martes, 25 de abril de 2017

Legion. El Caos al Poder





Han pasado un buen puñado de semanas desde que Legión, la ficción de Noah Hawley (creador de Fargo) sobre uno de los más poderosos mutantes de Marvel, puso fin a su primera temporada y por lo tanto ya ha comenzado ese proceso mediante el cual hablar de la serie se vuelve tema viejo. Sin embargo creo que vale la pena retomarla y analizar punto por punto lo que esta gran serie es y significa en el panorama de las ficciones sobre superhéroes, pues Legión viene a confirmarnos que no hace falta rechazar la esencia misma del cómic (como la reciente Iron Fist de Netflix), ni convertirse en una pedantería gigantesca e infumable (la Batman v Superman de Zack Snyder), ni realizar una oda a la violencia gratuita sazonado con pizcas de drama enlatado (la Logan de Mangold), para encontrar esos caminos alternativos a lo mainstream; a veces la puesta y el riesgo formal lo es todo y quienes trabajan en Legión lo han entendido a la perfección.

La esquizofrenia narrativa como recurso
David Heller es uno de los mutantes más poderosos del universo Marvel, un telépata con poderes tan inmensos que bien podrían destruir el planeta. En el marco de la conocida guerra que la humanidad desata contra estos temidos seres, un David inconsciente aún de sus habilidades se convierte un arma de la que ambos bandos intentarán hacerse para poner la balanza a su favor. Hasta aquí, bien podría ser el planteo inicial de una ficción de superhéroes del montón, con mucha acción y cosas vistosas de por medio para llenar las butacas del cine con familias ávidas de pasajeros entretenimientos. No es así, sin embargo, como Legión decide encarar su historia, ya que la dichosa guerra entre humanos y mutantes no llega nunca a verse en primer plano y actúa sólo a modo de fondo para desarrollar una mirada introspectiva hacia el propio héroe.



Quizá lo más original de la serie sea que, por la naturaleza esquizofrénica de los poderes de este particular personaje, la mirada introspectiva de la que hablábamos se vuelve literal, en el sentido que gran parte de la serie la pasaremos dentro de la cabeza de David y por lo tanto la narración se volverá tan caótica como lo es la memoria y el intelecto del mutante. Ya el piloto era toda una declaración de intenciones, en cuanto planteaba distintos niveles de realidad y nos dejaba totalmente desconcertados durante buena parte de su metraje, tratando de armar pieza a pieza el imposible puzzle que es la memoria de Heller.


Esto denota el enorme talento de productores y escritores que han sido capaces de entender cuáles son los elementos que el personaje ofrecía como novedad y los han sabido explotar a la perfección.



El minimalismo de la puesta y excentricidad de la acción
La naturaleza de los mutantes que se ponen en juego en esta serie, da para escenas de acción grandiosas que sólo una productora de cine importante podría pagar. Es el gran problema que todas las series de superhéroes están afrontando hoy en día y no logran solucionar, ofreciendo momentos de acción CGI demasiado falsos.



Legión es la primera serie que utiliza a su favor la puesta en escena para disimular la evidente falta de recursos de la que dispone y lo hace mediante un minimalismo que muchas veces pone la acción fuera de campo pero dentro de la perspectiva de los personajes en escena. De esta forma, uno de las más importantes explosiones de poder que el David tendrá en la serie será vivido por otros personajes a través de monitores, pero sosteniendo la tensión tal como si lo estuviésemos viendo frente a nuestros ojos. Y esto es sólo un ejemplo.

También, se van a tomar prestados todo tipo de recursos formales para que momentos filmados con simpleza tengan un impacto mayor en pantalla. El ejemplo más claro es cuando la mente de David se está volviendo particularmente terrorífica y la extraordinaria  Aubrey Plaza aparece con un look digno de película de Burton, al tiempo que la serie muta a película muda con intertítulos; y todo sin la más mínima vergüenza. Así de caótica es la mente de Heller, así de locos están Hawley y compañía.



El superhéroe y lo súper-heroico
Y si algún fan de los X-Men podía albergar alguna duda con respecto a la fidelidad a los cómics y al respeto que se le tendría al carácter aventurero/comiquero de las historias de David como el mutante Legión, creo que el gran plano secuencia con el que cierra el piloto despejó todas las dudas. Y es que lo más sorprendente de Legión, es que pese a que sus inquietudes formales y narrativas pasan por el costado de lo que habitualmente entendemos como ficción súper-heroica, sigue ofreciendo otras lecturas más sencillas que la emparentan con sus hermanas: el camino de autodescubrimiento del héroe, el entorno familiar complejo, la división maniquea entre héroes y villanos y la colección de mutantes con poderes llamativos (no tan vistosos pero todos muy imaginativos).



Legión es una serie de superhéroes en esencia y lejos de renegar de ello, Hawley abraza su mitología y encuentra las formas de retocar ese universo y mejorarlo de cara a la trasposición audiovisual. Mucho tendrán que hacer las futuras series sobre el tema para no quedar cojas en comparación. Legión y Marvel’s Agents of Shield ocupan cómodas el trono de reyes y reinas de las series basadas en cómics (sí, ya nos tocará hablar de los Agentes de Whedon).



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