Título original:
El rey tuerto (El rei borni)
Año:
2016
Fecha de estreno:
20 de mayo de 2016
Duración:
87 min
País:
España
Director:
Marc Crehuet
Reparto:
Alain Hernández, Miki Esparbé, Betsy Túrnez, Ruth Llopis, Xesc Cabot
Distribuidora:
Alfa
Un punto de partida simple y efectivo
es el detonante de toda una sátira sobre la situación
socio-política y económica actual de El rey tuerto, opera
prima cinematográfica de Marc Crehuet que coge su obra teatral
homónima y la adapta a la gran pantalla, acompañado por el mismo
elenco. A través de un encuentro "casual" -una cena
organizada por unas chicas que hacía muchos años que no se veían-,
los dos hombres descubren que el uno -antodisturbios- dejó tuerto al
otro -activista. Lo que parecía un simple "choque" de
opiniones por las acciones pasadas de los ds hombres, va derivando
hacia la ya mentada crítica socio-económica.
La película no esconde nunca su
intención crítica. Se abre con una trivial conversación entre una
de las dos parejas. Se hablan pero no se escuchan mientras tienen de
fondo la televisión, estandarte del abotargamiento de las masas,
donde un político vomita sus discursos aleccionadores. Lidia y David
– así se llaman- son presentados como una pareja de un intelecto
reducido. No es casual el garrulismo de Lidia y David; representan
una facción del pueblo de nivel intelectual medio-bajo, estancados
en su comodidad, no educados en temas sociales, políticos y
económicos trascendentales, resultando unas marionetas del pueblo,
de los políticos que deciden por ellos sobre su bienestar sin ser
conscientes de la manipulación. Por eso, para Nacho y Sandra -la
otra pareja-, activistas comprometidos, les resulta muy fácil
influir en las opiniones de ellos, sobre todo de David, un
funcionario público dedicado a la "gestión de masas" y
muy voluble y deprimido por el cambio de actitud de Lidia que, en
cierto modo, ha abierto los ojos a una realidad latente: la de el
amor por la violencia de su marido.El rey tuerto
podría entenderse como una clase avanzada del crack
económico actual y sus
consecuencias para el ciudadano.
Como
concepción teatral, el esqueleto de la obra parte de la cercanía y
conexión con los actores. En las tablas, El rey tuerto
gozó de bastante éxito. Ese formato más cercano al público, por
la inmediatez y el dinamismo imprimido en los diálogos, se ve
coartado por la mirilla de unas cámaras que envuelven la acción y
se tiene que adaptar al medio, algo que consigue a medias. La idea es
interesante, no así la ejecución. Aunque Marc Crehuet tuviera en
mente obras como Un Dios salvaje
como inspiración, sus diálogos no llega a los niveles de acidez
requeridos. La adaptación al entorno cinematográfica se resiente,
constreñida por los parámetros del medio.
Y
aunque estamos ante una teórica comedia denunciante de injusticias y
propagadora de valores sociales, vira hacia la acción dramática,
coqueteando con un tono muy negro en los diálogos -acorde con la
iluminación oscura, que envuelve de sombras la película. Las risas
se buscan mediante chistes muy sobados, de inteligencia discutible y
de demasiado fácil comprensión. A eso se une la penosa vocalización
de alguno de los intérpretes y el histrionismo de otros. Los
personajes se convierten en caricaturas ridiculizadas ante lo que se
denuncia. Se fuerza la exageración para hacer reír pero, llevada al
abismo de lo grotesco, pierde todo ápice de credibilidad y, por
ende, capacidad para sonsacar risas. Destacamos algunos momentos de
David -Alain Hernández- quien, de cuya cabezonería y extremas
convinciones ideológicas -aunque cambie de chaqueta- nacen la mayor
parte de momentos cómicos del film, por sus nada medidas respuestas
para con la otra pareja.
4/10
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