápice de la comicidad característica del director,
pero le agregaba un contenido visual inédito, donde por primera vez la puesta
en escena se convertía en parte de esa comicidad y por supuesto del drama; pues
no hay que olvidar ante todo que “La Reconstrucción” es un drama, el primero en
su filmografía.
Repitiendo con Diego Peretti, su actor fetiche, “La
Reconstrucción” tendrá 30 minutos donde primará el silencio, diciendo adiós a
la verborrea característica de “No sos vos soy yo” y “Un Novio para mi Mujer”.
Es aquí donde veremos la solitaria presentación del personaje de Peretti (otro
que rompe sus costumbres habituales) entregando una memorable actuación que
requirió de una lograda entrega física. El deambular de Peretti por los
escenarios patagónicos recordará necesariamente al cine de Carlos Sorín, donde
el paisaje geográfico es un elemento clave en la definición del personaje, y
toda la película se verá claramente influenciada por el director de “Historia
Mínimas”.
Una vez transcurrido este primer tramo, Taratuto abandona la
cámara en mano y vuelve a su camino habitual: comienzan los diálogos cómicos
construidos con maestría y los travelings. Se le agregan una serie de gags
visuales cuya acertada puesta en escena permite tomarlos como una gran novedad
y aparecen los secundarios de peso en la trama, en especial el gran personaje de
Alfredo Casero, que servirá de punto de inflexión para que el argumento
evolucione lentamente hacia el drama y en especial hacia la tragedia.
Es aquí donde podemos reconocer claramente una tercera parte,
donde se empiezan a notar las falencias más graves del film. “La Reconstrucción”
sigue siendo un drama en que la industria pone fichas para el éxito y no puede
alejarse demasiado de lo convencional. Lo que pasará en cuarto de hora final de
la película, sin embargo, verdaderamente no tiene nombre, pues cualquiera que vea
este tramo suelto pensará en un telefilm de sobremesa particularmente
edulcorado (curiosamente spoileado en el tráiler). Nada en este trayecto final
recordará a la película que empezamos de ver.
Taratuto acaba siendo víctima de ambiciones que no se
condicen con el presupuesto que maneja. El resultado de no poder llevar ninguna
idea más allá lo empuja hacia un final apresurado y edulcorado, alejado de la
propuesta más intimista con la que inició para llevarlo más al terreno de la
autoayuda, un terreno a partir del cual construir un ”Happy Ending” que
sorprende por la falta de talento puesto en él.
Taratuto ha filmado su película más personal durante gran
parte del metraje y ha hecho valer la pena el tiempo invertido. El slogan de la película funciona también como experiencia del director, pues he aquí su oportunidad de empezar otra vez, de reconstruir el lugar que ocupa en la industria. El futuro del
cineasta demostrará si “La Reconstrucción” es un punto de inflexión o un
experimento aislado. La sensación de haberse quedado a medias es inevitable,
pero la promesa de un futuro más brillante nos obliga a poner el ojo en sus
futuros proyectos.
5/10
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