Angry Birds
Año:
2016
Fecha de estreno:
13 de Mayo de 2016
Duración:
97 min
País:
Estados Unidos
Director:
Clay Kaytis y Fergal Reilly
Reparto:
Animación
Distribuidora:
Sony Pictures
Las adaptaciones son el pan de
cada día de los seguidores de la actualidad cinematográfica. A las novelas y el
teatro se han ido uniendo -con menor fortuna- diversos medios narrativos como los
videojuegos. Cada día un brillante ejecutivo da luz verde a un proyecto que
levanta escepticismo porque se pone en duda si su salto al cine hará justicia a
la experiencia original. Y si los ejecutivos, al igual que el público al que
acechan para sacarle un par de billetes de la cartera, se pasan el día con el
móvil en la mano, no es de extrañar que las aplicaciones de este dispositivo
pasen de las cuatro pulgadas a la gran pantalla del cine. Si millones de
personas juegan en su móvil, ¿por qué no van a ir todos al cine? Obviamente si
la fórmula fuera tan sencilla los estudios se olvidarían de los superhéroes y dedicarían
todos sus esfuerzos a adaptar el agar.io o el Monument Valley. Algo que no hay
que descartar. Por ahora, Angry Birds ha sido la primera en sucumbir, y la
simpleza que hacía entretenido al juego se traslada previsiblemente a una
película demasiado pobre en el planteamiento.
Este conformismo se respira a lo
largo de toda la cinta. Lo cual provoca que el público objetivo de la película
se reduzca a la mínima edad posible. En vez de tomar el ejemplo de La LEGO película y buscar entretener a
cada persona que se siente en la butaca independientemente de su edad, Angry Birds rascará las risas de los
infantes que apenas alcanzan a ver la pantalla. Algo totalmente respetable,
pero que inmediatamente la vuelve intrascendente. La premisa de los cerdos
invasores no tiene nada de novedoso, una especie o sociedad que se ve amenazada
por otra y actúa es el conflicto más antiguo. Si no que venga Darwin y lo vea. Los
sucesos que envuelven a los pájaros protagonistas, que no tienen el suficiente
carisma como para sacar provecho de los gags físicos, llevan a justificar la
violencia como solución primera y única. Un gran valor que transmitir a esos
niños que pobres de sus padres como encuentren un tirachinas al salir del cine.
Un relato raquítico que se sostiene sobre los huecos huesos de algún que otro
personaje como Chuck, dotado de vida en buena parte por el fantástico doblaje
de José Mota, y su frenetismo que recuerda al Quicksilver de Evan Peters.
Puede que no sea acertado definir
como fracaso la película, ya que en ningún momento habrán querido complicarse.
Simplemente sacar la película lo antes posible para que el tirón de la aplicación
todavía sirviera de impulso. Esa es la cara más triste del cine, la
capitalizada. Todos sabemos que los engranajes de la industria solo funcionan
si hay miles de millones de dólares circulando, pero todavía quedamos algunos
románticos con la esperanza de que el entretenimiento rentable y la calidad
narrativa puedan ir de la mano. Angry
Birds funciona en la capa más superficial del cine, y en esa superficie
quedará varada para que se la lleve el soplo del viento u otra propuesta
similar en un par de semanas.
5,5/10
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