X-Men: Apocalypse
Año:
2016
Fecha de estreno:
20 de Mayo de 2016
Duración:
144 min
País:
Estados Unidos
Director:
Bryan Singer
Reparto:
James McAvoy, Michael Fassbender, Jennifer Lawrence, Oscar Isaac, Sophie Turner, Nicholas Hoult, Tye Sheridan, Evan Peters, Jodi Smit-McPhee, Alexandra Shipp
Distribuidora:
Fox
La creatividad no tiene por qué
ir ligada a la reinvención. No es necesario cuestionar las reglas del cine para
crear algo diferente y novedoso, aunque sea así como se regeneran las artes.
Pero sí que es exigible que cuando se cuenta con un poder económico megalómano
entre las manos, se aproveche de forma original, y que el objetivo no sea amortiguar los golpes con excesos de efectos especiales y personajes. Bryan
Singer no es precisamente un director renacentista, pero sí que nos ha regalado
detalles de puro esplendor, como con Sospechosos
habituales. Además de ser uno de los
pioneros en la vorágine de las franquicias heroicas. Pero en su cuarta incursión
en el mundo mutante (quinta en el de los superhéroes si contamos la infame Superman Returns), apenas se esfuerza
por mostrar algo que no nos haya enseñado ya. De hecho centra sus esfuerzos en
reiterar filias y fobias. Con X-Men:
Apocalipsis cierra la segunda trilogía de estos renovados personajes, y ha
cumplido de forma totalmente funcional, con una película que no levantará
pasiones extremas, pero que tampoco debería ser deplorada.
La espesa primera hora, que sirve
únicamente para poner las piezas en su sitio, lastra el impacto final de la
cinta. En esa excesivamente dilatada puesta a punto se componen los bandos y se
presenta a los futuros estandartes de la franquicia, pero no se presta atención
a una débil historia, impulsada por individualismos más o menos convincentes.
Por un lado, tenemos a los veteranos (Xavier, Magneto, Mística y Bestia), cuya
aportación a la película es indudablemente vital pero mucho menos relevante que
en las anteriores entregas. James McAvoy, Michael Fassbender, Jennifer Lawrence y Nicholas Hoult cada vez reciben menos atención para que las nuevas generaciones vayan cobrando el protagonismo. Pero el problema es que
nadie recoge ese testigo protagónico. Por muy coral que sea el reparto, para
que no se diluyan tantas tramas, deberían girar correctamente alrededor de uno
de los mutantes. Y ni los ya conocidos ni los re-conocidos toman esa
responsabilidad.
Por el otro lado, se encuentran
Scott Summers (nada de Cíclope todavía), Jean Grey y Rondador Nocturno,
encarnados por tres de los actores jóvenes más prometedores de Hollywood.
Singer les presta la atención justa para que estén involucrados en el
desarrollo del relato, pero no les permite evolucionar, conocerse y dejarnos conocerles
más a fondo. Tye Sheridan y Sophie Turner convencen con creces como los dos
primeros, y Kodi Smit-McPhee parece perfecto para el rol de Rondador. Mención
aparte merece el glorioso Quicksilver interpretado magistralmente por Evan
Peters (de nuevo con una secuencia que es una delicia para la vista y el oído).
Por lo que es una verdadera pena que estos aciertos de casting no se hayan
aprovechado mejor. La transición está asegurada, pero se les ha privado en exceso de entrar de forma más llamativa. Aunque no es tanto este bando el que hace que la película tarde
en arrancar, ya que es el equipo antagónico el que carga con el set completo de
clichés. Un villano sádico, todopoderoso e imbatible al 99%. Una maldad tan
extrema que ya aburre. Comparado con el Lex Luthor de Batman v Superman o el Barón Zemo de Civil War suena casi arcaico. Por lo que Singer también pierde la
oportunidad de sacar oro del talento de Oscar Isaac, que queda abandonado en la
sala de maquillaje. En cuanto al resto de sus jinetes apocalípticos (Ángel,
Psylocke y Tormenta, aparte de Magneto), no despiertan el más mínimo interés. Tres
personajes que no aportan más que un stormtrooper genérico.
En todo esto reside el problema.
En abrumar con tantos personajes y pequeñas tramas, envueltas en efectos
especiales correctamente ejecutados y ligados a los poderes de cada uno. Pero
no deja de ser una neblina, para que el espectador no se fije en un guión tan
fragmentado que cuesta comprarlo como conjunto. La gran ventaja con la que
contó Matthew Vaughn en X-Men: Primera
generación (a la que recurre Singer para justificar emociones que él es
incapaz de evocar) fue que el número de personajes era más abarcable, y supo sacarle partido a los más vitales. Singer
supo equilibrar la balanza de mutantes en la secuela, gracias en buena parte al
protagonismo de Lobezno, pero en la tercera entrega no ha logrado repartir el
tiempo en las zonas de interés. Sobre todo porque cuando hay dos bandos y uno
de ellos resulta tan casposo, se acaba la tensión de qué ocurrirá al final.
Todos sabemos en esencia cómo terminan las películas de superhéroes, lo
importante es el camino que lleva a ese desenlace. Y en este caso, como ya es
habitual en el género, hay tantos personajes ocupando ese sendero, que termina
por colapsar, dejando fragmentos espectaculares y llamativos durante la
explosión, pero muchas esquirlas prescindibles y estridentes que mellan una producción de la que
habría cabido esperar mucho más.
Tras ver X-Men: Apocalipsis queda claro que la franquicia necesita una nueva
mirada, ya que la de Singer está agotada (otra vez). Además sería necesario
apostar por historias más atrevidas, porque en este caso se repite lo que ya
vimos hace poco más de un año en Kingsman: Servicio secreto: una purga a los más débiles para que las elites
consoliden su poder. Las motivaciones de los villanos de ambas cintas son
diferentes, pero el objetivo era el mismo. Con la principal diferencia de que
el personaje de Samuel L. Jackson tenía un carisma tan abrumador que hace que
Apocalipsis suene a broma. Por lo que es necesario un lavado de cara de la
franquicia mutante, un equipo con nuevas y estimulantes ideas que sepa
aprovechar todo aquello positivo que deja la nueva trilogía, en la que X-Men: Apocalipsis se ha posicionado
como un eslabón más débil a la hora de entretener de manera continuada.
Menos mareas de personajes y más cine (y Evan Peters).
6/10
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