Un homme idéal
Año:
2015
Fecha de estreno:
13 de mayo de 2016
Duración:
104 min
País:
Francia
Director:
Yann Gozlan
Reparto:
Pierre Niney, Ana Girardot, Ludovic Berthillot, Valeria Cavalli, Marc Barbé, André Marcon, Laurent Grévill, Thibault Vinçon
Distribuidora:
Karma
Eslabón a eslabón, nuestro frágil
protagonista va enlazando una cadena de engaños y ocultaciones con
un broche fatídico. El hombre perfecto,
segundo trabajo de Yann Gozlan ya alejado del terror, orbita en una
estructura pseudo-circular manteniendo un lujoso nivel de intriga
siempre acompañando a un torturado protagonista. Y este personaje
principal lo interpreta la estrella emergente del cine galo, el
apuesto Pierre Niney, flamante ganador del César el año pasado por
su mimetización en Yves Saint Laurent.
Niney, haciendo un juego fácil de palabras, resulta ser el hombre
perfecto para encarnar a un mentiroso destruido por sus propios
embustes, un hombre de apariencia aniñada, bonachona y confiable. Un
suplantador de identidades a la altura del Ripley de Alain Delon en A
pleno sol.
En El hombre
perfecto Niney encarna a Mathieu Vasseur, un empleado de
mudanzas, escritor frustrado en sus ratos libres. Un día encuentra
el manuscrito de un hombre fallecido. Se trata de un diario de guerra
pormenorizado al cual le ve un gran potencial literario. Harto de los
rechazos de las editoriales, decide apropiarse el texto plagiándolo
línea a línea. Se convierte en un éxito instantáneo. Su
best-seller le lleva a conseguir a la chica de sus sueños
(Ana Girardot) y un nivel de vida alto. Pero ese idílico plan no va
a durar para siempre.
La fatalidad
impregna la obra de Gozlan. Un absorbente comienzo a bordo del coche
del protagonista nos implica con su desesperación y nos hace temer
por su futuro. Un inmediato flashback nos sitúa en el
comienzo real de la historia, cuando Vasseur aún ansiaba ser un
escritor de renombre. Tras la usurpación del diario y los
pertinentes elogios a su obra, un flash-forward de tres años
nos inmiscuye en su actual e idílica vida, otra vez a bordo de un
coche. De vacaciones con la familia de su novia en un opulento pueblo
costero, Vasseur se enfrenta a los ecos de su pasado reciente.
Incapaz de escribir otra novela -no tiene talento-, se ve acosado por
la editorial -le han dado más de un adelanto- y por la presencia de
un chantajista que ha descubierto la mentira de su éxito. Vasseur
debe impedir que la verdad salga a la luz pues su noviazgo depende de
ese "engaño piadoso".
Estamos ante un
thriller de corte clásico y de gran tensión, por su estructura
elegante y bien dividida. La historia cuenta el ascenso y la caida a
la miseria de un hombre fagocitado por sus mentiras y las
imprevisibles consecuencias, acorralado, encerrado en su engaño y
conduciendo hacia la perdición. No en vano, su creciente suspense le
han hecho merecedora de comparativas con Hitchcock. Lentamente, el
protagonista pasa de la felicidad absoluta al caos, con ese impulso
irrefrenable por mantener su estatus social basado en un castillo de
naipes tambaleante ante el más mínimo soplido pero que debe
resguardar a toda costa.
El mayor acierto
está en el cásting del actor principal -porque los secundarios
apenas están desarrollados y actúan como comparsas- pues se hace
hincapié en su figura, viviendo sus hazañas en primera persona.
Este punto de vista favorece la empatía con el protagonista a pesar
de sus actos -supongo que también influye la cara de niño bueno de
Niney-. El espectador es consciente de su ausencia de maldad; sólo
se ve ahogado por la situación y acaba cometiendo crímenes
irracionales. El hombre perfecto parece seguir una estructura
circular -las apariencias engañan, como el propio Vasseur- con algún que
otra decisión de guión un tanto inverosímil, para caer en la misma
espiral que el protagonista, con un remate final maquiavélicamente sarcástico en
el destino de este hombre que acaba dejando un poso tremendo de
tristeza.
7/10
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