Eye in the sky
Año:
2015
Fecha de estreno:
13 de mayo de 2016
Duración:
102 min
País:
Reino Unido
Director:
Gavin Hood
Reparto:
Helen Mirren, Aaron Paul, Alan Rickman, Barkhad Abdi, Jeremy Northam, Iain Glen, Phoebe Fox, Kim Engelbrecht
Distribuidora:
eOne
Las guerras se han modernizado. Ahora
las batallas se pueden librar desde la comodidad
de un despacho. El seguimiento fílmico, el espionaje mediante drones, ha
cambiado la forma de entender los conflictos bélicos otorgando la
capacidad de la invisibilidad a las potencias capaces de invertir en
su desarrollo tecnológico. Una especie de Gran Hermano militar con
el que observar al enemigo. En este aspecto se centra el nuevo
trabajo del sudafricano Gavin Hood, Espías desde el cielo.
Como si estuvieran jugando un videojuego, un grupo de dirigentes
militares y políticos se encuentran con un dilema cuando su
operación de búsqueda de unos terroristas se torna en operación de
matar y aparece entonces la tesitura de decidir cómo bombardear la
zona para minimizar los daños.
Cuando una de las terroristas más
buscadas del mundo se pone por fin en el punto de mira, tras seis
años de persecución infructuosa, de la Coronel Powell (Helen
Mirren), esta aguarda el momento preciso para capturarla. A través
de sus cámaras-dron, observan con estupor cómo se preparan unos
chalecos explosivos por lo que su misión cambia a asesinar a los
terroristas. La casa donde están
dichos terroristas se sitúa en una zona plagada de civiles inocentes
y, en el radio de acción de la bomba militar, una pequeña niña
vendedora de pan corre un riesgo de morir muy alto por la onda
expansiva. En este punto, comienza una especie de guerra
interna dialéctica de toma de
decisiones por los posibles daños colaterales.
Espías desde el cielo
se percibe como un thriller (in)tenso donde los conflictos morales y
las explicaciones de los políticos y militares cobran una
importancia crucial en la trama porque hay muchos intereses en juego.
La cadena de decisiones presenta a los personajes sin juicios; cada
uno de ellos expone sus razones para bombardear o no la zona,
introduciendo varias posturas y opiniones contrarias. El motivo es
establecer una duda razonable. En este punto -y salvando las
distancias- podríamos comparar su nervio con el clásico Doce
hombres sin piedad donde un
jurado deliberaba sobre la inocencia de un imputado. Así pues, los
diálogos te introducen en la trama, como si el espectador fuera
partícipe de la toma de deciones creando conciencia y haciendo
pensar sobre las consecuencias.
Durante
toda la película, la niña adquiere una importancia matriz en la
historia, con doble subrayado dramático. Por un lado, su implicación
como daño colateral; por otro lado, la capacidad de empatizar con el
posible drama para su familia. Su posición en la historia matiza la
urgencia de la situación. Por eso, un agente local (Barkhad Abdi) intenta
fallidamente salvarla. En los despachos, todos dilucidan sobre las
connotaciones éticas de matar a una niña pero, a cambio, salvar a
centenares de civiles. Y no sólo eso, el espectador se da cuenta de
la dificultad de las decisiones cuando también otros temas legales
hacen su aparición, como la nacionalidad de los terroristas (aunque
estén convertidos al yihadismo extremo).
La
película te permite reflexionar sobre los horrores de una guerra a
todos los niveles: propagandístico, mediático y humano. Mediante la
llamada guerra de drones
y esa creciente informatización de la milicia, uno no puede evitar
sentirse voyeur a
distancia. Un ágil montaje combina las acciones, la mayoría a
tiempo real, y las localizaciones -varios continentes al unísono-
abriendo una panorámica reflexiva. Una película de acciones, sin
importar los pasados de los personajes a quienes vamos conocienco
según toman decisiones. Espías en el cielo
se trata de una película de terror, en el sentido más intrínseco y
cruel de la palabra, pero, aún así, hay tiempo para el contrapunto
humorístico de mano de Alan Rickman -y de un par de ministros
internacionales más- en su última actuación de carne y hueso,
quien alivia en una divertida escena con una muñeca la omnipresente
tensión.
7,5/10
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